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Necrológicas

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Necrológica de Juan Antonio Lacomba

El sábado 11 de febrero del 2017 falleció nuestro compañero Juan Antonio Lacomba Abellán, conspicuo historiador, a la edad de 78 años. Catedrático de Historia Económica por la Universidad de Málaga, había nacido en Cella (Valencia) en 1938. Personalmente tuve el privilegio de recibir sus enseñanzas y después de compartir con él años de docencia. Posteriormente, y hasta hace escasos meses, nos veíamos con asiduidad en actos del Ateneo de esta ciudad, del que fue fundador, y, en la actualidad, era Presidente de Honor sustituyendo al anterior rey Juan Carlos I. En la política tanteó con el Psoe y el partido andalucista, pero solo fueron ensayos sin trascendencia. Le tiraba más la docencia y la investigación y coordinó, a pesar de ser valenciano, una completísima y definitiva “Historia de Andalucía”, editada por Ágora en 1996, y escribió otros libros sobre esta región en la que estaba asentado como un andaluz más. Entre ellos hay que mencionar: “Cuatro textos políticos andaluces (1883-1933)” (1979),  “Blas Infante. La forja de un ideal andaluz” (1979), “Crecimiento y crisis de la economía malagueña” (1987), “Teoría y praxis del andalucismo” (1988) y “Regionalismo y autonomía en la Andalucía contemporánea [1835-19344]” (1988), así como varios más, hasta llegar a la veintena, de Historia Económica Nacional y otros asuntos. Pertenecía a la tendencia historiográfica moderna y a la escuela de Vicens Vives. Tuvo, además, mucha relación con Manuel Tuñón de Lara cuando estaba en el exilio y lo trajo para ofrecer una conferencia en Málaga, la primera que pronunció en España. Descanse en paz nuestro querido compañero y amigo.

Ricardo Hernández Diosdado

Presidente de Asprojuma

 

 

 

 

 

NECROLÓGICA DE CRISTINA BLASCO

Hoy es un día de duelo para los que formamos la gran familia de Asprojuma. Como la mayoría ya sabéis ayer falleció nuestra asociada y vocal Cristina Blasco. Hace escasas dos horas estuvimos algunos en la misa previa a la incineración.

Varios me habéis preguntado por las causas de su muerte, en cierta forma repentina. Hace mucho tiempo tuvo un cáncer de mama y había sido operada por ello. Le estaban haciendo unas pruebas hace unos días, cuando detectaron una metástasis invasiva y terminal. No vivió ni una semana más. Ha sido casi una muerte repentina, como lo fue la de Enrique Lavín, nuestro secretario anterior, no hace ni un año. Y las circunstancias del fallecimiento de este fueron muy semejantes. Parece que hay casos difíciles de detectar.

La noche pasada, estando en el tanatorio, alguien preguntó si se iba a suspender el acto de hoy. Respondí que no; primero porque ella no hubiera querido, pues era una apasionada de la poesía y asidua asistente a este acto, como también al musical, a las excursiones y a algún otro. Y en segundo lugar porque, de esta forma, podía efectuar una referencia en caliente a su figura humana y hacerla objeto del homenaje al que se había hecho acreedora por sus muchos méritos; los que voy a detallar en lo que sigue.

¿Quién era Cristina Blasco Vizcaíno?

Me  permitiréis que comience con algo personal. Cristina Blasco fue primero mi alumna y después compartimos muchos años de docencia en la Facultad de Económicas y una buena amistad, a pesar de estar en diferentes departamentos, pues nos veíamos con asiduidad y compartíamos tiempos y charlas sobre múltiples temas. Sé que nuestra amistad era sólida, porque, pasado el tiempo, y cuando fui elegido presidente de Asprojuma, le sugerí adherirse a esta asociación y no lo dudó ni un segundo. Y hace apenas dos meses, cuando se celebraron nuevas elecciones, la invité a ocupar una vocalía y tampoco me puso pegas ni condiciones.

Al poco de resultar elegidos tuvo la feliz idea, que ya estaba gestando, de crear el grupo de was ups de Asprojuma en el que poder compartir, los adheridos, las novedades más inmediatas de Asprojuma y los comentarios sobre los actos, independientemente de las notificaciones de correo. Ese grupo, fue el que ayer, nada más saber de su muerte, se inundó de mensajes de condolencia, pésame y resalte de sus muchas cualidades como persona y amiga. Un grupo de la que ella era la administradora principal, junto a Antonio Porras y yo mismo. Y que ahora seguiremos administrando ambos para ir incorporando a los que lo deseen. Un grupo que se denomina was up de Asprojuma, y que, en su honor, a partir de ahora se denominará grupo de was up de Asprojuma Cristina Blasco, para que, cuando introduzcamos en él algún mensaje, podamos recordarla con cariño.

