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La cultura del agua: los baños árabes en Al-Ándalus 

Ángela HernándezPara la cultura islámica el agua siempre ha tenido una gran importancia como elemento purificador. Cuando los árabes llegaron a la península ibérica en el siglo VIII se encontraron con las termas romanas y las adaptaron a su forma de baño.

En la época andalusí los baños árabes o hammam tuvieron una gran relevancia, no sólo eran lugares para la limpieza y la relajación, sino que se convirtieron en espacios sociales que usaban hombres y mujeres, ricos  y pobres, personas de todas las edades, religiones y clases.

El hammam era un edificio muy sólido para poder aguantar las enormes diferencias térmicas del interior y del exterior. Los muros eran de argamasa y las bóvedas de piedra y ladrillo, con claraboyas y lumbreras en formas estrelladas u octogonales, por las que penetraba la luz y el aire. Así se creaba un ambiente íntimo como una cueva moteada de estrellas.

Había tres o cuatro salas: un vestíbulo o zaguán, donde la gente dejaba la ropa y descansaba. Una primera sala de refresco, en la que recibían unos paños blancos y sandalias de madera.  Después entraban en la estancia central de ambiente templado. Y finalmente accedían a la última sala de aguas calientes, bajo la que se encontraban las calderas.  Desde esta última sala a la primera hacían sudoración en seco y baños de vapor a diferentes temperaturas.      

Otros servicios complementarios al baño eran los masajes, la peluquería y los cuidados de los pies. Las refinadas costumbres higiénicas de los andalusíes fueron descritas con detalle en algunos tratados de alquimia árabe que narran sus gustos por las cremas, los jabones y los aceites aromáticos. Estos últimos eran elaborados a partir de flores, hierbas y especias. 

Dependiendo de la abundancia o escasez del agua en la ciudad había un único baño o varios. En ciudades en las que el agua era abundante, cada barrio tenía su propio baño. Si la ciudad tenía escasez de agua, el baño era compartido por todos los ciudadanos y se establecían horarios semanales. Las mujeres accedían al recinto los lunes y los miércoles. Los martes, jueves y sábados lo hacían los hombres; finalmente los domingos lo hacían los judíos. Este acuerdo se mantuvo hasta que Alfonso X El Sabio decretó por ley que judíos y cristianos no podían compartir el espacio. 

En Andalucía los baños árabes de Ronda, construidos entre los siglos XIII y XIV, son uno de los baños mejor conservados y El Bañuelo de Granada es uno de los baños árabes más antiguos de España.

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