Sean mis primeras palabras para agradecerles a todos ustedes su presencia en este acto y darles la más cordial bienvenida a la Universidad de Málaga para celebrar el comienzo de un nuevo curso, cumpliendo así con una tradición secular en la Universidad, con la que inauguramos oficialmente, también, un tiempo nuevo. Y digo bien: “un tiempo nuevo”. Este curso académico la Universidad de Salamanca celebra su Octavo centenario y ese centenario lo es también del Sistema Universitario Público Español, ocho siglos de enseñanza universitaria en nuestro país creando y transmitiendo conocimiento para hacer una sociedad mejor. Empezamos pues un nuevo ciclo en el que las universidades debemos reforzar nuestro papel en esta sociedad actual, tan cambiante y tan llena de incertidumbres.

Un tiempo nuevo porque afortunadamente es unánime la opinión de que abandonamos casi una década de crisis económica que nos ha traído desempleo, desigualdad social, pérdida de inversiones en educación e investigación. Quiero imaginar este tiempo nuevo lleno de ilusión y oportunidades porque las instituciones públicas, especialmente las universidades, que hemos sido de las más afectadas por las medidas de austeridad adoptadas durante la crisis, y en justa correspondencia al nivel de sacrificios soportado, debiéramos ser, también, las más compensadas en tiempos de bonanza. Después de haber sufrido las malas condiciones a las que nos hemos enfrentado en la Universidad Española en los últimos años esperamos que ahora la educación pública, la ciencia y el conocimiento vuelva a ocupar el lugar que le corresponde, y que éste sea el gran objetivo de los poderes públicos con competencias en materia universitaria: invertir en capital humano, en investigación e infraestructuras científicas y tecnológicas, para fortalecer la Universidad, que es también fortalecer la sociedad.

Señoras y señores:

Inauguramos este curso académico con la solemnidad propia del rito universitario, con la presencia del Rector Magnífico de la Universidad de Sevilla al que quiero agradecer, una vez más, el compromiso con nuestra universidad, y al que ofrezco nuestra lealtad en el trabajo conjunto para fortalecer y mejorar la formación de nuestros estudiantes. Y con la presencia del Rector Magnífico la Universidad Internacional de Andalucía al que aprovecho para felicitar públicamente por su reciente nombramiento, desearle los mejores éxitos, que lo serán de todos. Estoy seguro, querido rector, que con su empuje y con su trabajo, la Universidad Internacional de Andalucía se convertirá en una herramienta fundamental para fortalecer y mejorar la educación superior en Andalucía trabajando solidariamente con todas las universidades.

Inauguramos este curso académico en un centro emblemático de esta Universidad, en el salón de actos que comparten las Facultades de Ciencias de la Comunicación y de Turismo. Dos centros que gozan de gran prestigio y reconocimiento académico y social. Precisamente, la Facultad de Ciencias de la Comunicación cumple este curso 25 años desde su creación, 25 años de trabajo de calidad contribuyendo al prestigio de esta universidad. Aprovecho este acto para felicitar, y agradecer, al personal docente e investigador y al personal de administración y servicios que conforman este centro por su esfuerzo continuo en la formación de calidad.  Agradezco a los decanos de ambas Facultades, Dña. Inmaculada Postigo y D. Antonio Guevara, su generosidad para que este espléndido salón de actos luzca hoy como el foro de la Universidad de Málaga donde se reúne la academia y la sociedad a la que sirve.  Por ello, este acto inaugural es también una oportunidad para renovar el compromiso social de la Universidad, para reforzar nuestras alianzas con las principales instituciones y entidades públicas y privadas, para demostrar, en suma, nuestro compromiso con los ciudadanos de Málaga, de Andalucía, de España y del mundo, porque nuestra vocación de servicio público es también universal.

