FORO PARA LA PAZ EN EL MEDITERRÁNEO

LA GUERRA FRIA, ¿SIGUE O ESTAMOS ANTE SU 2ª EDICIÓN?

Por F. Javier Blasco. Coronel en la Reserva
Resumen
Desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial y a lo largo de todo el periodo en el que duró la llamada Guerra Fría, que tuvo enfrentado al bloque norteamericano y a los soviéticos, muchos han sido los momentos en los que ha cundido la alarma ante un posible conflicto entre ambos bloques. Todo apuntaba a que este fenómeno había desaparecido y la situación insostenible y costosa se dada por olvidada. Pero, ¿es cierto que esto ha ocurrido así? En este trabajo vamos a desgranar las razones que nos llevaron a ello, los actores que intervinieron en mayor medida, los eventos que ocurrieron, el final del soterrado conflicto, su posterior evolución y la situación en la que ahora posiblemente nos encontramos.

Análisis
La Guerra Fría (1947-1991) es el nombre que define las tensas relaciones durante más de cuatro décadas entre Estados Unidos (EEUU) y sus aliados por una parte y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o Unión Soviética y los suyos por la otra tras haber combatido en el mismo bando, aunque en frentes y con objetivos finales diferentes, durante la Segunda Guerra Mundial. Se le denomina como Guerra Fría porque EEUU y la Unión Soviética, aunque forjaron muchas tensiones y llegaron en varias ocasiones al borde de la confrontación, nunca se enfrentaron directamente desde el punto de vista militar, a pesar de que ambas eran las únicas súper potencias militares y con capacidades nucleares de la época, capaces por si mismas de provocar la aniquilación de la humanidad.
Aunque la expresión guerra fría se le atribuye al escritor inglés George Orwell, en verdad es obra de Bernard Baruch, un asesor del presidente Eisenhower, que utilizó las palabras Guerra Fría en una conferencia en abril de 1947 ante un grupo de periodistas.
A pesar de que no hubo confrontaciones directas entre ambas potencias sí que hubo muchos momentos de gran tensión militar, diplomática, económica e incluso psicológica y fue causa de enormes desembolsos económicos y enfrentamientos llevados a cabo de forma indirecta, a través de países o movimientos revolucionarios, contrarrevolucionarios y guerrillas bajo la influencia de un país o el otro con la simple finalidad de poner a prueba las capacidades de resistencia del adversario o en busca de nuevos adeptos o seguidores a su causa.
Dichos conflictos se produjeron a lo largo y ancho del planeta, en muchos casos llevando al límite la posibilidad de un enfrentamiento global. De entre dichos conflictos los más destacados son:
•El Bloqueo de Berlín (1948-49). La Unión Soviética, al no estar de acuerdo con la partición de la capital de Alemania al finalizar la Segunda Guerra Mundial, bloqueó todos los accesos a Berlín Occidental en manos aliadas con la intención de que esa parte de la ciudad cayese también bajo su control. EEUU y sus aliados reaccionaron suministrando a la ciudad, por vía aérea, durante más de un año unas 4,700 toneladas diarias de toda clase de abastecimientos. Este bloqueo concluyó cuando la Unión Soviética se dio cuenta de que no iba a lograr su objetivo.
• La Guerra de Corea (1950-1953). Conflicto en el que ambas partes tomaron una posición muy activa de forma directa o indirecta, según los casos, en apoyo a los dos Estados creados en la Península de Corea tras la expulsión de la misma a Japón al finalizar la Segunda Guerra mundial. La Unión Soviética en apoyo del Norte donde se había implementado un férreo gobierno comunista con pretensiones de dominar la totalidad del territorio y EEUU en apoyo a un gobierno instaurado por ellos mismos en Seúl, pero con intención de llevar al país a la próspera democracia que hoy disfruta.

•La Crisis del Canal de Suez (1956) . Conflicto entre Gran Bretaña, Francia, Israel en contra de Egipto, que tuvo lugar desde el 29 de octubre hasta el 6 de noviembre de 1956. La causa inmediata de esta crisis fue la nacionalización de la Compañía Universal del Canal Marítimo de Suez (anglo-francesa desde 1875) llevada a cabo por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, el 26 de julio de 1956. El primer ministro británico Anthony Eden consideró que la acción emprendida por Nasser ponía en peligro el suministro petrolífero procedente del golfo Pérsico y el comercio con el Lejano Oriente a través del canal de Suez, además de representar un desafío al predominio británico en Oriente Próximo. Esta operación contaba inicialmente con el apoyo de EEUU para mantener y garantizar sus flujos de abastecimientos de petróleo procedentes de la zona.

Así, tanto EEUU como la URSS tuvieron que tomar parte en este conflicto aunque de forma dispar y en cierto modo enfrentada en el momento en que la URSS amenazó con intervenir en favor de Egipto. El presidente Eisenhower mostró su indignación con dicha entrada de la URSS en el conflicto, y EEUU se vio forzada a proponer dos resoluciones que fueron aprobadas por unanimidad en la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada del 2 al 4 de noviembre: el cese de las hostilidades y la retirada israelí del territorio egipcio, y el envío de una Fuerza de Emergencia de Naciones Unidas (UNEF) a Egipto para supervisar la retirada de todas las tropas extranjeras. Acciones que inicialmente no contaron con la aprobación de Gran Bretaña y Francia, pero que tras determinadas presiones logísticas y económicas norteamericanas lograron llevarse a la práctica. En consecuencia, la URSS forzó a EEUU a ponerse en contra de sus inseparables aliados europeos y con esta acción se puso fin al conflicto que además de las repercusiones económicas supuso una tremenda derrota y enfado por parte de los mismos.
•La construcción del Muro de Berlín en 1961 . Al finalizar la II Guerra Mundial, tras la división de Alemania entre los vencedores, Berlín como ya se ha mencionado anteriormente, también quedó dividida en cuatro sectores de ocupación: soviético, estadounidense, francés e inglés. Las malas relaciones entre los comunistas y los aliados fueron creciendo hasta llegar al punto en que surgieron dos monedas, dos ideales políticos y, finalmente, dos alemanias.
En 1949, los tres sectores occidentales del país (estadounidense, francés y británico) pasaron a llamarse República Federal Alemana (RFA) y el sector oriental (soviético) se convirtió en la República Democrática Alemana (RDA). Por su parte, la ciudad de Berlín quedó dividida en dos partes y se crearon 81 puntos de paso entre las dos zonas.

