ENSEÑANZA DE LAS CIENCIAS


Dificultades en la enseñanza de la evolución biológica

Manuel J. Andreu


La evolución biológica suele constituir por sí misma una de las unidades didácticas más características y complejas de abordar en el segundo ciclo de la E.S.O. Una parte de los alumnos halla ciertas dificultades para comprender plenamente los mecanismos básicos que rigen los procesos evolutivos y que englobamos dentro de la teoría sintética. Estas dificultades derivan principalmente de una concepción intuitiva de la evolución biológica con la que el alumno parte en su aprendizaje. Conocer y considerar las ideas previas del alumno es de suma importancia en cualquier proceso de aprendizaje, pero aun más interesante y fructífero puede ser comprender cuáles son los motivos de esas ideas previas.
La concepción intuitiva del alumno sobre la evolución biológica gira frecuentemente en torno a tres ideas erróneas. Estas son i) el carácter finalista de la evolución biológica, ii) la herencia de los caracteres adquiridos, propia del Lamarckismo y iii) la aceptación de un modelo lineal de los procesos evolutivos, es decir, que los diferentes grupos de seres vivos actuales representan diferentes estadios o etapas del proceso de la evolución. Es interesante notar que no se trata de errores banales propios de las ³mentes inexpertas² de nuestros alumnos: Lamarck creía firmemente en un impulso de la materia viva hacia la perfección; la herencia de caracteres adquiridos fue aceptada no sólo por Lamarck sino también por Darwin y el modelo de evolución lineal ha llevado a no pocos errores incluso en trabajos recientes publicados en revistas especializadas. Así pues, ¿qué puede haber detrás de estas ideas?, ¿qué es lo que las sostiene?.
La mayor parte de los esquemas de razonamiento que empleamos para interpretar hechos de la Naturaleza se basan en procesos de comparación de esos fenómenos nuevos con respecto a otros ya conocidos... y naturalmente, el punto de referencia más cercano, nuestra fuente de experiencia más cotidiana somos nosotros mismos. Este hecho provoca que en el alumno (y en todos nosotros) exista una cierta inclinación antropocentrista a la hora de interpretar lo que nos rodea. Instintivamente tendemos a pensar en un Universo hecho a nuestra medida. ¿Cómo se concreta esta visión antropocentrista en nuestro caso?.
El finalismo en el ámbito de la evolución puede interpretarse bajo dos lecturas: La primera considera que los cambios o innovaciones que aparecen a lo largo de la evolución surgen como respuesta a una necesidad predeterminada por el organismo. Pero también, de modo más global y sutil, el finalismo se expresaría como una tendencia de la materia viva a una meta global y que dirige sus cambios. Ambas creencias se dan en el alumno con frecuencia , ¿por qué?.
El hombre produce objetos y crea estructuras ordenadas mediante acciones premeditadas y encaminadas a un fin concreto. La evolución biológica también produce estructuras ordenadas: los seres vivos. No es extraño, por tanto, que el alumno tienda a impregnar de un cierto sentido finalista la interpretación de la evolución. Para él, la única forma ³razonable² de fabricar un objeto es diseñarlo en función de su utilidad y luego construirlo... pero también pueden fabricarse millones de objetos al azar hasta que alguno sea de alguna utilidad. Algo en nosotros se rebela ante semejante derroche de energía. Algo de nuestra esencia de animales mamíferos que nos hace ser estructuras especializadas en maximizar la eficiencia en el uso de nuestra energía. ¿Lo es también la evolución biológica?. Paradójicamente y a diferencia de sus resultados, la evolución biológica es derrochadora. El alumno debe ser consciente de que la Naturaleza que observamos es sólo la ³galería de éxitos² de la evolución biológica.
Del mismo modo, los seres humanos acumulamos información a lo largo de nuestra vida. Tras su análisis, esta información pasa a las generaciones siguientes a través de todas las manifestaciones de la cultura. En suma, se trata de otra forma más de aprovechar al máximo la energía disponible. Los conocimientos que aprendemos o nos enseñan son en cierto modo caracteres que adquirimos durante nuestra vida y que serán heredados por nuestros descendientes. Por este motivo, el alumno tiende a pensar en la herencia de los caracteres adquiridos como un mecanismo ³lógico² en la evolución. Pero, a diferencia de lo que ocurre con nuestra especie, en la evolución la información se evalúa sólo de forma indirecta, a través de los genes que no se ven modificados por los elementos del entorno que son fuente de información (exceptuando las mutaciones). Además, la evaluación de todas las informaciones se hace de un modo global y no detallado como en nuestro caso.
En lo que respecta al último de los errores, la evolución lineal, el antropocentrismo más puro se entrelaza en este caso con una antiquísima tradición aristotélica y cristiana que considera al hombre como el producto final y más acabado de la Tierra. Cada forma de vida representa un escalón que nos acerca hasta ese último peldaño. Imperceptiblemente nosotros mismos deslizamos la idea en nuestros alumnos al emplear términos como evolucionados o primitivos. Sin embargo, sabemos que las formas actuales de unos grupos no son en modo alguna antecesoras de otros. En este caso, la clave del error está en considerar la evolución sólo como un proceso de cambio progresivo, olvidando que también se trata de un proceso de diversificación.

M.J. Andreu es Profesor en el I.E.S. Ben Gabirol.