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Más que mascotas

Francisca Cárdenas Bernal. El término mascota para designar a los animales de compañía viene del francés mascotte, cuyo significado es amuleto. La creencia popular de que los animales de compañía aportaban buena suerte a aquellos que los poseían hizo que se les comenzase a conocer como mascotas.

Los animales comenzaron a domesticarse en la prehistoria y el precedente más antiguo del que se tienen referencia por la arqueología es el del perro, de ahí que reciba el justo título de mejor amigo del hombre, es el animal doméstico por excelencia y se le considera un fiel y buen amigo.

Muchas son las ventajas de las que podemos disfrutar por tener una mascota en casa:

Consiguen acabar con la soledad de sus dueños, aumentando su felicidad y su sensación de seguridad.

Tener mascota está indicado para las personas con problemas de socialización o con trastornos como el autismo, les ayuda a mejorar su capacidad de relación con los demás y a poder expresar sentimientos y sensaciones.

Seguro que aumentará la autoestima de su dueño cuando se trata de ancianos, les permite sentirse útiles y necesarios.

Un perro mejorará tu salud al obligarte a sacarlo a pasear todos los días y a no llevar una vida sedentaria.

Nuestros amigos los canes resultan de buena ayuda para prevenirnos de catástrofes naturales como terremotos e incluso detectar a pacientes con cáncer;  y todo gracias a su olfato.

Es evidente que son muchas las ventajas de tener un perro en casa, pero son más que simples amuletos o mascotas, son seres vivos que requieren atención y cuidado, que captarán tanto nuestras alegrías como nuestros peores momentos, que nos acompañarán toda su vida desinteresadamente, y que no se merecen ser objetos de un capricho, ni el maltrato o el abandono. Solo quien ha convivido con ellos sabe que la relación es equiparable a la mejor que puedas tener con otro ser humano, que puede existir una complicidad y comunicación mutua de sentimientos, y que la pérdida de este compañero te puede llevar al más grande de los vacíos. Pero miremos hacia adelante y sintámonos dichosos de haber tenido la suerte de vivir esta experiencia y respetemos la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, que en su artículo nº 2 dice que todo animal tiene derecho al respeto, a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.