El Claustro de la Universidad de Málaga acaba de recibir al Profesor Neugebauer como nuevo doctor honoris causa. Le hemos hecho entrega del birrete como símbolo de  sabiduría y del Libro de la Ciencia que le cumple enseñar, pero también de los guantes blancos, guantes que simbolizan la pureza que ha de conservar siempre nuestra actividad científica, en el laboratorio, en las aulas, en el ejercicio de la medicina.

El sentido del doctorado honoris causa es incorporar al Claustro a personalidades sobresalientes de la Ciencia y las Humanidades que aportan valor a nuestra sociedad. Recibir talento y ejemplo.

Mostrar un espejo en el que puedan mirarse quienes aquí enseñan, estudian e investigan. Hoy recibimos a uno de los elegidos. Reconocemos con este acto al investigador que ha puesto su trabajo al servicio de la sociedad para mejorar la eficacia y la eficiencia de la atención clínica. 

Reconocemos y valoramos quien ha trabajado con generosidad para hacer que esta Universidad sea mejor en la docencia y en la investigación de la cirugía, en la formación de nuestros estudiantes.

Pero me van a permitir que en este momento, y ante nuestro nuevo doctor honoris causa haga memoria, y reivindicación, de quien promovió este acto, del discípulo distinguido, de aquel que hoy, precisamente hoy, está en nuestra memoria y en nuestro corazón. 

El Dr. Manuel García Caballero ha sido el compañero necesario, quien ha trabajado con tesón, entrega y generosidad por hacer de la Universidad de Málaga una Universidad Pública de excelencia.

Un investigador nato, pionero de la cirugía laparoscópica, universitario brillante desde los valores éticos. La huella de los que se han ido siempre queda en nosotros, en los compañeros y en los discípulos, en las bases de una institución como la nuestra. Usted, Dr. Neugebauer también forma parte de esa huella, de ese trabajo, que juntos, los dos, han llevado adelante para ponerlo al servicio de la sociedad.

El profesor Neugebauer ha enseñado a los médicos asistenciales a ir más allá de su experiencia  y de sus habilidades clínicas, y aplicar los resultados de la investigación científica a la calidad de la práctica médica. Identificar lagunas de conocimiento,  formular preguntas clínicas bien estructuradas, buscar sistemática y eficientemente cuantas evidencias se dispongan, evaluar de forma crítica su calidad, y finalmente interpretar sus resultados y aplicar los hallazgos de la investigación en la toma de decisiones.

Nadie como un investigador universitario tiene la capacidad y la autoridad para abrir nuevos caminos, para establecer nuevos paradigmas. Paradigmas que mejoran la asistencia médica, que mejoran el servicio a la sociedad. Ese es uno de los grandes valores de la Universidad Pública, el valor del Conocimiento,  Conocimiento puesto al servicio de la Sociedad para hacerla mejor.

Para un universitario nada hay tan honroso como que se le reconozca haber creado escuela, haber marcado un camino para los investigadores del futuro y nuestro nuevo doctor Honoris Causa es un claro ejemplo de esto.

Hoy, el profesor  Neugebauer sigue siendo un referente obligado en la Academia. Pero sobre todo sigue siendo la demostración de que solo una vida dedicada a los demás merece la pena ser vivida. Una demostración de cómo convertir en nobleza la ambición de ser el mejor y a la vez seguir siendo humilde. 

Es también una demostración de fe  en la medicina pública en la que nunca deja de creer. Y con la Universidad Pública, como motor de la investigación de calidad. Ambas son herramientas esenciales de la justicia social y de la igualdad de oportunidades en dos campos tan sensibles en la sociedad como la Sanidad y la Educación. Hoy reconocemos también a un hombre comprometido. Con sus manos siempre tendidas hacia los otros.

Las manos de nuestro doctor honoris causa saben mucho de generosidad. Han sido numerosas las veces que las ha tendido hacia la Universidad de Málaga, la universidad pública que comparte sus valores éticos y que hoy le recibe orgullosa.

Yo también quiero destacar el significado de los ritos, como ha hecho el padrino, en un rito como el de hoy, un rito universitario fiel a la tradición, donde se conoce y se reconoce la inteligencia y el trabajo, el esfuerzo, el valor y la generosidad, pero también la memoria de los que no están.

Hoy, en esta feliz ocasión, las manos del Dr. García Sillero han servido para estrechar el abrazo de fraternidad con la que desde ahora es, aun más, su nueva casa en la Ciencia y en la amistad.

Doctor Edmund Neugebauer, sea usted cordialmente bienvenido al Claustro de la Universidad de Málaga.