Osteoinducción y osteoconducción

José Antonio Andrades

El problema de rellenar defectos óseos (resecciones quirúrgicas, pérdidas traumáticas, dificultad de osificación en edades avanzadas, enfermedades periodontales, etc.), puede ser resuelto con el uso de determinados biomateriales que actúen como sustitutos de los injertos óseos.
La aplicación de cerámicas de fosfato cálcico como posibles sustitutos de hueso, ha sido investigada por diferentes autores. Inicialmente, estos materiales no eran reabsorbibles, pero sí biocompatibles, y permitían el crecimiento del tejido óseo en el interior de sus poros. Esta propiedad bioactiva depende del intercambio iónico con el hueso huésped y los fluidos orgánicos, ya que en su proceso de degradación son capaces de liberar iones como Ca+2 y PO4+3 y difundirse localmente estimulando la osteogénesis (osteoinducción), permitiendo la colonización ósea en el interior de sus poros (osteoconducción). Es de especial importancia que el material utilizado sea bien tolerado y reabsorbible, con moderada o nula respuesta inespecífica, tanto en la zona de implantación como a nivel de los ganglios linfáticos regionales, caracterizada por una activación macrofágica, que suele darse en la primera semana del implante para ir disminuyendo progresivamente hasta desaparecer. Además, el material a implantar debe ser bioactivo y osteoconductor. Esto es así porque la interfase implante-hueso sufre inicialmente una proliferación de células mesenquimáticas, que más tarde es sustituida por tejido óseo trabecular que progresivamente rodea y sustituye al material implantado, sufriendo a continuación remodelación, y mostrando por último características morfológicas y estructurales similares a las normales, con restablecimiento del funcionamiento normal del hueso. Un implante, pues, con estructura cristalina similar a la del mineral del hueso puede llegar a unirse biológicamente al hueso.
No obstante, la respuesta ósea a las cerámicas de fosfato cálcico depende directamente de la naturaleza exacta de cada cerámica. Los progresos en el campo de la bioingeniería han dado como resultado nuevos biomateriales y, en particular, las cerámicas de fosfato cálcico han recibido máxima atención dada su buena biocompatibilidad. Los avances continuos en el campo de los biomateriales de fosfato cálcico han producido resultados espectaculares en cuanto a su biocompatibilidad y capacidad para estimular la osteogénesis. Sin embargo, la naturaleza y grado de respuesta del tejido óseo huésped parecen depender de las características de los materiales: composición química, textura de la superficie, porosidad y densidad, así como de la forma y el tamaño.
Nuestro equipo de investigación está realizando estudios que tratan de aportar una novedad al sistema de implantes de cerámicas porosas en las fracturas óseas. Se trata de seleccionar células mesenquimáticas tronco procedentes de la médula ósea, amplificarlas e inducirlas en condiciones de cultivo muy bien definidas, con la ayuda de ciertos factores de crecimiento de reconocido efecto en condro-osteogénesis, entre los cuales se encuentra un factor transformante beta 1 (TGF-ß 1) diseñado y producido por nosotros (rhTGF-ß1-F2), el cual incorpora una secuencia polipeptídica que confiere al factor una alta especificidad de unión al colágeno tipo I. De esta manera, estamos consiguiendo células osteocompetentes para ser depositadas en una cerámica porosa fabricada a partir de carbonato cálcico de coral marino, la hidroxiapatita, que es biocompatible y osteoconductora.
Hoy día, el cada vez más creciente desarrollo de procedimientos alternativos que pretenden ayudar en problemas que aquejan a una amplia población, mejorará la capacidad de reparación y regeneración ósea, contribuyendo así a aumentar la calidad de vida y disponibilidad laboral de los pacientes.

José Antonio Andrades es Ayudante de Facultad en Biología Celular en la Universidad de Málaga