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¡Al rico campero malagueño!

Carlos J. Duarte. Dicen los antiguos que en la sencillez está el buen gusto y quizá esta norma sea el gran secreto del éxito de este bocadillo que nos sorprende una y otra vez, generación a generación, con una elaboración perfectamente simple; sus esenciales ingredientes básicos son un poco de jamón de York, queso, algo de lechuga, tomate y, cómo no, la chorreante y jugosa mahonesa que baña todo, aunque también se presenta en combinación con filetes, tortilla y todo un sin fin de delicias.

De esta composición original ha evolucionado hasta la variedad del campero de pollo o de atún de hoy, aunque también gustan mucho los de bacón o huevo, llegando a tener hasta 14 posibilidades como se siguen ofreciendo hoy en día en la calle Mendivil. Todo ello viene dentro del recién tostado mollete, una pieza fundamental para este montadito, un pan plano y de miga blanda cuyo posible origen se remonta a los panes ácimos hebreos, unos panes elaborados sin levadura y utilizados antiguamente para la celebración de la misa y que es muy popular en el sur de España y también por algunas zonas de Latinoamérica.

Hoy en día es una de las grandes señas de identidad gastronómica malagueñas, el campero. Se trata de un bocadillo que no tiene nada que envidiar al sin fin de pizzas, hamburguesas o kebab que se ofrecen a pie de calle y la verdad es que nadie se puede resistir a degustarlos después de una larga jornada de feria o en un descanso antes de las procesiones de nuestra Semana Santa.

Esta genial combinación surgió en la década de los 70 en la capital y se extendió como la pólvora por los menús y cartas de los establecimientos que surgían entonces como por ejemplo el ya mencionado “Los Paninis”, local que abrió sus puertas en 1977 en plena calle Victoria, ya cerrado actualmente. Muchos argumentan que fueron sus propietarios los que lo idearon, presentándolo relleno con algunos de los ingredientes que son la base de nuestra dieta mediterránea y logrando una asombrosa aceptación por parte de un público muy devoto.

Fueron muchos los que lo copiaron y lo ampliaron en un momento en que las grandes cadenas de comida rápida no habían llegado todavía a poblar las calles de nuestra ciudad y en el que los centros comerciales y los cines de entonces ofrecían un lugar de encuentro para los jóvenes. Por ejemplo, hoy tenemos por todos los barrios de la ciudad muchos lugares que ofrecen este plato estrella en sus mesas como son los ya clásicos “Burguer Mendivil” o “Mafalda”, así como “Burguer Mortadelo” o “Burguer Carpanta”, entre muchos más.

Te deseamos un buen apetito, que aproveche…


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