FORO PARA LA PAZ EN EL MEDITERRÁNEO

Pólvora Papal sobre el capitalismo

REFLEXIÓN PRIMERA
El 12 de julio de 2009, siendo todavía Papa, Benedicto XVI, escribí una columna sobre la encíclica “Caritas in veritatis” a la que añadía “seguridad, justicia y paz” (1). Con anterioridad había reflexionado sobre otros escritos vaticanos, principalmente los del largo reinado de Juan Pablo II, aunque sin dejar de mencionar la doctrina emanada del Concilio Vaticano II (“de la Guerra”, de febrero de 2003) (2) o una de las encíclicas más revolucionarias, la “Rerum Novarum” de León XIII, precursora de la implicación del cristianismo en la política (democracia cristiana). En todas mis intervenciones en el mundo religioso, siempre procuré hacerlo desde el punto de vista que conozco: el de la seguridad en su concepto más amplio, sin entrar en aspectos teológicos, o filosóficos, no así los morales, al incidir mucho en la seguridad y la paz.
Perdónenme una crítica a todos estos documentos religiosos, los cuales pretenden que llegue a todos, pero a la postre solamente alcanza a una pequeña parte de la población, la cual, además se siente como si verdaderamente hubiera pecado, mientras que el resto, recibe los mensajes eclesiales a través de portavoces interesados en que solo reciban lo que perjudica a los primeros.
El Concilio Vaticano II fue una revolución para la Iglesia Católica, pero también un fracaso en su mensaje, porque sus dictámenes, exhortaciones y recomendaciones, solamente fueron implantados dentro de la propia Iglesia, con pocas repercusiones en el mundo de la época (estamos hablando de la década de los sesenta del siglo pasado), dado que la paz, la convivencia y la concordia que exponía, extrayéndola de la predicación de Jesús, no fue escuchada a nivel mundial y las guerras, los sufrimientos y la destrucción de los valores morales, sociales, de la naturaleza y de los pueblos, se mantuvieron durante décadas, hasta la caída del “Muro de Berlín”. A partir de ese momento surgió otro mundo igual de injusto que el anterior, variando simplemente la amenaza bipolar a la seguridad por una multipolar, aunque con un país hegemónico.
Tanto en los documentos del Vaticano II, como en la encíclica que nos ocupa y que ha encendido multitud de pasiones, señalan de forma clara que lo que se preconiza es en cierto modo una utopía, precisamente por el “pecado”, el cual no puede erradicarse. De esta forma en el segundo epígrafe se expresa: “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”.
Esta misma referencia al pecado ya fue objeto del Concilio: “En la medida en que el hombre es pecador, amenaza y amenazará el peligro de guerra hasta el retorno de Cristo; pero en la medida en que los hombres, unidos por la caridad, triunfen del pecado, pueden también reportar la victoria sobre la violencia hasta la realización de aquella palabra: De sus espadas forjarán arados, y de sus lanzas hoces. Las naciones no levantarán ya más la espada una contra otra y jamás se llevará a cabo la guerra” (3).
Leo en el Sur de Málaga (edición de 19.06.2015), un amplio análisis de la encíclica, escrito por Íñigo Domínguez y me sorprende su inicio, tachándola como “lo más de izquierda que ha hecho un Papa en siglos”. Hablar de izquierda o derecha en nuestros días es una temeridad, pero si nos referimos a la izquierda al comunismo y sus aláteres populistas, no ha existido ideología que haya atentado más contra la “Tierra” que ella. No hay más que pensar en las catástrofes ambientales de los mares Caspio y Aral o las chapuzas de las centrales nucleares que provocaron el desastre de Chernobil. No digamos la violencia con la tierra en determinadas naciones declaradas “socialistas” americanas, sin señalar por supuesto a las más “izquierdista” de todas: Corea del Norte, que es en sí mismo una catástrofe ecológica y ambiental. Resulta, cuanto menos curioso, que en el “marketing”, presentado por determinadas ideologías, acusen a Occidente, de lo que verdaderamente ha sido el principal acusado: la izquierda: « un crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios ».
La encíclica hay que leerla de una forma neutral, sin decantarse previamente por una ideología. El Papa Francisco habla constantemente de la desigualdad económica y de la fraternidad con los más pobres y este mensaje debe prevalecer por encima de todo, pero se debe disponer también como referencia de la parábola de los “talentos”, porque la capacidad que cada uno tiene de administrar lo que le corresponde, es causa de futuras desigualdades.

Las primeras reacciones sobre la encíclica tienen un sabor de euforia por una parte de la población “no cristiana”, mostrando que sus tesis son compartidas por el Papa de Roma. Son personas, como las que abundan en nuestra España, mandan en Grecia o dominan no democráticamente en otros países, que consideran que no hay “verdad” al estilo platoniano, sino que todo es relativo. Ante ello, pasan, sin advertirlo, por lo que el Papa Francisco recalca en su preámbulo, precisamente para expresar el rechazo a sus ideas totalitarias: “se deben en el fondo al mismo mal, es decir, a la idea de que no existen verdades indiscutibles que guíen nuestras vidas, por lo cual la libertad humana no tiene límites. Se olvida que « el hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza »”.
Hace años, estando destinado en el Campo de Gibraltar, había un sacerdote que fustigaba en sus pláticas a los que asistíamos a la misa de 13:15 de la iglesia de la Palma. El sacerdote era gran persona, muy bien intencionada y gran amigo, pero un día le comenté que a los únicos que “bronqueaba” era a los que íbamos a misa. Pues bien, algo de esto sucede con la nueva encíclica de Papa Francisco.
Prometo seguir analizando, desde el punto de vista de la seguridad todo el texto y plasmarlo en sucesivas columnas.
Rafael Vidal Delgado
Director del Foro para la Paz en el Mediterráneo

(1) http://www.belt.es/expertos/HOME2_experto.asp?id=4665

(2) http://www.belt.es/expertos/HOME2_experto.asp?id=701

(3) CONCILIO VATICANO II. Constitucional Pastoral Gaudium et Spes. Sobre la Iglesia en el mundo actual. Capítulo V. El fomento de la paz y la promoción de la comunidad de los pueblos.

