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La afición española

Beatriz Pons. Los aficionados españoles somos apasionados, espontáneos, amigables y sufridores. Pero lo más importante es que hoy en día podemos decir que estamos muy orgullosos de los deportistas españoles de todas las disciplinas deportivas que existen.

Quién puede olvidar ese 11 de Julio de 2010 cuando en el minuto 116 Andrés Iniesta marcó el gol que le dio el primer mundial al equipo español. El país se paralizó en ese instante, las calles estaban desiertas y los españoles estábamos mirando atónitos cómo el balón que salía de los pies del delantero, atravesaba los pies del guardameta holandés y se clavaba en la red de la portería.

Esos segundos nos parecieron eternos pero cuando pudimos asimilar lo que estaba ocurriendo, estalló la emoción y las lágrimas de felicidad que inundaban el corazón de los aficionados españoles.

Sin embargo, no podemos decir que esta es la única hazaña de la que nos sentimos orgullosos. No podemos olvidar que en nuestro país tenemos al mejor deportista español de todos los tiempos: El gran Rafael Nadal.

Nadal se ha convertido en el mejor deportista de la historia y también el más laureado.

Cuando Rafael coge la raqueta empieza la magia y todo es posible en la cancha de tenis. Nadal golpea la pelota con su zurda de tal forma que rompe todas las leyes de la gravitación universal. Y puede darle la vuelta a un partido que todos dábamos por perdidos menos él porque tanto su juego como su cabeza hacen de él un jugador excepcional.

Tampoco podemos olvidar a nuestro equipo de baloncesto ya que ellos también nos han llevado al olimpo de los dioses con sus innumerables victorias. Entre dichas victorias hay que destacar el campeonato de Eurobasket de los años 2009 y 2011.

Y qué podemos decir de Miguel Indurain, pentacampeón del Tour de Francia. Indurain consiguió que los aficionados no pudiéramos ni pestañear cuando seguíamos sus carreras por televisión. Cada vez que el ciclista movía su pie en los pedales de la bici para seguir avanzando en la dura escalada, parecía que cada uno de nosotros sentíamos el mismo esfuerzo que él.

También tenemos que destacar las victorias en Fórmula 1 y en las diferentes categorías de motos que antes nos parecían impensables para el deporte español.

Por todo esto, la afición española debe tener la cabeza bien alta porque cuando ganamos, sabemos compartir nuestra alegría con los contrincantes. Y lo más importante, sabemos perder con elegancia y felicitar a nuestros rivales cuando lo merecen.