La Sistemática Biológica,
ciencia viva


A. Enrique Salvo Tierra



El Proyecto Agenda Sistemática 2000 (SA-2000) [Cracraft et al., Systematics Agenda 2000: charting the biosphere. U.S. National Science Found (1994)] presentado en 1994 por la Society of Systematic Biologists, la American Society of Plant Taxonomists y la Willi Hennig Society se inicia con el siguiente relato: «Imaginemos por un momento que el hombre -gracias a los grandes avances tecnológicos de este final de siglo- descubre un planeta con vida, en donde existe una gran diversidad de formas biológicas desconocidas para él. Atraidos por las posibilidades de aquellas desconocidas formas de vida, los científicos de la TIERRA dedicarían un gran esfuerzo a registrar la diversidad de aquel nuevo planeta milagroso. Irónicamente este relato no es ciencia ficción...» puesto que tan codiciados bienes se encuentran en nuestro planeta.
La Sistemática biológica, a pesar de sus 2000 años de historia aún está muy lejos de cumplir su principal objetivo: describir, inventariar y cartografiar toda la diversidad biológica del planeta.
En esta línea la sistemática biológica ha tenido tres grandes momentos, muy vinculados a períodos concretos de la historia de la humanidad [Boorstin, Los descubridores, Ed. Crítica (1986)].
Los avances en Náutica y la Imprenta constituyeron hechos definitivos para generar durante el Renacimiento una visión mucho más amplia del mundo.
Los grandes descubrimientos geográficos sirvieron sobre todo para el reconocimiento de nuevas floras y faunas, que abrieron nuevas esperanzas panacéicas a un viejo mundo anquilosado por un medievo estéril. Los imperios rivalizaron por encontrar nuevos animales, plantas y minerales útiles, dando un gran apoyo financiero a los naturalistas que participan en dificultosas expediciones.
Los bestiarios y herbolarios eran las únicas obras - maravillosamente mágicas - que recogían el acervo de conocimientos sobre animales y plantas. La difusión gracias a la imprenta de estas obras carentes del mínimo rigor, obligan a los editores a solicitar revisiones con carácter científico en Zoología y Botánica.
El Renacimiento supuso incrementar diez veces el mundo natural conocido, así de las poco más de tres mil plantas descritas hasta entonces se pasará en casi un siglo hasta las treinta mil.
La expectación suscitada por las codiciadas panaceas era tan grande, que al no encontrarse se produjeron grandes decepciones y en consecuencia muchos proyectos y expediciones se abandonaron.
Ante una Europa nuevamente en crisis parece lógico que el movimiento ilustracionista depositara en la Ciencia una gran esperanza. La Ciencia se hace pública y el afán por aportar nuevos conocimientos supera a la fiebre panaceica renacentista. Linneo se constituye en el máximo exponente de la sistemática biológica. Además de afianzar el sistema binomial de nomenclatura y de proponer un sistema de clasificación mecánico de las plantas en base a los caracteres sexuales, Linneo centrará todos sus esfuerzos en «registrar toda la creación», gracias al apoyo incondicional de su monarca que le permitió contar con un amplio equipo de corresponsales distribuidos por todo el mundo. Nunca, en la historia de la sistemática biológica se describieron tantos nuevos táxones en tan poco tiempo, lo que obligó a sentar las bases fundamentales de los juegos de sistematización modernos.
En cualquier caso, la sistemática, al igual que las demás ciencias biológicas, tendrá su período de máximo esplendor en estos últimos 50 años, en este caso a remolque de los grandes avances tecnológicos. Sin embargo, como decíamos al principio, el conocimiento de la diversidad biológica del planeta es aún muy deficiente [Cronk et al., Biodiversity: the key role of plants (1988)] (Tabla 1).