Me han hecho otra pregunta hace un rato: ¿quién va a ocupar la vocalía que ha quedado vacante? Mi respuesta es que va quedar sin ser ocupada hasta nuevas elecciones, como otro homenaje a Cristina. Estatutariamente puedo hacerlo.  

Cristina Blasco era, además, una figura humana singular, de una cultura firme y extensa, gran y excelente pintora, cuya obra está expuesta permanentemente en un piso de la Alameda, y que cultivaba otras muchas aficiones culturales, como esta de la poesía. Y es que Asprojuma es, sobre todo, una asociación cultural. Independientemente de que los que la formamos seamos asociados, miembros cooperantes o simpatizantes, nos une, aparte de una amistad, en muchos casos sólida e intensa, una dedicación compartida a los asuntos culturales más diversos. Unos por dedicación docente en nuestra vida laboral en la universidad, otros también por docencia en diversas instituciones, algunos por sus profesiones, todos los que formamos esta familia estamos guiados por afanes culturales en mayor o menor medida. Cuando estaba estudiando el bachillerato me topé con la que, estimo, es la mejor definición de cultura, y que nunca he olvidado: Cultura es el conjunto de conocimientos que vamos adquiriendo y que, una vez sedimentados, nos permiten enfrentarnos con la vida y con la muerte. Con esa muerte que tal vez la cultura nos permite no temer demasiado, en especial a los que ya tenemos una edad avanzada, y en esta asociación somos los más: no hay adolescentes aquí, ni siquiera entre los simpatizantes.

Esa muerte que nos acecha en cualquier oscuro recodo de nuestro caminar vital y que forma parte de la propia vida, que es una parte definitiva de ella, su culmen. Todos esperamos dar vuelta a esa esquina cuanto más tarde mejor, pero no creo que haya muchos a los que les asuste en demasía ese giro, ya que la mayoría hemos cubierto nuestro ciclo vital sin haber hecho daño excesivo al prójimo y dando a la sociedad cuanto de nosotros se podía esperar, que es suficiente para estar satisfecho de lo vivido.

Y esa era la actitud de Cristina, estoy seguro, pues, aunque no fuera un tema del que habláramos en nuestras charlas, que yo recuerde, sí me consta que ella había recorrido su senda con rigor humano y con dedicación plena a su trabajo y a sus aficiones culturales. Desde hacía un tiempo también a las actividades de esta asociación, que tiene solamente actos culturales, pues hasta los más lúdicos, como las comidas y cenas, están impregnados de la faceta cultural gastronómica, y las excursiones unen a los aspectos artísticos e históricos de las ciudades, también la gastronomía autóctona. Cristina participaba con nosotros estando integrada en nuestro mundo, y era, sobre todo y ante todo, una persona cabal y preocupada por los asuntos de esta asociación.

Durante el periodo de mi presidencia, con ella son seis los fallecidos entre los componentes. Parecerá una paradoja, pero nunca he pedido un minuto de silencio como homenaje y respeto en ninguno de estos casos. Y no lo voy a hacer ahora tampoco, tal vez porque el morir es algo, como ya dije, natural. Es el colofón de nuestras vidas. Solo una vez salí de la norma y fue como consecuencia de un acto antinatural, que tenía a todo el país consternado. Me refiero al asesinato alevoso de un niño, del niño Gabriel en Almería, por la amante de su padre.

No pediré un minuto de silencio en homenaje a Cristina, pero sí os voy a solicitar algo diferente: que os acordéis de ella de vez en cuando, por ejemplo al utilizar el was up colectivo, o en otras muchas ocasiones, y a los que sean creyentes y/o religiosos, que recen una oración por su alma. Y a todos los presentes, que, como premio a su vida de dedicación a los demás en la docencia, y tras ella, le ofrezcamos junto al deseo de que descanse en paz, un fuerte, apretado y cariñoso aplauso.

 

Muchas gracias por vuestra atención. Descanse en paz Cristina Blasco Vizcaíno

 

Ricardo Hernández Diosdado

Presidente de Asprojuma

 

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