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Ventana Virtual

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Han transcurrido algunos años. Del 14 de junio de 2004 a hoy, el tiempo ha seguido su curso inexorable. Dicho así­, y considerado dí­a a dí­a, "pespunte a pespunte", parece muy largo, pero gracias a que nuestro ritmo vital se va "ralentizando", al volver la vista atrás, más de uno nos diremos: "si parece que fue ayer".

Y es cierto, era "ayer" cuando gracias al intento de unos cuantos, casi de repente, irrumpió ASPROJUMA. Esforzados paladines del proyecto fueron los profesores Del Amo Calvo, Requena Rodrí­guez, Aguirre Sádaba y un etc. al que fuimos agregándonos los demás. Hoy dí­a ASPROJUMA es una realidad que, con esta ventana, se ofrece a la sociedad con el firme propósito de mostrar nuestro cotidiano quehacer y avatares. Una página abierta a colaboraciones y sugerencias que, en su momento, puedan plasmarse en realidades. Se han alcanzado no pocos logros, pero faltan muchos más por conseguir.

ASPROJUMA puede caminar pausadamente, pero en modo alguno quedará "estancada". Los actuales miembros de la Asociación somos los "seniors", los primeros jubilados de la UMA; quienes procedentes de otras universidades o centros de nivel superior de Málaga, fuimos el germen de la naciente Universidad, ya en sus primeras facultades (Económicas y Medicina), ya en los Colegios Universitarios de Ciencias y Letras y, más adelante, en sus respectivas facultades. Hemos visto "nacer" a nuestra Universidad y, en la medida de nuestras posibilidades, la hemos ayudado a "crecer", pero vamos necesitando savia nueva. 

Por eso, desde aquí­, reiterando el ofrecimiento de nuestro presidente, invitamos a todos aquellos profesores que, por una u otra razón, deban abandonar su carrera docente y reúnan nuestros requisitos estatutarios, a que engrosen el colectivo de Profesores Jubilados de la Universidad de Málaga: "ASPROJUMA". 

Y ahora que está tan de moda reeditar los libros de texto que conformaron nuestra infancia y juventud, seamos "modernos"; entre todos nosotros se acumula un caudal de conocimientos en constante renovación que podemos proyectar en distintas direcciones para bien de la Sociedad. Emulemos, pues, el romance del Duero, de Gerardo Diego, y digamos nosotros también:

"Quién pudiera, como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso,
pero con distinta agua"

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