Permítanme, que personalice ese saludo, en primer lugar, en el consejero de Economía y Conocimiento, D. Antonio Ramírez de Arellano, que representa al gobierno de la Junta de Andalucía, al que quiero dar las gracias por su trabajo y su esfuerzo para mejorar el Sistema Universitario Andaluz.  Por aportar certidumbre a las universidades públicas andaluzas, por el trabajo coordinado y leal con todos los rectores y, especialmente, por las recientes medidas de bonificación de las matrículas a los estudiantes que hayan superado sus créditos en la primera convocatoria.  Medidas que reconocen el talento y el esfuerzo de los estudiantes y que igualan la educación superior al resto de servicios públicos básicos, como la sanidad o las etapas educativas preuniversitarias, que también son gratuitas. Con estas medidas, señor consejero, demuestra una vez más su compromiso, situando a las universidades andaluzas a la cabeza de las universidades españolas en solidaridad y cohesión social.

Y saludo también al presidente del Consejo Social de la Universidad de Málaga, D. Juan de Dios Mellado, porque se ha tomado con tanto celo su trabajo que su generosidad no puede ser compensada más que poniéndola en valor ante los ciudadanos y la sociedad malagueña, para que se sumen a la comunidad universitaria en el agradecimiento que le debemos profesar. Señor presidente, este Consejo Social ya no es sólo el elemento de interrelación entre la sociedad y la Universidad, sino el mejor embajador de la Universidad ante la sociedad y el principal impulsor de iniciativas culturales y proyectos sociales que priorizan la igualdad y la libertad como elementos identificativos. Le doy las gracias por ello, así como a todos los miembros que componen el Consejo Social de la Universidad de Málaga.

Quiero agradecer también a todas las autoridades, a los concejales y diputados presentes por su colaboración y por compartir proyectos que fortalecen a la ciudad y a la provincia, a los representantes institucionales, empresariales y sindicales su apoyo y empeño con nuestra universidad y reiterar una vez nuestro compromiso con todos para servir a la sociedad a la que nos debemos. Y concluyo este capítulo de reconocimientos dirigiéndome al profesor Doctor Luis Gómez Jacinto, Catedrático de Psicología Social de la Universidad de Málaga, por su magnífica disertación sobre “El Instinto de la Igualdad”. Una lección que es una invitación a la reflexión y un acto que deja patente su vocación universitaria y su sensibilidad social, y que representa en sí mismo el valor de las personas que trabajan cada día en esta institución para hacerla mejor. Gracias profesor Gómez Jacinto por compartir su conocimiento y por permitirnos conocer mejor el mundo que nos rodea.

Y finalmente, doy la más cordial bienvenida y deseo toda clase de éxitos personales, académicos y profesionales, al personal docente e investigador, al personal de administración y servicios, y a nuestros estudiantes, muy especialmente a los más de siete mil nuevos alumnos y alumnas que a partir de hoy forman parte de la familia universitaria. Bienvenidos a esta apasionante aventura de compartir la formación para vuestro futuro.

Nuestra misión es doble: por un lado, transmitirles conocimiento, formarles como personas con capacidad de desarrollar una carrera profesional con visión global y espíritu innovador, pero también, y con el mismo ahínco, formarles en valores humanos, enseñándoles el valor de la tolerancia y en la armonía social y cultural, tan necesarios en estos tiempos donde existen serias amenazas globales y regionales a la convivencia. Por ello todas las Universidades Públicas Andaluzas nos hemos adherido al Pacto por la Convivencia que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas que firmamos el pasado mes de agosto y que apuesta por el fortalecimiento de la sociedad civil frente al fenómeno de la radicalización en sus diferentes formas y por la colaboración en el diseño de una agenda común para reforzar la convivencia pacífica e inclusiva en España. Aprovecho también para tener un recuerdo emocionado de los universitarios y universitarias que alcanzaron la jubilación y para quienes nos dejaron para siempre. Su trabajo es un legado eterno que enorgullece a esta Universidad. Gracias a todos los que han contribuido a transformar la Universidad de Málaga, que es la segunda empresa de la provincia en número de trabajadores, pero la primera, en el desarrollo de ideas, en la formación de capacidades y en la construcción de proyectos de desarrollo y bienestar para Málaga. Una Universidad que quiere ser el eje del desarrollo urbano, tecnológico, económico y cultural de esta ciudad.  Queremos ser el caudal de conocimiento en torno al cual se desarrolle y crezca la nueva Málaga de la cultura, la tecnología, el desarrollo sostenible y el conocimiento.

