El término micorriza describe globalmente toda una serie
de estructuras formadas por las asociaciones que se establecen entre varios
géneros de hongos de suelo y las raíces de la mayoría
de las plantas vasculares (Frank, 1.885), e incluso se han descrito sobre
plantas no vasculares.
Al ser un fenómeno tan extendido el término «micorrizas»
se ha convertido a nivel de usuarios en el nombre con el que se designan
a los hongos implicados en su formación, aunque tal denominación
no sea muy correcta, esas mismas rutinas coloquiales han llevado a acuñar
términos como «micorrizar»: poner en contacto los hongos
micorrícicos con plantas y «micorrización»: para
indicar el establecimiento de la simbiosis.
¿Cómo funcionan?
En estas simbiosis de tipo mutualista, el hongo suministra a la planta
compuestos inorgánicos (sales minerales) que esta necesita para
su nutrición (micotrofía) y la planta aporta al hongo heterótrofo
los compuestos orgánicos (fotosintatos).
El establecimiento de estas asociaciones implica la creación
de fuertes interdependencias, tanto es así que el hongo pasa a ser
una parte más del sistema radical, tan perfectamente integrado en
el mismo que ve muy dificultado o incluso imposibilitado su desarrollo
sin el concurso de su planta hospedadora, y ésta puede tener un
rango de dependencia del hongo, que va desde absoluto hasta relativo en
mayor o menor grado (Barea et al., 1993).
¿Cuántos tipos de micorrizas existen?
Se admiten en general cinco tipos de micorrizas (Harley y Smith, 1983),
a saber:
¿Sobre qué plantas se establecen?
Las asociaciones micorrícicas se producen sobre casi todas las
plantas vasculares con algunas excepciones como las familias Crucíferas,
Quenopodiáceas, Ciperáceas, Cariofiláceas y Juncáceas
(AzcónAguilar y Barea, 1997) y también se establecen en
Briofitas y Pteridofitas, aunque existe poca información sobre estas
simbiosis con plantas no vasculares (Moser y Haselwandter, 1983).
Entre las plantas vasculares colonizadas por «micorrizas»
se encuentran todas las especies leñosas de interés forestal
(Fagáceas, Betuláceas, Pináceas, etc.), todas las
especies de interés hortícola (Solanáceas, Gramíneas,
etc.) y muchas familias de importancia ornamental (Orquidiáceas,
Rosáceas ...). Esto da una clara idea de la importancia ecológica
y económica de las micorrizas.
¿Cuáles son los principales géneros de hongos micorrícicos?
¿Cómo se produce la colonización?
En una primera instancia se produce una identificación mutua
plantahongo en la rizosfera, en regiones próximas a las raíces
nutricias; este reconocimiento parece mediado por sustancias exudadas por
la raíz que provocan el crecimiento del micelio y un biotropismo
positivo del mismo hacia la raíz. Luego se produce el contacto intercelular
al formarse una estructura llamada _apresorio_. En tercer lugar se producen
cambios morfológicos y estructurales tanto en los tejidos colonizados
por el hongo, como en la organización de la pared celular del simbionte
fúngico. Posteriormente se produce la integración fisiológica
de ambos simbiontes, y por último se produce una alteración
de la actividades enzimáticas, que se coordinan entre los simbiontes
para integrar sus procesos metabólicos (GianinazziPearson, 1984;
AzcónAguilar y Bago, 1994).
¿Existe especificidad en la formación de micorrizas?
Si bien las asociaciones micorrícicas se consideran en general
no específicas, es decir que cualquier hongo simbionte puede colonizar
cualquier planta receptiva, existen sin embargo «preferencias»
o una mejor afinidadcompatibilidad entre determinadas parejas hongo/planta.
En contraste existen también casos como en Eucaliptus, Malus,
Arbutus (Meyer, 1973) en que la total inespecificidad asociativa hace
que estas y otras especies estén colonizadas al mismo tiempo por
formaciones tan distintas como ectomicorrizas y endomicorrizas.
¿Cuáles son los efectos de las asociaciones micorrícicas?
Las micorrizas actúan a varios niveles, provocando alteraciones
morfológicas y anatómicas en las plantas hospedadoras como
cambios en la relación talloraíz, en la estructura de los
tejidos radicales, en el número de cloroplastos, aumento de la lignificación,
alteración de los balances hormonales ..., efectos que no son sólo
explicables como una simple mejora nutritiva de la planta debida al aumento
de eficacia en la absorción de nutrientes por la raíz gracias
a la formación de la micorriza, sino que responde a cambios metabólicos
más profundos y complejos debidos a la integración fisiológica
de los simbiontes.
Otro de los efectos mas interesantes de las micorrizas es su papel
en relación con el ecosistema en el que se desarrollan; así
interaccionan con diversos microorganismos de la micorrizosfera etableciendo
provechosas cooperaciones con unos y compitiendo con otros generalmente
de tipo patógeno, e incluso interactuando con la microfauna de la
rizosfera (Nematodos, Afidos, Acaros, ...) aunque su papel aparentemente
protector es relativo (Moser y Haselwandter, 1983).
¿Cuáles son las aplicaciones prácticas
de las micorrizas?
Aparte de su interés científico: estudios de tipo fisiológico
en plantas, en microbiología, aplicaciones a la biotecnología
en la producción comercial hortofrutícola y ornamental, son
de destacar su aplicación a procesos de reforestaciónrevegetación
(Salamanca et al., 1992) y de recuperación de zonas áridas
y de suelos degradados (Daft et al., 1975).
Otra de las aplicaciones punteras es fácil de deducir de todo
lo dicho, su aplicación en el control biológico contra agentes
patógenos de la rizosfera.
Pero el mejor motivo para trabajar con ellas y la mayor satisfacción
que ofrecen a sus manipuladores es la obtención de plantas vigorosas
y sanas.
Carlos López Encina es Colaborador científico
(CSIC) en la Estación Experimental La Mayora.
Araceli Barceló Muñoz es Investigadora del C.I.F.A.