La bombilla de Álvaro Millán se encendió mientras veía hacer piruetas sobre su tabla a Marcelo Lusardi, un 'skater' argentino que apenas ve unas sombras y que aprendió a patinar con la ayuda de un bastón. Ahí entendió que un ciego puede obtener más ayuda que, como suele ser habitual, la acústica. Aquel recuerdo le impulsó a crear Tuso junto a su compañera María Ruiz. «Nuestro proyecto está orientado a la ayuda en la movilidad de los invidentes utilizando el sentido del tacto como medio de transmisión de información», expone este joven de Córdoba que estudió en la Universidad de Málaga. Para ello se apoya, como el bastón de Lusardi, en la tecnología háptica –la ciencia del tacto, por analogía con la acústica, del oído, y la óptica, de la vista–, el eje de su idea.

Álvaro va por Silicon Valley con una especie de pulsera puesta. Se trata de un dispositivo que vibra sobre diferentes puntos (cardinales) del dorso de la mano. Para indicarle al invidente hacia donde tiene que avanzar. «De forma más intuitiva transmitimos información que antes no lo era para ellos. Antes, por ejemplo, buscaban una dirección escuchando en el Google Maps que tenían que girar a la derecha en cien metros, pero el invidente en realidad no sabe calcular esos cien metros. Ahora esos mensajes se transmiten a través del tacto».