REFLEXIÓN 2ª

“No es lo mismo predicar que dar trigo”, refrán español que refleja perfectamente que en determinadas cuestiones es mucho más fácil denunciar los problemas y enunciar una serie de medidas generales, a sabiendas que son de difícil, por no decir de imposible aplicación.

El Papa en su exhortación 13, expresa El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar”. El concepto de “familia humana” está muy bien, pero no deja de ser una mera expresión conceptual para señalar a la “especie humana”, cuyas distintas sensibilidades están separadas años luz en presentar un problema como único y con una solución.

Las llamadas al diálogo, recogido en la exhortación siguiente: “Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta”. El texto toma como referencia las manifestación de los grupos ecologistas, los cuales, excepto en honrosas ocasiones, se encuentran inmersos en el mundo político, declarándose como defensores de “su medio ambiente” con el fin político de desgastar a su contrario ideológico.

Puede parecer tras el conjunto de reflexiones de la columna 1ª y la presente, que queremos ser críticos con el contenido de la encíclica, nada más lejos de la realidad, pretendiendo únicamente que sea analizada desde todos los puntos de vista: ideológicos, sociales, morales, religiosos, económicos, etc., y no cada uno buscando lo que el Papa expresa que puede beneficiarle, cuestión que ya han hecho muchos de los analistas, presentando el texto y al propio Papa como de “izquierda”, cuando en realidad la pólvora papal no está direccionada, sino que intenta abarcar a todos los que deciden sobre la “casa común”.

Cuando el Papa se queja de la falta de avances en la crisis que afecta a nuestro planeta, lo hace culpando a los “poderosos”, pero también a “todos los demás”: Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás.

 Al hablar de “poderosos”, en la lectura tergiversada, se incluye en ellos a los que detentan el poder de forma democrática en los países occidentales, cuando en realidad hay más “poderosos” que atentan contra el medio ambiente en las sociedades más autocráticas y totalitarias, las cuales en su gran mayoría tienen una ideología de izquierda.

La “falta de interés de los demás” se dirige a los que en aras de su comodidad, se desentienden de las obligaciones que como ciudadano tienen, es decir en las sociedades democráticas: votar y en las no democráticas: intentar que la situación cambie aunque le cueste sudor y lágrimas. Lo que no es admisible es intentar convertir una sociedad occidental en otra populista, tipo Venezuela, o lo que es peor, similar a Corea del Norte, intentando asumir los voceros de esas ideologías totalitarias el mensaje Papal.

No nos llevemos a engaño, el Papa no es de izquierda ni de derechas. Pretende sensibilizar al mundo de un grave problema: la ecología y medio ambiente. En otras ocasiones los escritos papales han tocado temas controvertidos, como por ejemplo el de los alimentos transgénicos, aceptándolo como tales como forma de erradicar el hambre en el mundo, aunque pocos años antes había aconsejado prudencia en el uso de la biotecnología por desconocerse las posibles “mutaciones” que se pudieran producir en la especie humana con ello.

La Iglesia también ha mostrado su sensibilidad sobre la utilización de las células madres y la “clonación”, siendo dos muestras de la atención del Rector de la Iglesia Católica sobre los problemas que afligen al mundo.

La encíclica se configura en los siguientes capítulos, añadiéndose su contenido:

CAPÍTULO 1: QUÉ ESTÁ OCURRIENDO CON NUESTRA CASA (Calentamiento global y contaminación; Contaminación, basura y cultura del descarte; El clima como bien común; La cuestión del agua; Pérdida de la biodiversidad; Deterioro de la calidad de la vida humana y decadencia social; Inequidad planetaria; La debilidad de las reacciones; Diversidad de opiniones).

CAPÍTULO 2: EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN (La luz que ofrece la fe; La sabiduría de los relatos bíblicos; El misterio del universo; El mensaje de cada criatura en la armonía de toda criatura; Una comunión universal; El destino común de los bienes; La visión de Jesús).

CAPÍTULO 3: LA RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA (La tecnología: creatividad y poder; La globalización del paradigma tecnológico; Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno; El relativismo práctico; La necesidad de preservar el trabajo; La innovación biológica a partir de la investigación).

CAPÍTULO 4: UNA ECOLOGÍA INTEGRAL (Ecología ambiental, económica y social; La ecología cultural; La ecología humana y el espacio de la vida cotidiana; El principio del bien común; Una justicia intergeneracional bien entendida).

CAPÍTULO 5: ALGUNAS LÍNEAS ORIENTADORAS Y DE ACCIÓN (El diálogo sobre el medio ambiente en la política internacional; El diálogo rumbo a nuevas políticas nacionales y locales; Favorecer debates sinceros y honestos; Política y economía en diálogo para la plenitud humana; Las religiones en el diálogo con las ciencias).

CAPÍTULO 6: EDUCACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA (Apostar a otro estilo de vida: educación para la alianza entre la humanidad y el medio ambiente; La conversión ecológica; Gozo y paz; El amor civil y político; Los señales sacramentales y el descanso celebrativo; La Trinidad y la relación entre las criaturas; La Reina de toda la creación; Más allá del sol).

El Papa dispara con pólvora santa sobre el capitalismo

This entry was posted in Uncategorized. Bookmark the permalink.

Comments are closed.