Varios estudiantes de la Universidad de Málaga se encuentran estos meses de julio y agosto en Perú y en Honduras trabajando sobre el terreno en dos proyectos pertenecientes al Programa UMA de Voluntariado Internacional en Cooperación para el Desarrollo, dependientes del Departamento de Farmacología y Pediatría de la Facultad de Medicina.

El proyecto de Perú se denomina ‘Virú’ –una palabra que procede de la denominación del país-, y se desarrolla en las ciudades de Piura y Tumbes. En él participan once personas, entre estudiantes, un médico de familia y residentes del SAS. De forma paralela, en Honduras se desarrolla el proyecto ‘Suyapa’ –nombre quechua- en el que trabajan 13 profesionales: nueve de ellos estudiantes, dos residentes de Pediatría, un pediatra y un oncólogo.

Ambos programas del Vicerrectorado de Internacionalización de la UMA dependen económicamente de la Agencia Andaluza de Cooperación. Los dos están destinados a mejorar las condiciones socio-sanitarias de la población, así como a promover la formación de las familias y la comunidad educativa, con el fin de prevenir la violencia, la malnutrición o el uso insalubre del agua, por poner algunos ejemplos.

Tal y como explica la profesora María Cabello, del Departamento de Farmacología y Pediatría de la Facultad de Medicina de la UMA, la importancia de estos trabajos radica en la garantía de la labor sobre el terreno y la colaboración con los profesionales del destino, de forma que “lo que allí se hace, allí se queda”. Es decir, no son proyectos puntuales de actuación concreta, sino que generan procesos de desarrollo en las áreas en las que se trabaja.

Los estudiantes hacen allí una estancia de dos meses con el fin de sembrar un proyecto de futuro. “La intención es que aprendan valores de solidaridad y generosidad y que reciban y desarrollen una formación humanista y humanitaria”, prosigue Cabello. Parte de las prácticas de la carrera las hacen en los países de destino, en julio y agosto. Los médicos y residentes que participan en los proyectos colaboran con los mismos en su mes de vacaciones.

Perú
El proyecto de Virú (Piura-Tumbes) se realiza en colaboración con el programa de Educación Rural Fe y Alegría del país de destino y su objetivo es “contribuir a mejorar integralmente las condiciones sociosanitarias de los niños y jóvenes de áreas desfavorecidas de Tambogrande (Piura) y comunidades rurales deprimidas, zonas de actuación de los centros educativos de Fe y Alegría y del centro de salud de Tambogrande.

Para ello, promueven la participación activa, la formación y la cooperación de los padres de los estudiantes, de la comunidad y de los agentes de promoción y salud de estas zonas. Además de la labor para promover  hábitos saludables, el trabajo de estos voluntarios también se enfoca a prevenir la violencia, la malnutrición y el cuidado de medidas básicas de higiene y uso salubre del agua.

Según consta en los datos estadísticos de esta zona geográfica de Perú, existe una situación deficitaria higiénico-sanitaria, sobre todo en las aguas. De hecho, en la provincia de Piura casi el 37 por ciento de la población no tiene acceso al agua de la red pública dentro de su vivienda, mientras que en las zonas rurales la población consume agua de canal o regadío, por lo que está expuesta a enfermedades gastroentéricas infecciosas y otras como el dengue o la malaria.

Honduras
Por lo que se refiere al proyecto de Honduras, su característica principal quizá sea su carácter multidisciplinar, ya que además de integrantes de la Facultad de Medicina también se encuentran sobre el terreno miembros de la Facultad de Derecho, Psicología y la ETSI de Telecomunicación. En este caso, la entidad colaborada de destino es la Fundación ACOES, del padre Patricio Larrosa.

El proyecto Suyapa, coordinado por la profesora Juan María Ledesma, está destinado a la creación y seguimiento de procesos de salud, educación, prevención y tecnologías aplicadas en zonas de alto riesgo de los suburbios de Tegucigalpa y en las zonas rurales más deprimidas de Honduras. Sus objetivos también se centran en la mejora integral de las condiciones socio-sanitarias de la población, si bien en esta ocasión las actuaciones también van encaminadas a la formación en derechos humanos para diagnosticar los efectos de la violencia y el riesgo de la implicación de adolescentes en maras u otro tipo de actuaciones delictivas. Asimismo, se intentan mejorar las infraestructuras formativas y el entorno de los centros educativos, con una formación tecnológica avanzada para la gestión eficiente de recursos naturales y de seguridad en los centros.

Según la descripción del proyecto, en la zona de intervención existe una situación deficitaria higiénico-sanitaria (insalubridad del agua y malnutrición), así como una realidad social marcada, entre otros aspectos, por una elevada tasa de analfabetismo y de violencia hacia los menores, especialmente entre las niñas y jóvenes de áreas desfavorecidas de Tegucigalpa, donde actúa la Fundación ACOES.

Para ello, los voluntarios llevan a cabo talleres sobre nutrición e higiene, revisiones sistemáticas de los niños, seminarios sobre el acceso al agua potable, talleres de convivencia en el aula y fuera de ella para abordar la resolución pacífica de conflictos, seminarios sobre la prevención de la delincuencia, la instalación de un aula de ordenadores y la creación de un campus virtual para cursos piloto.

Además del trabajo de campo que realizan en los destinos los voluntarios –estudiantes y profesionales-, la labor solidaria también sirve de caldo de cultivo para trabajos de fin de grado relacionados con el desarrollo integral, el estado nutricional de la población, la diversidad funcional en los niños desnutridos o las tecnologías de la comunicación, entre otras áreas temáticas.

La experiencia que desarrollan en los países de destino es grande, pero aún menor que el poso de profesionalidad y buen hacer que dejan en ellos.