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Celebramos la Navidad

Antonio J. Hierro. Un sorteo de lotería el día 22 de diciembre, el “Gordo”, marca el inicio de una de las celebraciones más populares de la cultura española, las Navidades. Muchos españoles sienten su cercanía desde mediados de noviembre porque los escaparates de las tiendas empiezan a decorarse con adornos, belenes (una reproducción del nacimiento de Jesucristo en el portal de Belén) y árboles de Navidad. Además, todas las calles se iluminan con luces de colores, los supermercados se llenan con productos típicos de esta época, empezamos a escuchar por todas partes los primeros villancicos, y la televisión emite anuncios de juguetes, perfumes u otros regalos propios de estas fiestas.

Aunque se trata de una celebración de origen religioso, hoy en día significa muchas cosas más. Para algunos, un período de vacaciones y la oportunidad de reunirse con amigos y familiares a los que no se ve habitualmente; para otros, una semana de consumismo exagerado. En cualquier caso, pensemos en uno u otro sentido, el 24 de diciembre (Nochebuena) es el día más familiar. Nos reunimos en torno a una mesa llena de platos deliciosos: pescados, mariscos frescos y carnes como el pavo, el cochinillo o el cordero. Si hablamos de postres, los turrones, los roscos de vino, los mazapanes o los mantecados no faltan en una noche tan especial; los acompañaremos con cava, un vino espumoso elaborado al estilo del champán, y sidra. A medianoche las personas más religiosas suelen asistir en las iglesias o catedrales a la Misa del Gallo.

El 25 de diciembre (día de Navidad) continúan las comidas familiares y, siguiendo tradiciones de fuera de nuestro país, abrimos los regalos de Papá Noel. En Cataluña y Aragón el Tió de Nadal es el encargado de repartírselos a los más pequeños de la casa, y en el País Vasco o Navarra el Olentzaro u Olantzaro, un carbonero que vive en los montes vascos, baja hasta la ciudad para dejarles juguetes a los niños buenos y carbón a los malos.

Antes de la despedida del año, el 28 de diciembre, llega el Día de los Santos Inocentes. Su origen tiene que ver con un episodio bíblico relacionado con el Rey Herodes, pero el paso del tiempo lo ha convertido en una oportunidad para gastar bromas o “inocentadas” a los demás.

En Nochevieja, 31 de diciembre, nos despedimos del año “viejo” y recibimos al nuevo comiéndonos las doce uvas de la suerte, una por cada mes del año, con las campanadas del reloj de la Puerta del Sol de Madrid. Hay quien decide vivir este momento en familia, pero otros prefieren pasarlo con amigos, fuera de casa, de viaje, o en uno de los cientos de cotillones que se organizan por todo el país.

La tarde mágica del 5 de enero pone punto final a las fiestas navideñas. Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos, desfilan en sus camellos por todos los rincones del país ante la mirada ilusionada de miles de niños que esperan recibir al día siguiente los regalos que habían pedido en sus cartas.

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