La maltrecha economía soviética y la floreciente Berlín occidental hicieron que hasta el año 1961 casi 3 millones de personas dejaran atrás la Alemania Oriental para adentrarse en el capitalismo de occidente. La RDA comenzó a darse cuenta de la pérdida de población que sufría (especialmente de altos perfiles) y, la noche del 12 de agosto de 1961, decidió levantar un muro provisional y cerrar 69 puntos de control, dejando abiertos sólo 12. A la mañana siguiente, se había colocado una alambrada provisional de 155 kilómetros que separaba las dos partes de Berlín. Los medios de transporte se vieron interrumpidos y nadie podía cruzar de una parte a otra sin determinados salvoconductos muy restringidos a la mayoría de la población. Durante los días siguientes, comenzó la construcción de un muro de ladrillo y las personas cuyas casas estaban en la línea de construcción fueron desalojadas para impedir que dichos edificios se usaran como pasillos o lanzaderas para las personas que habían quedado al otro lado.
Con el paso de los años, hubo muchos intentos de escape, algunos con éxito, de forma que el muro fue ampliándose hasta límites insospechados para aumentar su seguridad. El Muro de Berlín acabó por convertirse en una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por cables de acero para aumentar su resistencia. En la parte superior colocaron una superficie semiesférica y alambrada o elementos cortantes para que nadie pudiera agarrarse a ella para impulsar el salto al otro lado.
Acompañando al muro, se creó la llamada “franja de la muerte”, formada por un foso, una alambrada, una carretera por la que circulaban constantemente vehículos militares, sistemas de alarma, armas automáticas, torres de vigilancia con sistemas de iluminación nocturna y patrullas acompañadas por perros las 24 horas del día. Tratar de escapar era prácticamente imposible. Aun así, fueron muchos los que lo intentaron. En 1975, eran ya 43 los kilómetros del muro dotados con las anteriormente mencionadas medidas, y el resto de la frontera común estaba protegido por vallas.
La caída del muro vino motivada por la demolición sucesiva de la URSS que comenzó a tomar medidas más aperturistas como abrir de fronteras entre Austria y Hungría en mayo de 1989, ya que cada vez más alemanes viajaban a Hungría para pedir asilo en las distintas embajadas de la República Federal Alemana. Este hecho, motivó enormes manifestaciones en la plaza conocida como Alexanderplatz que llevaron a que, el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA incapaz de sostener más la situación de agobio afirmara que el paso hacia el oeste estaba permitido e inmediatamente se procedió a la apertura de los pasos y al derrumbe del muro.
Entre 1961 y 1989 más de 5.000 personas trataron de cruzar el muro empleando todo tipo de estratagemas y más de 3.000 fueron detenidas debido a los fuertes controles y al funcionamiento sincronizado de los servicios de inteligencia de la RDA y también, por qué no decirlo, a numerosas denuncias de los propios conciudadanos. Alrededor de 100 personas murieron en el intento, la última de ellas el 5 de febrero de 1989.
• La crisis de los misiles en Cuba en 1962. Es así como se denomina al conflicto entre EEUU, la Unión Soviética y Cuba en octubre de 1962, generado a raíz del descubrimiento por parte de EEUU de bases de misiles nucleares soviéticos en territorio cubano listos para ser lanzados sobre el territorio norteamericano cuando se decidiera, lo que les ponía en fuerte desventaja para su defensa debido a la proximidad de la isla al continente. En Rusia se la denomina Crisis del Caribe, mientras que en Cuba se le llama Crisis de octubre.

Fue una de las mayores crisis, junto al Bloqueo de Berlín y los ejercicios Able Archer 83 (a los que se hará referencia posteriormente), entre ambas potencias durante la Guerra Fría. En esta ocasión, es donde más cerca se estuvo de una guerra nuclear que hubiera sido global y que se solventó gracias a la pericia del Presidente J. F. Kennedy que mantuvo la calma y empleó la diplomacia a pesar de las recomendaciones de sus principales consejeros militares que elevaron la tensión militar hasta casi su nivel máximo. De hecho ha sido la única vez que se ha alcanzado un nivel de alarma del tipo DEFCON 2 en EEUU. La crisis duró tan solo 13 días y abarca el período comprendido entre el descubrimiento de los misiles (15 de octubre de 1962) hasta el anuncio de su desmantelamiento y traslado de vuelta a la URSS (28 de octubre de 1962). De esta crisis surgió un potente bloqueo a la isla y leyes posteriores que han limitado en mucho las transacciones entre ambos países, llevando a Cuba a una situación de retraso industrial y económico increíble hasta nuestros días.
•La Guerra de Vietnam (1959-1975). Mediante la condena por parte de la URSS de la política imperialista de EEUU sobre el territorio y la proclamación oficial de su apoyo a Vietnam del Norte y al Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur (Vietcong).

•La Guerra del Yom Kippur (1973). Antes y durante este conflicto armado, que tan solo duró tres semanas los soviéticos llevaron a cabo importantes suministros de todo tipo de todo tipo de armas y municiones, incluso algún tipo de asesoramiento a los países árabes que atacaron Israel mientras que EEUU hizo lo propio con el país hebreo.

•La Invasión rusa de Afganistán (1979-89). Un golpe militar en 1978 en el país llevó al poder a un grupo de jóvenes oficiales izquierdistas y a establecer un régimen comunista dirigido por Mohamed Taraki. Las reformas socializadoras y laicas del nuevo gobierno encontraron una enorme resistencia en una población aferrada a un pensamiento islámico anclado en el pasado y que vivía en una sociedad aún con rasgos feudales. La resistencia pronto se concretó en guerrillas islamista de “muyahidines”. Los problemas internos de las dos principales tendencias comunistas precipitaron la intervención de la URSS en 1979 a la que no le interesaba el florecimiento de dicho conflicto en su retaguardia.

Esta intervención marcó el apogeo de la fase de expansionismo soviético que caracterizó la segunda mitad de los setenta y llevó a la inmediata reacción norteamericana contra dicha invasión. Washington consideraba que este país asiático se hallaba fuera de la zona de influencia soviética y articuló una dura respuesta: embargo de grano para ser exportado a la URSS y una creciente ayuda militar tanto en asesores como en material sofisticado, principalmente en armas de defensa antiaérea y contra carro, a la guerrilla islamista que hasta entonces combatía con escasos medios al poderoso ejército ruso dotado de numerosos helicópteros, carros de combate y aviación.
La guerra se estancó y mientras más de 100.000 soldados soviéticos controlaban las ciudades la guerrilla dominaba las zonas rurales. El conflicto engendró un enorme desplazamiento de población y hacia 1982 casi 3 millones de afganos habían huido a Pakistán y un millón y medio lo habían hecho hacia Irán. La guerrilla, una vez fue armada eficazmente por EEUU y reforzada con voluntarios árabes y musulmanes imbuidos de una ideología intransigente islamista (entre ellos el saudí Osama bin Laden), mantuvo en jaque a un ejército soviético cada vez más desmoralizado a la vista de su incapacidad de combatir contra un enemigo asimétrico pero con capacidad de hacer blanco efectivo sobre sus medios militares más eficaces.
Finalmente en el marco de la perestroika, Gorbachov decidió sacar a sus tropas de lo que muchos denominaban el “Vietnam soviético” por alargarse en el tiempo y el importante número de bajas que les ocasionaron. En 1988, la URSS, EEUU, Pakistán y Afganistán firmaron un acuerdo por el que los soviéticos se comprometían a retirar sus tropas lo antes posible. Lo que efectivamente hicieron en 1989.
.Ejercicios Able Archer 83. Denominación de unas maniobras de adiestramiento de la OTAN que se realizaron el 2 de noviembre de ese mismo año, al norte de la ciudad de Mons (Bélgica) donde se encuentra el Cuartel General de la OTAN para Europa (SHAPE). La Alianza pretendía realizar unas maniobras militares que llevasen al límite la capacidad de reacción de sus fuerzas frente a un ataque nuclear simulado de alta intensidad, poniendo en marcha de forma “oficiosa” el dispositivo de máxima alerta, conocido como DEFCON 1.