Sabemos qué significa la biodiversidad y para qué sirve. Queda por identificar la mayoría de las especies. La estimación aceptada hoy es de alrededor de 5 millones, y sólo se han descrito 1,5 millones.
Respecto de la mayoría de las especies, no se sabe en qué medida están amenazadas.
Se desconoce en gran parte el papel de las distintas especies en el mantenimiento de los sistemas naturales.
Minimizar la pérdida de hábitats y demás amenazas hasta que se disponga de más conocimientos.
Mejorar los conocimientos sobre la diversidad, las amenazas con que se enfrenta y su papel en relación con los ecosistemas.
Se pueden salvar todas las especies. Al parecer las especies tienen un período finito de vida.
Es inevitable cierta pérdida de biodiversidad.
Con frecuencia no es viable una conservación centrada en especies individuales.
Centrar los esfuerzos de conservación primariamente en los ecosistemas y el paisaje con objeto de minimizar la pérdida de biodiversidad.
Sólo los países tropicales tienen que preocuparse por conservar la biodiversidad
La preocupación por la biodiversidad debe tener una dimensión mundial.
La perdida de biodiversidad tiene repercusiones mundiales en los sistemas naturales y económicos.
Establecer un marco mundial de conservación y utilización sostenible.
Tabla 1. Mitos, hechos y acciones de la diversidad biológica. (Adaptado de Di Castri, F. et al., 1994)

El Tratado sobre Biodiversidad surgido a partir de la Cumbre de Río o Programas de cooperación internacional como SA-2000 y Diversitas, promovidos desde UNESCO, PNUMA y UICN, nos evidencian la urgencia por paliar el déficit de conocimientos sobre la diversidad global. Las estimaciones más realistas cifran en un 50 % el número de especies aun no descritas. Los grupos zoológicos inferiores, y en especial los insectos, son los más deficitarios. Del mundo de las plantas aún queda un 25% por descubrir, siendo las angiospermas -pilar básico de la biosfera- las más desconocidas. Este problema, está además agravado por el denominado «obstáculo taxonómico», ya que el 80% de la riqueza biológica del planeta se encuentra en las regiones tropicales, cuyos países tan sólo cuentan con un 6% de los científicos cualificados del mundo [Di Castri et al., Biodiversidad. Medio Ambiente y Desarrollo. Notas 7. UNESCO (1994)] (Tabla 2).
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Grupo Taxonómico Especies conocidas Especies estimadas Déficit (%)
Bacterias y Algas verdeazuladas 2.700 3.600 25
Hongos 90.000 120.000 25
Algas 30.000 40.000 25
Líquenes 15.000 20.000 25
Briófitos 16.000 26.000 38
Pteridófitos 12.000 14.000 14
Gimnospermas 750 800 6
Angiospermas 235.000 400.000 41
Total 401.450 524.400 23

Tabla 2. Número de especies conocidas y estimadas en cada uno de los grandes grupos vegetales.

Al ritmo actual de inversiones que los estados dedican a los estudios sistemáticos y taxonómicos, hasta bien avanzado el siglo XXII no se podrá contar con un registro apropiado de todos los organismos que pueblan nuestro planeta, y en consecuencia disponer de toda la información básica para el desarrollo de las demás disciplinas biológicas.
Este déficit de conocimientos no supondría una preocupación sino fuese porque de mantenerse los niveles de agresión de la actividad humana sobre la biosfera las posibilidades de una extinción masiva de especies son cada vez más reales. Algunos autores estiman en una pérdida de 60.000 especies de plantas, en su gran mayoría de los bosques tropicales, antes del 2025 [Spellerberg y Hardes, Biological Conservation. Cambridge University Press (1992)].
La urgencia es por tanto obvia y, en consecuencia, afianzar los compromisos del Tratado sobre Biodiversidad resultan prioritarios. Para descubrir, describir y clasificar todas las especies vivientes se requiere una inversión internacional de 3.000 millones de dólares anuales durante los próximos veinte años [Goody y MacDaniel, Ecol.Econom. 15:181 (1995)] (Tabla 3).
Por todo ello la sistemática biológica, al igual que en el Renacimiento y la Ilustración, revive y se sitúa en una posición preeminente de la Ciencia, surgida en esta ocasión desde una situación de crisis.
A. Enrique Salvo Tierra es Profesor Titular de Biología Vegetal