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Suena la Navidad

Francisca Miranda. Luces de colores, Flor de Pascua, adornos en los escaparates, en las calles y en la mayoría de los hogares de los españoles, llega la Navidad y con ella el momento de recuperar los villancicos de toda la vida, aquellos que guardamos en  la memoria de un año para otro desde nuestra tierna y feliz infancia. Todos disfrutamos entonando, con mayor o menor afinación, esos cantos populares. Junto a ellos vuelven a despertar también los instrumentos navideños tradicionales que, sin duda, no pueden faltar tanto en reuniones familiares como en las de trabajo. No nos olvidamos, por un lado, de todos aquellos objetos de uso común que se han utilizado desde antiguo como instrumentos musicales sin serlo; se utilizaba cualquier cosa que se tenía a mano (por ejemplo en la cocina) y que servía para hacer ruido. Hablamos del almirez (utensilio que sirve para machacar especias o ajo), las sartenes, una botella  (el más económico de los instrumentos musicales navideños porque es tan simple, como conseguir una botella grande, por ejemplo de anís, que esté gravada,  y hacerla  sonar con una cuchara o una moneda).

Por otro lado, la Navidad no sería Navidad sin la pandereta y la zambomba. En cuanto a la primera, de origen árabe, es un instrumento de percusión formado por uno o dos aros de madera, cubiertos con una piel muy lisa (de oveja antiguamente) y con unas sonajas alrededor. Para hacerlo sonar hay que golpear con los dedos o con la palma de la mano. La segunda, de origen africano, quizá sea  el instrumento con más sabor navideño. Está compuesta por un recipiente de barro y un parche de piel atravesado por una caña que suena al frotarla con la mano humedecida.

La zambomba está unida a una forma única de celebrar la Navidad en la Baja Andalucía. Es en Jerez de la Frontera (Cádiz) donde con ese mismo nombre se denomina a las reuniones en las que se cantan villancicos aflamencados los días previos a la Nochebuena. Su origen se sitúa en el siglo XVIII cuando en los patios se encontraban los vecinos para compartir comida, bebida y cantes acompañados por tan singular instrumento. Recientemente se ha iniciado el proceso para declarar esta actividad como Bien de Interés Cultural.

La Navidad, tiempo de sabores y sones y, al fondo, ya se escucha ese villancico que dice:

Me he comprado una zambomba.
Un pandero y un tambor.
 
Y "pa" completar la fiesta 
los cacharros del fogón.
 

Canta, ríe, bebe, que hoy es Nochebuena, 
y en estos momentos no hay que tener pena.
Dale a la zambomba, dale al almirez…

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