El protocolo del Ejercicio, aunque el ataque fuese simulado, obligaba a utilizar nuevos y diferentes códigos de comunicación cifrada, algo que, al ser captado por los miembros de inteligencia soviética del KGB (que controlaban las comunicaciones del bloque occidental) les llamó mucho la atención. El amplio movimiento de tropas y la incorporación al tema de importantes efectivos militares de la mayoría de los países de la OTAN hicieron saltar las alarmas y puso en alerta a los miembros del Pacto de Varsovia que interpretaron el movimiento de tropas y la realización de unas maniobras hasta el momento desconocidas en importancia y despliegue como una estratagema con la que llevar a cabo un ataque real y no una simulación sobre sus fronteras. Ante la alarma surgida, el Pacto de Varsovia activó el estado de alerta y se preparó para repeler un ataque real e inminente, del que estaban plenamente convencidos activando a su vez sus fuerzas nucleares. Afortunadamente, el asunto no fue más allá y la Unión Soviética supo tener calma en todo este asunto y no realizó un contraataque preventivo tal y como marcaban sus protocolos, quedando la cosa como una anécdota más de este difícil periodo de difíciles relaciones diplomáticas y de situaciones casi prebélicas.
CONSIDERACIONES
Además de los referidos hechos por ser los más importantes por su trascendencia internacional y/o por su extensión en el tiempo o por el número de bajas que provocaron, la mano negra de ambas potencias siempre ha estado con diversos tipos de apoyos tras otros conflictos importantes como la guerra entre Irán e Iraq (1980-1988). Por otro lado, hay que mencionar que también han existido otras numerosas intervenciones que podríamos denominar de baja intensidad en forma de golpes de estado, apoyo a movimientos revolucionarios y contrarrevolucionarios. Por ejemplo, el apoyo de EEUU al golpe que derrocó al gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1953, el golpe en Brasil del año siguiente, el apoyo a Pinochet en el golpe de Chile de 1973 o el respaldo a la Contra en Nicaragua en los años 80 y otros conflictos en Centroamérica y Sudamérica.
La Guerra Fría “acabó oficialmente” tras el desmantelamiento de la URSS en 1991 y el fin de un súper poder comunista. Los signos de que algo estaba ocurriendo acontecieron a lo largo de la década de los 80 cuando el líder comunista soviético M. Gorvachev introdujo los conceptos de reforma y apertura (perestroika y glasnost) a los que se unieron movimientos anticomunistas en países como Polonia o deseos de separarse del control soviético en muchos de los antiguos países del Pacto de Varsovia, particularmente en Alemania Oriental.
En 1989 una serie de revoluciones no violentas, con la excepción de Rumanía, pone fin al comunismo en los países del Telón de Acero que eran satélites de la URSS, situación que se va extendiendo hasta llegar al 8 de diciembre de 1991, fecha en la que los representantes de las tres Repúblicas eslavas —RSFS de Rusia, RSS de Bielorrusia y RSS de Ucrania— firmaron el Tratado de Belovesh que supuso la disolución de la Unión Soviética, constituyéndose la Comunidad de Estados Independientes (CEI), abierta al resto de las Repúblicas. Gorbachov presentó la dimisión el 25 de diciembre de 1991, y la Federación de Rusia asumió en el terreno internacional los compromisos y la representación del desaparecido Estado. Todas las Repúblicas de la URSS fueron reconocidas internacionalmente como Estados independientes. Así, es el propio gigante el que se auto disuelve en 15 repúblicas independientes, siendo la mayor de ellas Rusia. Con posterioridad a estos hechos Rusia se comprometió al repliegue de numerosas armas nucleares que el Pacto de Varsovia tenía desplegadas en varias repúblicas, fundamentalmente en Ucrania y a la destrucción de los importantes arsenales de armas químicas y biológicas, proceso que ha durado muchos años y aún no se ha completado del todo.
La disolución tuvo varias consecuencias entre las que destaca el ya mencionado fin oficial de la guerra fría tal y como se había venido entendiendo durante muchos años. En este caso ni hizo falta la firma de ningún tratado ni se tradujo en toma de represalias o compromisos por ninguna de las partes implicadas; desapareció sin más, al menos oficialmente.
A pesar de lo que acabamos de referir, Rusia siempre ha continuado manteniendo su rivalidad bipolar con EEUU y ha tratado de influir por activa o por pasiva en los conflictos posteriores a la disolución de la URRS en los que intervenía EEUU en solitario o de forma combinada con la OTAN u otro tipo de aliados. Se puede afirmar que aunque la guerra fría se dio por terminada de forma oficial; oficiosamente Rusia ha seguido manteniendo sus tentáculos dispuestos a poner trabas en las acciones políticas, económicas o bélicas norteamericanas y aliadas en todos los campos y áreas geográficas del mundo mediante acciones políticas y extrañas alianzas o apoyos con todos los países con los que EEUU haya podido entrar en litigio político o militar (Irán, Iraq, Siria, Corea del Norte y Venezuela entre otros). Ha ejercido de forma férrea su derecho a veto como miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) y en la mayoría de las ocasiones ha encontrado el apoyo o la complejidad de China, aunque los aparentes últimos distanciamientos e intereses encontrados entre estos dos países han reducido en cierta medida dichos apoyos casi incondicionales. En este tiempo tampoco EEUU ha renunciado a sus posibilidades de tratar de interferir en las acciones tomadas por la Federación Rusa en general y por Rusia en particular en sus áreas de interés o influencia.
ANÁLISIS DE LOS ACTORES PRINCIPALES
Volviendo un paso atrás, debemos analizar aunque sea someramente, los dos principales actores militares en este soterrado conflicto en los que ambos bandos basaban sus capacidades tanto ofensivas como defensivas o simplemente de respuesta.
En primer lugar, la Organización del Tratado del Atlántico Note (OTAN) también denominada Alianza Atlántica, que consiste en una alianza militar intergubernamental basada en el Tratado del Atlántico Norte firmado el 4 de abril de 1949. La organización constituye un sistema de defensa colectiva en la cual los estados miembros acuerdan defender a cualquiera de sus miembros si son atacados por una facción externa.
En sus primeros años, la OTAN no era mucho más que una asociación política. Sin embargo, la Guerra de Corea hizo que se planteara una coalición permanente, y desde entonces una nueva estructura militar fue creada bajo la dirección de un máximo responsable o comandante Supreme Allied Commander for Europe (SACEUR); cargo que siempre ha sido y es ocupado por generales norteamericanos.
De acuerdo con el preámbulo del tratado constitutivo, los objetivos son: la salvaguardia de la libertad; la promoción de la estabilidad y bienestar en el área Nord atlántica; la defensa colectiva y la preservación de la paz y la seguridad. El soporte jurídico internacional de la OTAN se encuentra en el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas que recoge el derecho de legítima defensa colectiva y, en su virtud, el artículo 5 del tratado de la Alianza Atlántica establece que un ataque armado contra uno o varios miembros de la Alianza será considerado como un ataque contra todos ellos. El artículo 6 establece los límites espaciales (noción de área euro atlántica) para la aplicación del mencionado artículo 5.
Las misiones y la finalidad de la OTAN han ido variando con los tiempos y las circunstancias aunque no sus principios; así en sus orígenes, la Alianza Atlántica tenía como finalidad primordial contener la expansión del comunismo soviético hacia las democracias occidentales. Durante toda la Guerra Fría, la Alianza tuvo que hacer frente a la amenaza de la URSS, al estar esta reforzada por el segundo actor militar en este contexto, el Pacto de Varsovia.
Los países bajo influencia soviética firmaron el 14 de mayo 1955 el llamado Pacto de Varsovia (por la ciudad en que fue firmado), aunque en realidad su verdadero nombre era Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua; fue oficialmente un acuerdo de cooperación militar firmado por los países del Bloque del Este aunque como más tarde veremos, tenía otros intereses más concretos. Diseñado bajo liderazgo de la URSS cuyo su objetivo expreso era contrarrestar la “amenaza” de la OTAN, y en especial el rearme de la República Federal Alemana, a la que los acuerdos de París permitían reorganizar sus fuerzas armadas.
Por otro lado, el ámbito del Pacto de Varsovia abarcaba todos los estados socialistas de Europa del Este (a excepción de Yugoslavia sobre la que, pese a todo, se ejerció una poderosa influencia), es decir, Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, Hungría, Polonia, la República Democrática Alemana, Rumania y la Unión Soviética; hasta 1962 la República Popular China estuvo afiliada como observador.
Los miembros del Pacto de Varsovia acordaron, en términos muy similares a los empleados por la OTAN, los siguientes preceptos: la cooperación en tareas de mantenimiento de la paz; la inmediata organización en caso de ataque previsible (art. 3); la defensa mutua en caso de que alguno de los miembros fuera atacado (art. 4) y el establecimiento de un Estado Mayor Conjunto para coordinar los esfuerzos nacionales (art. 5). Consistente en once artículos en total, el Pacto no hacía referencia directa al régimen de gobierno de los miembros —declarándose abierto a “todos los Estados”, con el único requisito de la unanimidad de los restantes signatarios en su admisión (art. 9) — y estableció una vigencia de veinte años renovables, así como la libertad de revocarlo para cada uno de los estados miembros. Fue firmado en cuatro ejemplares, uno en ruso, otro en alemán, otro en checo y otro en polaco.
El Pacto fue establecido siendo Nikita Jrushchov Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética. Los estados del Bloque del Este mantenían ya, antes de la firma del tratado, una estrecha relación militar con Rusia, cuyo ejército había acometido su liberación de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Tras la caída del Muro de Berlín y de los sistemas comunistas en Europa oriental, el Pacto no tenía razón de ser. En septiembre de 1990, la Alemania comunista lo abandonó poco antes de la reunificación. En marzo de 1991, antes de la disolución de la URSS, se disolvió la estructura militar y en julio la estructura política. Fue el inicio de la repatriación de los más de medio millón de soldados soviéticos desplegados en estos países: Hungría y Checoslovaquia en 1991, Polonia en 1993 y Alemania finalmente en 1994 según lo acordado en el acuerdo “2+4″ de reunificación de dicho país.
Los intereses los respectivos líderes de cada alianza o pacto, aunque de sentido contrario, eran muy similares: mantener su hegemonía y dominio sobre los demás de su grupo; fomentar la dependencia de ellos; crear la dependencia a través del pánico basado en la posibilidad de intervención del contrario y mantener un sistema clientelar que sirviera para la venta masiva de armamento nuevo y la dependencia casi exclusiva en todo tipo de apoyos de carácter militar, fundamentalmente en traspaso o venta abajo precio de material surplus, inteligencia, instrucción y adiestramiento.
Ambos bloques en su conjunto y Rusia y EEUU en particular, basaron su capacidad militar en la creación y ampliación de importantes fuerzas de choque terrestres, navales y aéreas aderezadas con impresionantes sistemas de espionaje y decepción; pero, fundamentalmente, se dedicaron al desarrollo y mejora de sus fuerzas nucleares y de los diferentes medios de lanzamiento, conocidos como la triada (misiles de largo alcance e intercontinentales, submarinos con capacidad nuclear y plataformas estratégicas aéreas de largo radio de acción). El fantasma del estallido de una Tercera Guerra Mundial de carácter nuclear ha estado presente a lo largo de las cinco décadas en las que ambos bloques estuvieron enfrentados psicológicamente, existiendo numerosos casos en los que por cualquier pequeño incidente, despiste, fallo técnico o diplomático se podrían haber causado situaciones capaces de hacer volar por los aires todo el planeta.
La carrera y la competencia entre ambos en el tema del armamento nuclear y misiles durante la guerra fría fue tal que al terminar la misma se dieron cuenta de que sus arsenales estaban adquiriendo dimensiones desproporcionadas y que dichos materiales, además de peligrosos y exigir importantes medidas de control y seguridad, son difíciles y muy costosos de mantener o desmantelar cuando quedan obsoletos tecnológicamente o ampliamente superados por nuevas generaciones. Por otro lado, la investigación, desarrollo y mejora de los artificios nucleares exige una serie de explosiones de prueba para comprobar los efectos de los mismos , lo que llevó a una proliferación tal de dichos ensayos a los que había que poner límite o ser suprimidos dado que podrían llegar a ser dañinos para la conservación del ecosistema.

