La Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga celebró ayer una ceremonia con motivo del Patrón del centro, San Lucas, en la que se hizo entrega de distinciones a profesores y trabajadores jubilados en el curso 2018-19, así como a alumnos de Posgrado y Grado con trayectorias brillantes. La Medalla de Honor de este año ha recaído en el barítono Carlos Álvarez, que fuera alumno del centro y recientemente nombrado doctor honoris causa por la UMA.

El rector, José Ángel Narváez, presidió el acto, marcado por el sentido recuerdo al profesor Rafael Ruiz Cruces, fallecido hace tres semanas, y al que asistieron, entre otros, el ex rector José María Smith Agreda, varios ex decanos y numerosos integrantes de la historia pasada y presente de la Facultad.

Jubilados
En la ceremonia hubo lugar para el reconocimiento a personas que han aportado gran parte de su carrera al centro y que se han jubilado en este curso: Distinción de Honor para los profesores e investigadores con dedicación permanente Joaquín Fernández-Crehuet, José Manuel García Campos, Pilar Morata Losa, Eduardo de Teresa Galván, María Auxiliadora Villalobos Loriguillo y Lorenzo Zaragoza Contreras..

También se galardonó a miembros del colectivo Personal Docente e Investigador no Permanente: Diego Osorio Fernández, Miguel Such Martínez, Francisco Javier Villuendas Morales, María Victoria Mendiola Fernández, José Antonio Heras Pérez, María Victoria Hidalgo Sanjuán, Juan Miguel Rodrigo López, Guillermo Soler Marín, Agustín José Eslava Martín, Miguel Ángel Olalla Herrera, Pedro José Sesma Solís y Alberto Bueno Fernández.

En esta ceremonia se le otorgó asimismo una distinción a dos profesores: Inmaculada Bellido Estévez y José Miguel Pena Andreu.



Jesús Saldaña García fue el estudiante con mejor expediente académico de la 43 promoción, mientras que el doctor que ha obtenido la Mención del Premio Extraordinario de Doctorado ha sido Andrés González Jiménez, que no pudo acudir al acto.

El decano actual, Pablo Lara, dedicó unas palabras de agradecimiento a todos los que acudieron al acto de la Facultad de Medicina, en especial a los que otros años recibieron la Medalla de Honor: los exdecanos, el presidente del Colegio de Médicos y el del Colegio de Enfermería, el delegado de Salud y el gerente del Hospital Clínico, entre otros.

Anunció Pablo Lara que se le concederá la Medalla de Honor a título póstumo a Rafael Ruiz Cruces, al entender, como dijo en su discurso, que “en esta facultad lo importante son las personas”. En sus 44 años de vida, se han formado 6.000 médicos, 160 de los cuales pertenecen a la 43 promoción, graduada este mes de junio. Señaló el decano que la dificultad a la que se enfrenta el centro es el relevo generacional del profesorado permanente y vinculado y se felicitó por las sinergias académicas e investigadores que mantienen con institutos (IBIMA, por ejemplo), los laboratorios del CIMES y otras instituciones con las que se lleva a cabo una relación científica de excelencia.

Tras las palabras del decano, el profesor jubilado Eduardo de Teresa, ex jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Clínico, dio las pautas del Movimiento Hipocrático, basado en el humanismo de la Medicina. Según el catedrático, en muchas ocasiones los médicos se encuentran ante una auténtica cadena de producción debido al escaso tiempo para atender pacientes, las listas de espera y el encorsetamiento de los servicios. El resultado es la deshumanización de la práctica médica, un hecho “ante el que estamos obligados a actuar”.

Anécdotas de un alumno
El acto continuó con la entrega de la Medalla de Honor al barítono Carlos Álvarez, quien cursó hasta cuarto de Medicina en este centro de Málaga. Realmente agradecido, el cantante lírico recordó compañeros y anécdotas, con especial dedicación a “la cooperativa”, las horas de cafetería, las caravanas de San Lucas hasta la Venta del Túnel y su primera fotografía en la prensa local como integrante de la huelga que en los años 80 llevaron a cabo los estudiantes de su promoción (la XIV), recordada como 6=0.



Han pasado décadas y continúa rememorando su “primigenia vocación”: la Medicina, pero aun así agradece que sus compañeros le pusieran en el centro de la orla, pese a que no se licenció, inconveniente este último saldado por la Universidad “al nombrarme doctor honoris causa”.

El acto lo cerró el rector, quien también recibió hace tres años la Medalla de Honor de la Facultad, de la que es catedrático de Fisiología, asegurando que los asistentes y todos los integrantes de la Universidad de Málaga “hacéis que esta institución sea mucho mejor”.

Un 'Gaudeamus Igitur' de lujo interpretado por el Coro de la UMA, con la participación de Carlos Álvarez, puso fin a este acto de celebración de San Lucas.