Señoras y señores:

Me gustaría que este tiempo nuevo también fuera el tiempo de la ciencia, el tiempo de la Universidad. Durante estos últimos tiempos la crisis económica ha descapitalizado nuestras universidades y ha restado recursos afectando a la calidad del servicio que prestamos, circunstancia que hemos suplido con una gran dosis de esfuerzo, trabajo e imaginación, para hacer más con menos, porque el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior era ya un proceso imparable, que hemos construido con menos recursos, pero con más ilusión. Una disminución de recursos que en el caso de la investigación ha sido dramática, tanto a nivel estatal como a nivel autonómico. Una situación que está poniendo en peligro la capacidad de generación de conocimiento y la capacidad de su transferencia a la sociedad, lesionando la capacidad de desarrollo de nuestro entorno y un profundo desánimo en los investigadores. Quiero reivindicar, una vez más, la necesidad de aumentar la inversión en la I+D+i, única manera de que nuestro país afronte con mayor fortaleza y seguridad los retos a los que nos enfrentamos. En este sentido, consejero, es necesario que se pongan en marcha urgentemente y sin más dilación las convocatorias competitivas de proyectos de investigación pendientes de ejecutar en los últimos años. Ni nuestros investigadores, ni nuestras universidades, pueden seguir en esta situación de escasez de recursos para generar nuevo conocimiento. Porque es necesario impulsar de una forma decidida nuestra capacidad de investigación, desarrollo e innovación, porque nuestro futuro depende de nuestra capacidad de generar nuevos conocimientos y de aplicarlos para fortalecer y mejorar sociedad.

Y ya no quiero seguir insistiendo en hablar de cambio de modelo productivo, ni de las bondades de una sociedad basada en el conocimiento. Cualquiera puede comprobarlas mirando a los países de nuestro entorno que apuestan por sus Universidades. Quiero concentrar toda mi energía en defender una apuesta decidida por la Universidad y por la Ciencia, por la formación superior accesible a todas las personas con talento, por la Investigación y por la Innovación, porque se valorare a las universidades no sólo por su historia, su tamaño, o su posición en los rankings, sino además por su capacidad innovadora y emprendedora, por su capacidad de creación de riqueza en la sociedad a la que sirve.

Es cierto que no hay universidades españolas entre las 100 primeras del mundo, que hay que trabajar más y mejor para ubicarse en mejores posiciones, que hay que hacer un esfuerzo continuo en la calidad y en los resultados, pero también es cierto que las universidades públicas que conforman el Sistema Andaluz se ubican entre las 1000 mejores del mundo, entre ellas la nuestra. ¿Se imaginan ustedes, se imagina querido consejero, donde podríamos situarnos si la financiación fuera suficiente, si las políticas fueran estables, si soportáramos la deuda de las administraciones que dificultan nuestro desarrollo? Por eso insisto en que reclamar una apuesta de verdad por la inversión en la educación superior, más allá de las palabras, por eso insisto en la necesidad de un Pacto por la Educación que signifique la estabilidad de las políticas y de las inversiones. Un pacto de apoyo y desarrollo de la Educación Superior, un pacto, en el que, además, a las universidades se nos exija una mayor y mejor rendición de cuentas sobre nuestros resultados.

Y ahí quiero colocar a la Universidad de Málaga, entre las universidades más emprendedoras y con mayor capacidad innovadora, entre las instituciones académicas de educación superior que miran a las instituciones y a las empresas, a todos los sectores sociales, como colaboradores necesarios, como agentes activos del sistema de ciencia y tecnología, como partícipes en la conformación de la oferta académica universitaria, como aliados en un proceso de convergencia con Europa que tiene como objetivo transformar la sociedad para hacerla más justa y más igualitaria, pero no sólo en derechos, sino también en oportunidades.

A lo largo del pasado curso académico hemos dado pasos en el diseño de un nuevo modelo de Universidad, en forma diferente de trabajar. Hemos puesto en marcha un plan de promoción y fortalecimiento del Personal Docente e Investigador, a través del cual se han dotado todas las plazas de catedráticos y catedráticas pendientes en los últimos años, se han convocado más de 70 plazas para aquellos acreditados a Profesor Titular, y se ha diseñado una carrera docente e investigadora que se inicia con la incorporación como Profesor Ayudante Doctor, eliminando gradualmente pero de manera firme, la figura del Profesor Sustituto Interino, lo que supone el reconocimiento a un proceso de formación docente e investigadora. Quiero, además, mostrar mi compromiso con los acuerdos alcanzados a nivel regional para la consolidación de los Profesores Contratados Interinos y la definición de una carrera docente en las Universidades andaluzas.