Fuente: Wikipedia

La posesión de armas nucleares había provocado un efecto contagio en otras potencias no nucleares y muchos países adoptaron la decisión de buscarlas como medida de seguridad y/o de prestigio o de presión regional; por ello, había que poner fin a este problema creciente. La solución más sencilla a la carrera de búsqueda de armas nucleares y sus correspondientes ensayos a nivel mundial se encontró en la creación de Tratados y Organismos Internacionales durante la guerra fría, cosa que se incrementó mucho posteriormente durante la aproximación de las dos grandes potencias, tras el fin de la misma. Acuerdos y Tratados que, muchas veces bajo el “manto de la buena voluntad”, pudieran además favorecer la reducción de las ya existentes armas nucleares en cada bando y así paliar en parte los gastos anteriormente referidos y como segunda consecuencia favorecer a la Paz mundial mediante la distensión.
INICIATIVAS PARA EL CONTROL DE ARMAS
Así el primer esfuerzo para el control de las pruebas nucleares se plasmó en el conocido como el Tratado del Antártico que se abrió a la firma el 1 de diciembre de 1959 y entró en vigor el 23 de junio de 1961. Obliga a los países firmantes a abstenerse de llevar a cabo medidas de naturaleza militar, incluido el ensayo de cualquier tipo de arma nuclear y prohíbe el almacenamiento en dicho lugar de material radioactivo de desecho. Otra iniciativa sobre los ensayos lo constituye el Tratado que prohíbe los ensayos en la atmosfera, el espacio ultraterrestre y bajo el agua firmado en 1963. Como consecuencia de este último se han venido firmando otros cinco tratados más para agrupar los países firmantes por regiones con el compromiso de no depositar armas nucleares o materiales radioactivos ni realizar cualquier tipo de ensayo con ellas dando lugar a lo que se conoce como Zonas Libres de Armas Nucleares (ZLAN):
 Tratado de Tlatelolco (1967) -33 Estados- aplicable a América Latina y el Caribe. En 1969 creó el denominado OPANAL (Organización para la proscripción de armas nucleares en América Latina y el Caribe)
 Tratado de Roratonga (1985) aplicable al Pacífico Sur
 Tratado de Bangkok (1995) aplicable al Sudeste de Asia
 Tratado de Pelindaba (1996) aplicable al Continente africano
 Tratado de la ZLAN en Asia Central (2006) aplicable a Kazakstán, Tayikistán, Uzbekistán y la República de Kirguizistán.
 Se lleva muchos años en el intento de crear una Zona Libre de Todo tipo de Armas de Destrucción Masiva en Oriente Medio, pero los intereses de Israel e Irán entre otros países proliferadores en la zona hacen inviable cualquier tipo de acercamiento de posturas al respecto.

