Cruzando el puente, la última exposición del curso 2017-18 en la Sala del Rectorado, recoge la propuesta artística de 10 estudiantes que terminaron en los últimos meses el grado en Bellas Artes tomando caminos distintos, en ocasiones, divergentes. A través de sus trabajos de fin de grado nos ofrecen la posibilidad de hacer diez incursiones alternativas por el territorio del arte contemporáneo. Las propuestas artísticas presentadas ofrecen puntos de vista variados, diferentes enfoques, técnicas diversas y conceptos alternativos y, en su conjunto, proporcionan una visión panorámica de las tendencias artísticas de la actualidad.

Alejandro González, Cristian Ruiz, Carmen Cebrián, Ricardo León, Lucía Pérez, Nailya Latypova, Vanessa Morata, Carmen Martín, José Javier Paniagua y Jennifer Simón, integran esta interesante muestra que se abre a la ciudad de Málaga. La exposición, que se puede visitar hasta el 31 de julio, está organizada conjuntamente por el Vicerrectorado de Cultura y Deportes y la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga y ha sido comisariada por Mar Cabezas y Blanca Machuca. La muestra ocupa toda la sala de exposiciones y parte del vestíbulo del Rectorado, espacio en el que se ha ubicado la propuesta de Jennifer Simón, quien presenta un TFG titulado Puppenhaus, una especie de casa de muñecas a escala natural. Con todos los elementos del trabajo -elaborados en cartón-, la autora nos ofrece una visión muy personal de un espacio familiar, a medio camino de lo idílico y la crítica de una sociedad consumista y un pelín falsaria.

Alejandro González invita a vaciar la mente para sentir los efectos que produce la vibración del color.  Es la propuesta artística, de las 10 expuestas, que más se ajusta al concepto clásico de la abstracción. Cristian Ruiz, en su trabajo Ein Brief, se cuestiona los límites entre el campo literario y el plástico mediante la experiencia de un personaje imaginario, el escritor Lord Chandos, y sus libros sin contenido verbal. Carmen Cebrián también mantiene en su propuesta una cierta relación entre las artes plásticas y la escritura…, en este caso concreto Carmen Cebrián se basa en unas palabras de María Zambrano “El sueño es la metáfora de un viaje que pide realidad” para proponer un trabajo compuesto por lienzos luminosos en los que plasma Oneiros, un lugar abierto al mar, un paisaje soñado por la artista.

Con Gift, de Ricardo León, volvemos a los trabajos en los que la escenografía es la protagonista. En este caso, el autor recrea un video club con constantes referencias a la estética de los años 80, una década que forma parte del imaginario estético y cultural de  buen parte de la sociedad actual, bien porque lo vivió de manera directa, bien porque lo ha revivido en medios audiovisuales. La propuesta de Ricardo León invita a que cada espectador active sus recuerdos y “cree su propia película de bajo coste”.

Las dos siguientes propuestas corresponden a trabajos elaborados en el campo de la video creación  y que, además tienen en común la referencia al concepto isla. Lucía Pérez, presenta un trabajo titulado Atrapada en la isla, que bascula en torno a un corto de animación y en el que la autora indaga en los miedos de la infancia vistos desde la perspectiva de una persona adulta. Nailya Latypova, por su parte, también indaga sobre los miedos, en este caso a la soledad y a la enfermedad, en su trabajo Isola, una propuesta en la que Nailya utiliza sus propias experiencias y sensaciones ante la enfermedad, para presentar un trabajo videográfico interactivo en el que el espectador puede viajar por lugares recónditos sin moverse del pupitre instalado frente a la pantalla.  

Fiesta de réquiem es el título elegido por Vanessa Morata para su trabajo; una propuesta de óleos y collages en los que la autora nos introduce en distintos tipos de fiesta, fundamentalmente funerarias, desde un punto de vista antropológico y una estética pop. El resultado final de esa mezcla de temática seria y tratamiento desenfadado es, cuando menos, desconcertante y bastante estimulante.

Carmen Martín presenta una instalación sonora (unos cantos de pájaros que nos acompañan durante la visita), una escultura y un foto libro para dar forma su TFG que lleva por título ¡Qué grande, que invisible, qué diminuto! Con su propuesta trata de recrear las emociones que se generan en un individuo cuando transita por un paisaje. Finalmente, Javier Paniagua presenta varias esculturas para invitarnos a recorrer y reconocer su barrio, Miraflores de los Ángeles (21-D), un espacio urbano saturado, pero que no para de recibir más vecinos.

 

Esta exposición es uno de los acontecimientos de este año para la Facultad de Bellas Artes y el Vicerrectorado de Cultura, pues supone el reto de unir en un mismo ámbito diez puntos de vista y diez maneras de afrontar el trabajo creativo de otros tantos artistas/alumnos que ya han cruzado el puente…, que ya han abandonado la orilla de la academia, del aprendizaje y se adentran por el territorio de la sociedad, del arte como oficio y fuente de creación.