Hemos aprobado un Plan de Organización de Recursos Humanos del Personal de Administración y Servicios, que es un plan integral, más allá de una simple relación de puestos de trabajo, que pone orden en la organización de este colectivo y en la prestación de sus servicios, creando una estructura con perspectivas de futuro que atienda a los nuevos modelos de funcionamiento de las universidades más modernas y mejorando la calidad de los puestos de trabajo. Del mismo modo hemos modificado las condiciones en que nuestros estudiantes desarrollan su trabajo en la universidad y hemos puesto en marcha un Plan de Empleabilidad para ayudar y facilitar la inserción laboral de nuestros egresados.

Todas estas medidas han sido fruto del trabajo y del consenso con todos los agentes implicados y quiero aprovechar este acto para agradecer públicamente en especial a los representantes de los sindicatos y de los alumnos su lealtad y compromiso en el trabajo que supone hacer una universidad mejor. A lo largo de este curso universitario nos esperan dos grandes retos. Por un lado, la reforma de nuestros Estatutos, proceso en el que estamos trabajando en este momento con los grupos claustrales, a los cuales quiero agradecer su trabajo. Los Estatutos son una herramienta fundamental para definir la estructura y el modelo de esta institución. Por otro lado, el Plan estratégico Institucional servirá para dirigir la política universitaria en los próximos años.

Desde aquí quiero convocar a la comunidad universitaria, al Consejo Social, a los agentes económicos y sociales y a las instituciones públicas y privadas a participar en este proceso de deliberación que conduzca a la Universidad de Málaga a elaborar un plan estratégico pionero, que transforme a la Universidad de Málaga en una institución moderna, abierta y de mayor calidad docente e investigadora, pero además emprendedora e innovadora, que deben ser nuestras señas de identidad.

La Universidad necesita mayor apoyo de los poderes públicos, nos sólo en la financiación que es importante para el diseño de nuevas políticas sino también en las estrategias, en la definición del modelo de servicio a la sociedad que es necesario en estos momentos. La Universidad necesita más recursos, más tecnología, más ciencia, pero también más filosofía y una visión más humanista del mundo, para formar hombres y mujeres libres, críticos y creativos, para mejorar nuestra convivencia en una sociedad plural amenazada por los fanatismos. Siempre he reivindicado el papel activo de la Universidad en la vida social. Estamos llamados y obligados a hacer una reflexión crítica en la construcción del tiempo presente y en el trazado del porvenir. Una reflexión que aporte argumentos a la sociedad para entender e interpretar las amenazas a las que estamos sometidos.

Hablar de la lucha contra el cambio climático o de la cultura de paz, construir respuestas contra la desigualdad, favorecer la integración del “otro”, no son cuestiones baladíes, ni exclusivamente retóricas. Están en la raíz de la democracia, del espíritu de la universidad pública y de la misma cultura europea. Dicho esto, puede sorprender la pérdida de interlocución de las universidades. En un momento donde la falta de diálogo nos enfrenta en nuestro país a situaciones dolorosas —me refiero a la cuestión de Cataluña—, se echa en falta la voz de las universidades, la reflexión basada en la razón y en la búsqueda de lo razonable, el análisis crítico, la aportación de los ingredientes que, desde la ciencia, buscan argumentos sólidos y permiten una prospectiva equilibrada y no sujeta a intereses. Desde este lugar quiero reafirmar el compromiso de la Universidad de Málaga, y del resto de las Universidades Públicas Andaluzas, en recuperar esa voz, el compromiso de recuperar el espacio de la reflexión y de la crítica, el compromiso de ocupar el espacio de la diferencia y de la convivencia, el espacio de la igualdad y de los derechos. Sólo así, con la Ciencia y la razón podremos definir el futuro que sólo pertenece a los que vivirán en él.

Bienvenidos a esta casa común de todos, de todos los que comparten el espíritu universitario, que hoy más que nunca es el espíritu de la solidaridad y de la tolerancia.