A nivel internacional se pretende llegar más allá en lo referente a la prohibición de los ensayos nucleares, así se pensó en el conocido como Tratado para la Prohibición Completa de Armas Nucleares (CTBT, por sus siglas en inglés) que se abrió a la firma en septiembre de 1966 y que desde hace varios años, cuenta con 183 Estados miembros y de los que 158 ya lo han ratificado. Pero no obstante lo anterior, el Tratado se encuentra bloqueado porque para que realmente entre en vigor lo deben ratificar obligatoriamente 44 Estados (aquellos que poseen capacidades de energía nuclear de cualquier tipo). Actualmente 6 de los 44 obligados aunque lo firmaron, aún NO lo han ratificado (EEUU, India, China, Israel, Egipto e Irán) y 2 más ni siquiera lo han firmado (Pakistán y Corea del Norte). Esta iniciativa tiene muy pocos visos de prosperar porque, sobre todo los dos últimos mencionados no cejan en poner dificultades para que ello se lleve a cabo; cosa que es sabida por el resto de los rezagados y por ello no prosperan en el camino a su ratificación nacional por ir en contra de sus verdaderos intereses en este concepto.
El tratado más importante y conocido en materia del control y reducción de armas nucleares es el denominado Tratado de no Proliferación Nuclear (TNP) que quedó abierto a la firma el 1 de julio de 1968 y entró en vigor de 1970. Actualmente cuenta con 190 Estados miembros (firma y ratificación) y 93 firmantes divididos en dos categorías:
• PAÍSES CON ARMAS NUCLEARES: Aquellos que ya las poseían antes del 1ENE 1967 (EEUU, Rusia, China, Reino Unido y Francia) pero que tienen el firme compromiso de:
 No ceder estas armas, materiales o tecnología a terceros países
 Reducir sus arsenales hasta llegar a la supresión completa, aunque no se les marca fecha límite para ello.
• PAÍSES SIN ARMAS NUCLEARES (el resto) que pueden desarrollar la energía nuclear aunque solo con fines pacíficos (energía y ciencia), pero no pueden producir el arma nuclear ni transferir o derivar sus trabajos y logros nucleares al doble uso (militar y civil). A pesar del Tratado hay países que han adquirido sus armas nucleares con posterioridad a 1967: La India, Pakistán e Israel. Esto ha sido posible porque nunca lo firmaron; Corea del Norte lo firmó en 1985 pero lo abandonó en 2003.

El TNP se basa en tres pilares: la NO PROLIFERACIÓN, el DESARME Nuclear Total y el DERECHO A LA ENERGÍA NUCLEAR CON FINES PACÍFICOS. Tiene una Conferencia de Revisión cada 5 años (la próxima es en abril de este año 2015 de la que no se esperan grandes logros). Su principal problema se basa en el hecho de que aunque el desarme nuclear total conste como uno de sus importantes pilares no fija límites para llegar a su total implementación; cosa esta que provoca ciertos recelos y mucho desánimo entre aquellos países miembros que no poseen armas nucleares que ven que los que si las tienen oficialmente no solo no lo llevan a cabo, sino que aunque puedan disminuir parcialmente sus arsenales, siguen investigando en estas armas y mejorando con ello sus capacidades al respecto. Otro gran problema del Tratado se plasma en el hecho de que cualquier miembro lo puede abandonar cuando así lo estime oportuno y con su retirada no son merecedores de ninguna penalización internacional y además quedan sin efecto los compromisos contraídos durante el tiempo de su permanencia, como lo ha sido el caso de Corea del Norte.
Una de las principales consecuencias del TNP es la creación del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que vela por el cumplimiento del mismo y cuya idea nació en 1957 tras el discurso de Eisenhower (Átomos por Paz) en la Asamblea General de la ONU. Su sede está en Viena; tiene un carácter técnico y su finalidad consiste en facilitar la cooperación entre países para el desarrollo y la seguridad de la energía nuclear con fines pacíficos y evitar que el doble uso de la energía nuclear se pueda derivar a aplicaciones militares.
Los Estados miembros o parte del OIEA firman con él una serie de Salvaguardias Voluntarias que permiten las inspecciones de sus instalaciones declaradas previamente y también mediante un Protocolo Adicional se obligan a la declaración de las actividades realizadas en aquellos centros que sean declarados por inspección o denuncia de terceros como “sospechosos” y a permitir su inspección sin previo aviso. Cuenta con una serie de inspectores técnicos y produce informes al CSNU quien generalmente los adopta y hace suyos o sirven de base para sus Resoluciones condenatorias sobre el tema de la proliferación nuclear. Puede, por sí mismo, editar Resoluciones, Recomendaciones y Sanciones contra los miembros que no cumplan sus compromisos. Cuenta con 151 Estados miembros (Corea del N. abandonó en 1994).
En lo referente a los mencionados acuerdos bilaterales para la reducción de armas nucleares entre EEUU y Rusia cabe destacar los siguientes:
• Los Tratados para la Reducción de Armas Estratégicas (START)
 El START I que se firmó al final de la guerra fría (1991) para auto limitar el número de misiles con cabezas nucleares de cada parte. Firmado por Bush (padre) y Gorbachov. EEUU lo ratificó en ENE96 y Rusia en ABR2000. Fijaba límites en:
 6.000 cabezas nucleares totales.
 1.600 misiles balísticos y bombarderos pesados.
 4.900 cabezas en misiles intercontinentales y submarinos nucleares.
Mantenía importantes medidas de verificación in situ. El 5 DIC01 se alcanzó los límites previstos y expiró el 5 DIC09.
 Derivó en el START II que pretendía una mayor reducción general de elementos de lanzamiento y cabezas, que se firmó el 3 ENE93, pero que nunca entró en vigor por no ratificarlo el Senado norteamericano. Como también ocurrió con el denominado START III.
 El Nuevo START, Procede de la renovación del START II y del SORT; se firmó en ABR2010. Que tras una larga y complicada negociación para su entrada en vigor 5FEB2011. Fija límites en:
 1.550 cabezas nucleares sobre medios desplegados. El resto (las almacenadas o desmontadas) no cuentan.
 700 medios de lanzamiento (misiles intercontinentales, bombarderos pesados y submarinos nucleares) desplegados, que pueden llegar hasta 800 si se suman los No desplegados.
Por contra, reduce las Medidas de Verificación in situ de los anteriores de la serie y las transforma en una serie de medidas de confianza a base de inspecciones acordadas, informes y exposiciones.

