Avances en la regeneración del miocardio infartado

Miguel Angel Medina Torres

En los últimos años, la mortalidad asociada a infartos de miocardio ha disminuido muy significativamente gracias a la implementación de eficientes procedimientos para la rápida reperfusión dentro de una estrecha ventana temporal. Sin embargo, los fallos cardíacos causados por el remodelado ventricular posterior al infarto se están haciendo cada vez más frecuentes, alcanzando ya proporciones epidémicas. El proceso de remodelado ventricular se caracteriza por una progresiva expansión del área inicial infartada y una dilatación de la luz del ventrículo izquierdo, con reemplazamiento de cardiomiocitos por deposiciones de tejido fibroso en la pared del ventrículo. Para millones de personas al año esta progresión desde el ataque cardíaco al fallo cardíaco es una dramática evidencia de que los actuales tratamientos farmacológicos no son, a largo plazo, un sustituto válido para los miocardiocitos muertos.

Para evitar el fallo cardíaco en circunstancias extremas se recurre al transplante de corazón. Una alternativa atractiva sería la reversión del remodelado ventricular gracias a la regeneración de miocardiocitos in situ.

Por otra parte, una componente integral del proceso de remodelado es el desarrollo de neoangiogénesis en el área miocárdica infartada. Sin embargo, en circuntancias normales la contribución de la neoangiogénesis a la red capilar del área infartada no es suficiente para garantizar las mayores demandas de oxígeno y nutrientes del miocardio hipertrofiado pero viable. Así pues, cabe sugerir que una estimulación de la neoangiogénesis podría mejorar la función cardíaca evitando la pérdida de cardiomiocitos hipertrofiados pero viables.

Muy recientemente (en abril de 2001), dos grupos de investigación independientes han publicado sendas contribuciones que suponen muy significativos avances en la búsqueda de procedimientos para regenerar el miocardio infartado.

Orlic et al. (Nature 410: 701-705, 2001) han demostrado que una población específica de células derivadas de la médula ósea podría ser clave para producir células cardíacas funcionales en corazones dañados. Dentro de la heterogénea población celular de la médula ósea de ratón, estos autores han podido determinar que la presencia de la proteína de superficie c-Kit y la ausencia de Lin caracterizan a una subpoblación de células multipotentes capaces de generar cardiomiocitos in situ una vez transferidos a una zona sana en contacto con el área dañada del corazón infartado. Cuando los autores realizaron esta transferencia en corazón infartado de un ratón, comprobaron que en un plazo de nueve días las células transferidas se habían adaptado notablemente a su nuevo ambiente y más de la mitad del área dañada estaba cubierta con células con las características propias de los cardiomiocitos. Estas células mantuvieron su capacidad replicativa y la función cardíaca mejoró significativamente.

Por otra parte, Kocher et al. (Nat. Med. 7: 430-436, 2001) han demostrado que en la médula ósea de humano adulto hay precursores endoteliales con las propiedades características de los hemangioblastos y que estas células pueden ser movilizadas, expandidas y usadas para inducir tanto vasculogénesis como angiogénesis, protegiendo de esta forma a los miocardiocitos hipertrofiados para que no entren en apoptosis y evitando el remodelado ventricular y el fallo cardíaco posterior a un infarto de miocardio experimental.

En conclusión, parece haberse encontrado el camino adecuado para favorecer la regeneración del miocardio infartado, tanto por la sustitución de los miocitos vivos por células multipotentes que se diferencien in situ a nuevos miocitos funcionales cuanto mediante la inducción de neoangiogénesis que garantice el suficiente abastecimiento de oxígeno y nutrientes para mantener funcional el miocardio hipertrofiado.

Miguel Angel Medina Torres es Profesor Titular en el Departamento de Biología Molecular y Bioquímica de la Universidad de Málaga