FORO PARA LA PAZ EN EL MEDITERRÁNEO

Una nueva “semana trágica en Barcelona”, pero en 2017

 

Entre finales de julio y principios de agosto de 1909, con el “supuesto” motivo del embarque de tropas de reserva, desde Barcelona, para la guerra de Melilla, se produjo un alzamiento, de lo que actualmente llamaríamos la “izquierda antisistema”, que sin ponerle más denominación identificamos perfectamente en el panorama político de 2017, aunque en esta ocasión con el pretexto de crear una “idílica” república independiente.

La “Semana Trágica de Barcelona” fue el colofón de una desafortunada demagogia de determinados políticos que elevaron la presión sobre las masas para que se levantaran contra la llamada “clase dominante”, en realidad para que la misma fuera sustituida por ellos. Uno de sus impulsores fue un joven Alejandro Lerroux, el cual 25 años más tarde, en principios de octubre1934, siendo presidente del Gobierno tuvo que declarar el estado de guerra en Cataluña para defender la unidad de España:

«Jóvenes bárbaros de hoy: entrad a saco en la civilización decadente y miserable de este país sin ventura; destruid sus templos, acabad con sus dioses, alzad el velo de las novicias y elevadlas a la categoría de madres para virilizar la especie. Romped los archivos de la propiedad y haced hogueras con sus papeles para purificar la infame organización social. Penetrad en sus humildes corazones y levantad legiones de proletarios, de manera que el mundo tiemble ante sus nuevos jueces. No os detengáis ante los altares ni ante las tumbas… Luchad, matad, morid» .

Otro político que arengó a las masas en plena efervescencia revolucionaria fue Francisco Ferrer Guardia.

El momento elegido fue perfecto: un gobierno débil, una guerra impopular (la de Melilla) y que la guarnición de Cataluña se quedara prácticamente en cuadro, dada la salida de numerosos regimientos en dirección a la ciudad de soberanía española en el norte de África.
Las fuerzas del orden público (seguridad del estado, ahora) fueron impotentes para detener a los cientos de agitadores. Viendo las “turbas” que se podía actuar con total impunidad, asaltaron y saquearon todo lo que se podía y de esta forma cerca de 50 conventos, iglesias, colegios, etc. fueron quemados previo robo de todo lo que podía valer.

La “cristianofobia” (anticlericalismo en aquella época) se extendió por toda la revolución y las masas incontroladas (en realidad controladas hacia la destrucción del estatus vigente), cumplieron al pie de la letra las consignas dadas por Lerroux y las novicias fueron ultrajadas, mientras las mayores huyeron o fueron expulsadas de sus conventos.

El Gobierno declaró el “estado de guerra” y las tropas salieron a la calle junto con las fuerzas de orden público y transcurridos unos días la calma volvió a la ciudad.

El total de muertos entre los revolucionarios fue de 75 , siendo varios centenares tomados prisioneros y encarcelados en la Modelo y en Montjuich. Por parte las fuerzas leales hubo alrededor de 10 muertos y más de cien heridos, sin conocerse con exactitud el número de violaciones de monjas y asesinatos posteriores de ellas y de religiosos, varios de los cuales murieron estrangulados al querer defender sus templos.

Francisco Ferrer Guardia fue juzgado y condenado a muerte, al encontrarse numerosa documentación en su finca “Mas Germinal” de haber instigado los latrocinios cometidos.

También fueron descubiertas determinadas cartas previas de miembros del Partido Republicano Radical (de Lerroux), diciéndose en una de ellas:
“Busquemos al pueblo y digámosle «Viven del Estado, el rico, el cura, el soldado y el juez, que te roban las dos terceras partes de un producto que es tuyo. Luchemos, hasta conseguir que los hombres no necesiten leyes, no Gobierno, ni Dios, ni amos»” .

Francisco Ferrer Guardia y Soledad Villafranca

Las manifestaciones de las izquierdas en Europa contra el fusilamiento de Ferrer fueron numerosas, y en la propia española, comenzó a tejerse una leyenda sobre el talante democrático de la revolución y de la terrible represión del Gobierno.

Alejandro Lerroux no se encontraba en España sino en Buenos Aires, enviando desde dicha capital un telegrama en los siguientes términos:

“Cuando conocí detalles de vuestro comportamiento en los días de la semana gloriosa, mi deseo habría sido volar a vuestro lado, y me decía con orgullo: ¡Son ellos, son mis discípulos!” .

Las similitudes, de los días previos a la “Semana Trágica”, con septiembre de 2017 son totales. Se crea en las masas un sentimiento de frustración y que alguien nos roba, en 1909, una parte de la ciudadanía, en la actualidad “España es culpable” (nos roba). La idea fuerza: liberarse de ese yugo que impide el progreso de los “verdaderos catalanes”.

No pudo regresar a España hasta pasados unos años, por su implicación en la Semana Trágica

No son necesarias multitudes para introducir la presencia del ideario en las masas, sino unos pocos centenares de entusiastas, eso sí, con la certidumbre que impondrán mediante la violencia, las consignas revolucionarias, en este caso la “estelada” o la palabra en castellano, quedando quien la emplee anatemizado como enemigo de Cataluña (perdón Catalunya).

Saben que no son mayoría, pero no importa, como decía Lenin con 1.500 personas decididas puedo conquistar el Estado. Todos deben implicarse en el conflicto, por convencimiento o por miedo, pero se está a favor de la revolución o le proviene la muerte política, incluso la física.

Hoy 6 de septiembre de 2017, la mesa del parlamento de Cataluña ha admitido a trámite la votación de un texto que no ha seguido el proceso normal parlamentario: el del referéndum para la independencia de una parte de España, conculcando la Constitución Española de 1978, que indica que la soberanía nacional radica en todos los españoles y no en una parte de ellos.

El Gobierno debe tomar medidas y debe tener en cuenta varios planes de ejecución, porque en estos momentos la “iniciativa”, es decir la “libertad de acción” se encuentra en poder de los discrepantes.

En el “Nuevo Orden Mundial”, desde distintos frentes se encrespa el “nacionalismo” y tras Cataluña pueden saltar a la vida política europea, otros, que desintegrarán la idea de Europa y entregarán Occidente a sus propios enemigos.

Como decía este autor no hace muchas fechas: “la burguesía catalana no se da cuenta que tras el triunfo de la extrema izquierda antisistema, los próximos que caerán serán ellos y entonces suplicarán al resto de los españoles que salgan en su defensa”. Todavía no es tarde, pero hay que empezar a actuar.

Rafael Vidal Delgado
Coronel de Artª, DEM (Ret.)
Doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Granada.
Máster Ejecutivo por las universidades Antonio de Nebrija y Europea de Madrid.
Profesor universitario (jubilado)

Rafael Vidal “Una nueva Semana Trágica nos espera”

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