• El Tratado para La Reducción de Armas Ofensivas Estratégicas (SORT)
 De muy corta extensión (página y media).También conocido como el Tratado de Moscú. Firmado por Bush (hijo) y Putin en Mayo 2002 y ratificado en Junio 2003.
 Limita las cabezas ofensivas nucleares a no más de 1.700-2.200 para antes del 31 Dic. 2012 cuando debía expirar (los límites casi coinciden con los del nuevo START).
 No pone límites al número de: Bombarderos Estratégicos, Misiles Intercontinentales ni Submarinos Nucleares, solo cabezas. No establece: medidas de verificación, definición de Cabeza Nuclear, sistema de conteo ni requiere la destrucción de las cabezas una vez desmanteladas.
 Crea una Comisión Bilateral de Implementación con reuniones periódicas (2 veces x año). Se podía abandonar con tres meses de notificación a la otra parte
 El Nuevo START canceló la vigencia de este Tratado cuando aún estaba lejos de alcanzar los límites fijados, lo que fue considerado como un respiro por ambas partes dado que estaban muy lejos de alcanzar los límites establecidos.

Fuente: el autor

Otra iniciativa muy interesante que contribuyó en mucho en la distensión entre EEUU y la URSS la constituyó el Tratado sobre Misiles Antibalísticos o Tratado ABM que fue un acuerdo bilateral entre ambos que limitaba el número de sistemas de misiles antibalísticos utilizados para defender ciertos lugares declarados como estratégicos contra misiles con carga nuclear. El 26 de mayo de 1972 el presidente norteamericano Richard Nixon y el Secretario General del Comité Central del Partido Comunista, Leonid Brézhnev, firmaron este tratado, que estuvo en vigor durante 30 años, hasta 2002. El 13 de junio de 2002, seis meses después de anunciarlo, EEUU se retiraron del acuerdo de forma unilateral por considerar que era francamente contrario a sus intereses y al de sus aliados en Europa.
LA OSCE
Aparte de estas iniciativas y otras no mencionadas para no dilatar más el trabajo o llenarlo de datos que puedan llevarnos a la confusión, si sería conveniente hacer una pequeña referencia a la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) .Organización, que tiene su origen en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa (CSCE), celebrada en Helsinki en 1975, y que está conformada por 57 estados: todos los países de Europa (incluidos la Federación Rusa y todos los países de la Unión Europea) más los de Asia Central y América del Norte (Canadá y Estados Unidos). Está reconocida como organismo regional conforme al capítulo VIII de la Carta de las Naciones Unidas. Su sede se encuentra en Viena, Austria.
La OSCE desarrolla sus actividades y adopta sus decisiones por la regla del consenso. Sus obligaciones y compromisos son de carácter político. Ambos rasgos confieren a esta Organización su carácter específico, al tratarse de la Organización de carácter regional más importante después de las Naciones Unidas. Sus relaciones con las otras organizaciones e instituciones internacionales se desarrollan sobre la base del espíritu de cooperación y coordinación tratando de no duplicar los cometidos respectivos. Las organizaciones con las que la OSCE mantiene relaciones de cooperación son, principalmente, la ONU y sus organismos vinculados, la Unión Europea, la OTAN, la CEI, y el Consejo de Europa. Por otro lado, dentro de la OSCE se encuadran los países Socios para la Cooperación (Afganistán, Japón, República de Corea y Tailandia), así como los Socios Mediterráneos para la Cooperación (Argelia, Egipto, Israel, Jordania, Marruecos y Túnez).
Uno de los principales logros de la OSCE ha sido la creación, establecimiento y vigilancia del cumplimiento del Tratado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE) que estableció desde 1989 hasta 1992 los límites precisos en categorías clave del equipamiento militar convencional en Europa (desde el Océano Atlántico hasta los Urales), y ordenó la destrucción o la inutilización completa del armamento excedente. El Tratado, firmado en París en noviembre de 1990, estableció límites individuales en las principales armas convencionales — tales como: tanques, vehículos de transporte de tropas, piezas de Artillería y helicópteros de ataque — que poseían en Europa tanto la OTAN como el Pacto de Varsovia. El FACE también impuso una serie de informes y notificación de los requisitos relativos a varios ejercicios militares y otras actividades derivadas de los mismos. Su cumplimiento y vigilancia establecía unos procedimientos de inspecciones in situ tanto terrestres por medio de las denominadas Unidades de Verificación (UVEs) de cada uno de los países miembros como por vía de la fotografía aérea, dando origen al Tratado de Cielos Abiertos (Open Skies Treaty) de una mayor amplitud y de cierta complejidad para su ejecución.
Durante muchos años el tratado FACE ha dado buenos resultados y su implementación resultó muy efectiva hasta que el 14 de julio del 2007, Rusia comunicó a los países miembros de la OTAN su intención de abandonar el cumplimiento de sus obligaciones dentro del Tratado, siendo efectiva 150 días después, argumentando que esta decisión era el resultado de “extraordinarias circunstancias” concernientes a su seguridad. Probablemente, dichas “circunstancias” no eran más que una consecuencia o referencia a los planes norteamericanos de establecer parte de su sistema de defensa antimisiles en Europa , concretamente en Polonia (los misiles antimisil almacenados y basados en silos subterráneos fuertemente protegidos) y en la República Checa (los sistemas de radar), lo cual no sería posible sin la ya mencionada retirada unilateral de EEUU en 2002 del Tratado sobre Misiles Anti-Balísticos (ABM) que evitaba el establecimiento de nuevos emplazamientos de defensa anti-misiles. Otra probable razón sea que los miembros de la OTAN se negaron a ratificar la nueva versión de FACE conocida como el Tratado Adaptado de las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, que restringía su aplicación a los denominados flancos europeos y que, en cierto modo, fue interpretado por Rusia como una justificación para la continua presencia de tropas rusas sobre suelo moldavo y georgiano; algo que se consideró por la OTAN como una violación de las obligaciones asumidas por Rusia en la cumbre de Estambul de 1999. Otro punto caliente con Rusia que haya podido calentar más dicha decisión fue la protesta de miembros de la OTAN por la cruenta participación rusa en la Segunda Guerra Chechena.
A pesar de que la OTAN en general y EEUU en particular modificaron sus planes iniciales para el mencionado Escudo Antimisiles en Europa y que ya no se despliegan misiles en Polonia sino que se basan en varios buques de guerra dotados del sistema AEGIS (con base en Rota, Cádiz) y en sistemas nacionales de defensa antimisil tipo PATRIOT y otros más avanzados. Rusia sigue sin aceptar dicho escudo al considerar que la excusa de su necesidad por parte aliada supone en realidad una constante vigilancia sobre su territorio y una enorme limitación de su capacidad de respuesta ante un posible ataque proveniente desde Europa. Este tema, aún abierto se ha puesto muchas veces sobre la mesa en cualquier tipo de negociación bilateral o multinacional y casi siempre se ha transformado en “sugerencias o amenazas” por parte rusa de abandonar todos los compromisos en control de armamentos, cabezas nucleares y misiles.
