Utilizando mascotas para el aprendizaje del trabajo científico

Juan Carlos Codina Escobar

Los profesores de Biología buscamos de forma constante experiencias y actividades de índole manipulativa, a través de las cuales los alumnos de Educación Secundaria puedan interactuar con ejemplos concretos de los conceptos y procedimientos a enseñar. Hacerles ver que el trabajo científico es un proceso continuo que demanda ciertos períodos de tiempo y que se ve sometido a obstáculos e imponderables, resulta a veces una labor ardua y difícil.

No lo resulta tanto cuando ellos se ven convertidos en investigadores durante un período de tiempo muy superior a las tres o cuatro horas semanales de su clase de Ciencias. Un material bastante adecuado para investigaciones de este tipo, fuera del aula, son las mascotas de los propios alumnos. El principal objetivo que se pretende alcanzar con este tipo de actividades es dotar a los alumnos de los procedimientos y las actitudes necesarias para desarrollar un trabajo científico. Aunque puede realizarse de otras formas, se puede definir la investigación como el modo de aprendizaje por el cual las observaciones percibidas se resuelven mediante la recogida y el procesamiento de la información [George y cols. Las Ciencias Naturales en la Educación Básica. Ed. Santillana (1977)]. El trabajo de investigación que realizan los alumnos con mascotas en sus casas, permite que desarrollen las siguientes capacidades:

1.- Observación, mediante la recogida de datos a través de los cinco sentidos y su expresión en términos cualitativos y cuantitativos.

2.- Comparación, mediante el reconocimiento de semejanzas y diferencias entre objetos, sucesos y lugares.

3.- Clasificación, mediante la construcción de gráficos a partir de datos tabulados.

4.- Inferencia, a través de la elaboración de juicios no observables a partir de observaciones y de la interpretación de datos.

5.- Formulación de hipótesis, dando respuesta a un problema a partir de la realización de observaciones.

6.-Aislamiento de variables, o sea, la capacidad de distinguir entre factores que influirán o no en el resultado de una experiencia, identificando las variables que permanecen constantes y las que se manipulan.

A estas capacidades habría que sumarles actitudes tales como curiosidad, objetividad, precisión, confianza, perseverancia y satisfacción. Las mascotas empleadas en los trabajos de investigación no tienen porqué reducirse a los clásicos perros, gatos, hámsters o canarios. Pueden ser otros animales como las tortugas o incluso los gusanos de seda. El tipo de investigaciones que se puede realizar con ellos es amplio, aunque deben ser los propios alumnos los que formulen sus objetivos iniciales. A continuación habrá que asesorarles y guiarles en aquellos casos que lo necesiten. Entre las posibles labores investigadoras con galápagos, se pueden citar, a modo de ejemplo, las siguientes:

1.- Estudio de su hábito alimentario. Introducir en su dieta diferentes alimentos tanto vegetales como de origen animal para evaluar qué tipos de alimentos son los más apetecidos; observar si existe una regularidad en la toma de la comida; si son capaces de localizar la comida en diferentes ubicaciones dentro de la casa, etc.

2.- Estudio de su comportamiento frente a factores físico-químicos. Un objetivo fundamental en este apartado, para este tipo de mascota, es llegar a la comprobación de que se trata de organismos poiquilotermos. Fundamentalmente a través de la observación de su comportamiento en diferentes estaciones, dado que las experiencias en las que la variable a controlar es la temperatura deben llevarse a cabo con sumo cuidado dado que son organismos a los que el calor afecta bastante. Pero no es la temperatura el único factor que puede estudiarse. También se puede hacer con la humedad, la luminosidad o el grado de salinidad del agua.

mascotas.JPG (34889 bytes)3.- Medidas anatómicas. Es quizás el tipo de experimentación que instintiva y espontáneamente pretenden llevar a cabo la mayoría de los alumnos con sus mascotas. El tamaño del cuerpo de un galápago, y el de una tortuga en general, puede ser expresado de varias maneras, tal como puede observarse en la figura adjunta [Adaptado de J.W. Gibbons, Carolina Tips, 51:45 (1988)]. La más común es la longitud del caparazón ventral, pero también puede serlo la del caparazón dorsal. En algunas especies, los machos adultos poseen colas más largas que las hembras. Por ello, la proporción entre la longitud de la porción de cola precloacal y la de los caparazones dorsal o ventral, es un indicativo del sexo. Las mediciones pueden realizarse con reglas, pero es más preciso el empleo de calibres. Las medidas de longitud no son las únicas a realizar; el peso corporal es otra de ellas. Con este tipo de actividad en particular, se consiguen desarrollar destrezas como el uso de instrumental de medida, la recogida de datos y su representación gráfica.

4.- Determinación aproximada de la edad. Esto se puede realizar contando el número de anillos visibles en los escudos. Estos anillos representan un período de cese de crecimiento durante el invierno. Resulta evidente que esto es sólo una aproximación, dado que las condiciones ambientales en las casas son, a veces, demasiado estables y, por otra parte, para determinar de forma más exacta la edad de las tortugas es necesario una mayor experiencia.

La evaluación de este tipo de actividades debe ser seguida de una forma continua, mediante entrevistas con los alumnos para determinar cómo marchan sus experimentaciones y orientarles sobre aspectos como la recogida de datos, su procesado y presentación. En cualquier caso, la evaluación final, basada en un informe realizado por los alumnos, debería de hacer hincapié en el desarrollo de destrezas como observar, comparar, clasificar e inferir. Resulta obvio que este tipo de actividades va encaminada fundamentalmente a aquellos alumnos que manifiestan un mayor interés por las ciencias y que en tal sentido deben ser empleadas como actividades de ampliación. Aunque tampoco hay que cerrar la posibilidad de su utilización en otras circunstancias. Con este tipo de actividades, aparte de fomentar el desarrollo de las destrezas básicas del trabajo científico, se consigue que los alumnos consideren a éste como algo continuo y no espontáneo. Comprenden mejor la labor de los científicos y los avances de la ciencia a través de la historia. Y ello por medio de los animalillos con los que comparten algunos de sus momentos de ocio.

Juan Carlos Codina Escobar es Profesor de Educación Secundaria en el I.E.S. La Paz de Cádiz