La Universidad de Málaga le ha rendido hoy tributo a José María Troya, el catedrático recientemente fallecido que si algo concita en su recuerdo es cariño, admiración y, sobre todo, una sentida admiración para todos los que trataron con él.

Por eso al homenaje que se ha celebrado en su centro, la ETS de Ingeniería Informática, han acudido profesores, alumnos, familiares y amigos. Todos, con un nudo en la garganta, han escuchado las palabras que le han dedicado, entre otros, el rector, José Ángel Narváez; la consejera de Educación, exrectora e íntima amiga del finado, Adelaida de la Calle; el actual director de Informática de la UMA, Ernesto Pimentel; su mentor, Antonio Vaquero; María Ribera, docente en la Politécnica de Cataluña y expresidenta de la Conferencia de decanos y directores de Informática, y su hijo Javier, que, en nombre de su madre y sus hermanos, ha agradecido todas las menciones.

La ceremonia ha sido muy entrañable. Tras un video elaborado por el Centro de Tecnología de la Imagen con fotos y apariciones en prensa de José María Troya, que fue director de la ETSI de Informática y propició la puesta en marcha del Centro de I+D Ada Byron de la UMA, se han sucedido las intervenciones.

Las palabras más escuchadas han sido ‘sencillez’, ‘respeto’, ‘preocupación por los alumnos’, ‘capacidad de trabajo’, ‘tenacidad’ y una cualidad física, su sonrisa. A ella han aludido todos los participantes, que han hecho especial hincapié en la trascendencia de su labor científica y gestora. “Fue uno de los que contribuyó al desarrollo de la informática en Málaga”,  ha sentenciado Ernesto Pimentel.

Su grupo de investigación (Ingeniería del Software) tiene reconocida producción científica y continuará trabajando, gracias a su impronta. “Procuraremos que la gente siga sintiéndose orgullosa de ti a través de tu legado”, le ha dicho su hijo Javier.

Del recuerdo que deja José María Troya da buena cuenta la frase elegida para concluir el video conmemorativo proyectado hoy. Es del escritor Elbert Hubbard: "One machine can do the work of fifty ordinary men... No machine can do the work of one extraordinary man" (Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres normales; ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario").

La ETSI de Informática tiene, desde hoy, un placa conmemorativa debajo de un olivo (el árbol favorito de Troya), a la entrada del centro. La ha descubierto su familia al son del Gaudeamus Igitur entonado por el coro de la Universidad de Málaga, que ha editado también un libro de semblanzas de su insigne catedrático.