El 10 de marzo de 2015, en un período ordinario de sesiones del Grupo Consultivo Mixto del FACE, la delegación rusa declaró que Moscú suspendía su participación en las reuniones del grupo. Con dicha declaración, Rusia completó su retirada del Tratado para el control de armas convencionales más completo de la historia de facto — uno que llevó décadas para negociar y era un símbolo del fin de la Guerra Fría —. Pero los efectos de dicha retirada han sido sobre todo simbólicos, puesto que el Tratado ya había sido doblemente superado por los siguientes aspectos: la guerra fría ya no existe oficialmente y Rusia ya había dejado de cumplir de facto con las obligaciones del Tratado algunos años antes.
REFLEXIONES
En definitiva, tal y como ya se ha visto la guerra fría se vino dando por terminada oficialmente con la desaparición de los bloques, pero Rusia nunca ha querido admitir su nueva situación geoestratégica y geopolítica y el mismo Putin, en su día, declaró con nostalgia que “había costado un largo tiempo y mucho esfuerzo crear el poder ruso”, llegando a afirmar que “la caída de la Unión Soviética había sido el mayor desastre geopolítico del siglo XX”. Esto no significa que quiera resucitar a la Unión Soviética en su forma fallida, pero sí refleja que le gustaría que el poder ruso volviera a tomarse en serio por su propia capacidad económica política y militar, y por lo tanto, está empeñado en proteger y promover a los intereses nacionales rusos así como su seguridad territorial.
Lo que peor se acepta por los actuales dirigentes rusos es que no se les reconozca como potencia mundial y el que se les ningunee en asuntos que han sido vitales para sus intereses y relaciones durante y después del Pacto de Varsovia como lo fue el caso de dinamitar su intervención en Afganistán; la poca relevancia que se les dio en el conflicto de Bosnia i Herzegovina; el “engaño” del que fueron objeto por la OTAN durante y después del conflicto de Kosovo y las amenazas sobre Serbia (aliado fiel de Rusia) hasta la secesión y aceptación internacional del propio Kosovo como país independiente; la invasión de Iraq frente a su opinión; los ataques sobre Siria y Libia y, aunque de forma encubierta, las presiones sobre Irán y su programa nuclear. A ello, habría que añadir el último golpe en su esfera de control al abrirse sin su concurrencia el abanico de las relaciones entre EEUU y Cuba.
Rusia siempre está presente en apoyos puntuales, diplomáticos, económicos o militares sobre países que entran en conflicto de relaciones con EEUU con independencia del continente en que se produzcan y, al mismo tiempo, mantiene actualmente determinadas amenazas sobre el continente europeo en el sentido de amenazar con cortar el suministro de gas al centro y norte de Europa (cosa que no lleva a la práctica por su enorme dependencia de los ingresos en dichos conceptos) y últimamente viene tonteando con Chipre y Grecia como una forma de ejercer presiones para asegurarse sus bases en el Mediterráneo una vez que la base naval de Tartus en Siria pudiera estar en peligro por la situación interna del país y la acción del Estado Islámico, razones por la que dicha base se ha venido desmantelando en los últimos años.
Los escarceos con Grecia han sido constantes por sus grandes lazos incluso de origen religioso que les unen, pero han aumentado enormemente tras la asunción del gobierno por el partido Syriza y sus enfrentamientos económicos con la UE. A pesar de los mencionados lazos tradicionales, Rusia lo que persigue son otros objetivos, las nuevas relaciones manifiestas y claras por ambos bandos, no dejan de ser una forma más de presionar a la OTAN y a la UE en un flanco tan delicado para dichas organizaciones.
Por otra parte y a modo de protección territorial y en base a su seguridad, siempre trata de recuperar el control sobre los territorios que rodean el suelo ruso, como es el caso de Ucrania, un país vital para sus intereses económicos y militares al constituir una zona de amortiguación contra cualquier amenaza proveniente del Oeste y es además la mejor ruta actual para el suministro de energía a Europa, lo que constituye la principal base de la economía rusa.
El punto de ruptura para iniciar su intervención en Ucrania se encuentra en la revolución naranja de 2004. Yanukovich resultó elegido presidente ese año en circunstancias bastantes dudosas, lo que forzó a una masiva aparición de manifestantes y disturbios que le obligaron a someterse a una segunda elección. Perdió, y asumió el poder un Gobierno prooccidental. En aquel momento, Putin acusó a la CIA y otras agencias de inteligencia occidentales de haber organizado las manifestaciones. Putin se convenció de que Occidente pretendía destruir a la Federación rusa. Para él, era evidente la importancia de Ucrania para Rusia. Por lo tanto, él creía que la CIA orquestó dicha operación para poner a Rusia en una posición peligrosa, y que la única razón para esto era el deseo general de paralizar o destruir a Rusia. Siguiendo el asunto de Kosovo, Putin se convenció y admitió públicamente su sospecha a la hostilidad de Europa y la OTAN hacia el oeste.
Los rusos trabajaron desde 2004 hasta 2010 para deshacer la revolución naranja. Trabajaron además en reconstruir el ejército ruso, centrar sus aparatos de inteligencia y utilizar cualquier influencia económica tuvieron que reformular su relación con Ucrania. Si no pudieron controlar totalmente Ucrania, no querían que este territorio llegara a ser controlado por EEUU y Europa. El resto de la historia reciente hasta nuestros días ya la conocemos y nadie pone en duda la intervención sobre dicho país de forma clara y abierta a la opinión pública internacional sin ningún reparo en negarlo todo pero, sentándose a la mesa de las negociaciones para conseguir los mayores provechos en territorios bajo su dominio.
La invasión rusa de Georgia tenía más que ver con Ucrania de lo que aparentemente tenía que ver con el Cáucaso. En aquel momento, EEUU todavía estaba empantanado en Irak y Afganistán. Mientras que Washington no tenía ninguna obligación formal con Georgia, si existían determinados lazos y garantías implícitas con dicho territorio. La invasión de Georgia fue diseñada para lograr dos objetivos de forma simultánea. El primero, mostrar al mundo que el ejército ruso, que había quedado prácticamente en ruinas poco antes del año 2000, fuera capaz de actuar con firmeza y precisión en el 2008. El segundo, demostrar a la región, y particularmente a Kiev, que cualquier tipo de garantía americana, de forma explícita o implícita, sobre los países de la misma no tenía ningún valor y ellos (Rusia) eran capaces de actuar con plena impunidad en aras de lo que denominaron su “propia seguridad”.
A la vista de estos hechos y reconociendo la grieta que se estaba produciendo en sus relaciones con Rusia y la tendencia general a demostrar el escaso valor real de EEUU en la región, la administración Obama intentó recrear los antiguos modelos de las relaciones y Hillary Clinton se presentó a Putin con un botón de “reset” en el año 2009. Pero Putin no quería restaurar dicha relación volviendo a lo que él consideraba como los “malos tiempos” llenos de humillaciones hacia Rusia. Por lo tanto, no tuvo ningún interés en aceptar dicha oferta. Al contrario, pudo percibir o al menos, interpretar que mediante dicho gesto EEUU parecía haber adoptado una postura defensiva y que en realidad contaba con poca capacidad de reacción o tenía un mínimo interés en contrarrestar la situación; circunstancia esta, que muy posiblemente le valiera a Putin para explotar su ventaja y lanzarse a órdagos de mayor calado, como ha venido sucediendo en su estrategia de aproximaciones y anexiones sucesivas sobre Ucrania y tratar de ejercer el control casi total sobre el Ártico.
Otro lugar en que se hizo patente esta posición de fuerza ha sido sobre Europa y la mayor parte de la UE utilizando para ello la dependencia energética de Rusia y así poder ser más patente su amenaza a la economía del continente, en particular la de Alemania; cosa que, a pesar de que ya nadie habla o reclama la Península de Crimea y otros territorios ocupados, ha supuesto muchos quebraderos de cabeza a su Canciller, Angela Merkel, obligándola a tomar un papel mucho más decisivo en la solución, casi como sea, del conflicto ucranio y dejando un tanto de lado a EEUU y su natural protagonismo o bravuconería en todo conflicto internacional, que pretendía echar más leña al fuego con el aprovisionamiento de material bélico al ejército regular ucraniano.
Pero previamente a estos últimos eventos en Europa ya se había alcanzado el punto álgido; punto, que llegó durante el conflicto sirio, cuando la administración Obama amenazó con la ejecución de ataques aéreos en fuerza sobre el país después de que se demostrara que Al Assad había utilizado armas químicas sobre la población civil. Fue entonces cuando los rusos se impusieron diplomáticamente de forma muy agresiva contra la intención de Obama, proponiendo en su lugar un proceso de negociaciones y ayudas para terminar con la destrucción de dichas armas sin ningún tipo de intervención militar sobre el terreno. Tanto es así, que al final han sido los norteamericanos los que más han contribuido con medios y con dinero para dicha operación se llevara a cabo en un tiempo record, nunca jamás visto en la historia de la Organización para la Armas Químicas (OPAQ). Los rusos salieron reforzados de la crisis de Siria, mostrándose como decisivos y capaces de lidiar con temas trascendentales. Sin embargo, EEUU han quedado como indecisos e irresponsables. El poder ruso en consecuencia ha venido en aumento, y a pesar de un debilitamiento de su economía, este hecho, sin duda, impulsó aún más el prestigio de Putin. Hoy en día y quizá a presiones rusas, los propios americanos comienzan a hablar de apoyar directamente a Al Assad en su lucha contra el Estado Islámico.
El pasado mes de diciembre el Portavoz del Parlamento ruso ordenó solemnemente su Comisión de Asuntos Exteriores poner en marcha una investigación histórica. Se trata de dilucidar si la “anexión” de Alemania Oriental fue realmente legal. ¿Si debe condenarse o debería a revertirse? Meses más tarde el propio Ministro de exteriores ruso, durante una conferencia de seguridad en Munich, insinuó que podría mantener muchas dudas al respecto declarando que “la reunificación de Alemania se llevó a cabo sin ningún tipo de referéndum”.
En los últimos meses y a raíz del conflicto en Ucrania – conflicto que verdaderamente no ha supuesto un gran número de respuestas poderosas y contundentes por parte de la OTAN, ni siquiera cuando quedó probado que el derribo del avión de pasajeros de Air Malaysia se realizó, como mínimo con material ruso- tanto la OTAN en general, EEUU en particular han venido desarrollando una serie de refuerzos puntuales así como ejercicios y maniobras importantes en zonas cercanas al conflicto. Pero, como reacción también Rusia ha desarrollado las suyas y ha ido más allá al detectarse su presencia masiva en los espacios aéreos y marítimos de los países Bálticos y en los territorios y aguas del Ártico. Ha desplazado, sobre estos últimos un importante contingente de tropas y material de nueva generación poniendo de manifiesto su gran interés por el domino de esta zona contra los intereses internacionales acordados años atrás entre los países limítrofes. Su interés de nuevo se centra en dominar zonas cercanas a sus fronteras, controlar los movimientos y explotar en su día los recursos naturales de su subsuelo así como los beneficios del control del cada vez más próximo tráfico marítimo que se acabará imponiendo para acortar los desplazamientos entre Europa y EEUU con Asia. Puede que, a su vez, trate también de equilibrar la influencia e interés que EEUU bien mostrando últimamente sobre la región de Asia-Pacífico.
Rusia es un país que a pesar de su maltrecha economía, debido fundamentalmente a la bajada de los precios de los derivados del petróleo y a una galopante corrupción y mala administración, no ha disminuido el alto porcentaje de sus presupuestos que dedica a la defensa. Se encuentra en plena campaña de modernización de su flota naval, en la mejora de sus fuerzas aéreas y de la capacidad de sus misiles ofensivos y sistemas de defensa antiaérea. Por otro lado, sus capacidades en ciberguerra son muy importantes y todo apunta que son junto a los chinos y norcoreanos los mejores en este campo en plena lid con los norteamericanos. Parece estar de nuevo en una carreara desenfrenada para la adquisición y mejora de material bélico sin importarle las consecuencia que esto pudiera tener para su economía. Sin abandonar la carrera espacial que fue otro de los aspectos relevantes de la Guerra Fría, cosa que parece que EEUU tiene aparcada en otra prioridad menor desde hace años.
Aún es pronto para evaluar el verdadero papel que ha jugado Rusia entre bambalinas en las últimas negociaciones del llamado P 5+1 (los cinco países del CSNU y Alemania) con Irán para discutir sobre su programa nuclear. Ya se conoce que Rusia ha adoptado, de nuevo, el papel de catalizador y apoyo a su aliado Irán, más que de apoyo a las exigencias de EEUU, Reino Unido, Francia y en menor medida Alemania. El Principio de Acuerdo firmado por las partes el 2 de abril del presente año dista bastante de las pretensiones iniciales norteamericanas y europeas aunque se ha pretendido vender como muy aceptable para todas las partes y se quiere presentar como una victoria de la diplomacia norteamericana. También es cierto que en este punto han jugado un papel muy decisivo los constantes y cada vez mayores apoyos de fuerzas iraníes especiales (Qods) en el terreno luchando codo con codo con el ejército regular iraquí, lo que supone un alivio para el devenir de la misión de la coalición internacional que lidera EEUU y su casi nula implicación con fuerzas combate sobre el terreno.
En definitiva, podríamos resumir todo lo dicho hasta este punto en que la Guerra Fría supuso una confrontación política, económica, diplomática y militar entre dos bandos que, trajo como consecuencias: una gran carrera de armamentos; una desmesurada producción y capacidad de armas de destrucción masiva, nucleares en particular; sofisticados sistemas de espionaje; desencuentros diplomáticos en todos los continentes; enormes tensiones, algunas de elevada gravedad; muchos gastos a pesar de la marcha de las respectivas economías y una gran desconfianza a nivel mundial. Que tras un breve periodo de relajación de la situación, principalmente debido a la ruina económica y militar de la desaparecida URSS, todo apunta ahora a que empleando estrategias similares o algo más novedosas o sibilinas y aprovechando la falta de interés de EEUU por Europa, su incipiente decadencia como primera potencia mundial o el “buenísimo” que ha querido imprimir la actual administración norteamericana, Rusia trata de recuperar el espacio perdido, reencontrar su identidad como potencia mundial y podamos estar volviendo a situaciones similares haciendo especial hincapié en la presión económica sobre los aliados de uno y otro bando, aprovechando las ventajas que le otorga su situación geoestratégica, la gran dependencia exterior debido a la importancia de sus reservas en productos derivados del petróleo y en su mejora de la capacidad militar en aspectos muy relevantes.

LA GUERRA FRIA SIGUE O ESTAMOS ANTE SU II EDICIÓN

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