Entrevista a Javier Peña. Presidente de Bancosol.

Asegura que el apoyo de la población ha superado todas las previsiones y anuncia que, mientras dure la crisis, «haremos la campaña cada año»

 

La Gran Recogida terminó el pasado sábado. Pero el trabajo del Banco de Alimentos Bancosol no ha hecho más que empezar. Después del esfuerzo titánico de organizar durante meses un evento que ha movilizado a 1.500 voluntarios en Málaga, 230 establecimientos de catorce cadenas y de llamar a la participación de los malagueños para reunir 225 toneladas de comida, ahora queda la labor de transportar los víveres al almacén, pesarlos y clasificarlos. Todo para que la gran despensa solidaria de la provincia cuente con recursos suficientes para llegar a las familias con problemas económicos.


Javier Peña es la cabeza visible del equipo de voluntarios de Bancosol que, junto a la Fundación La Caixa, ha hecho posible este hito de la participación en Málaga. Coincide además con su turno como presidente de los Bancos de Alimentos andaluces, con lo que también ha estado muy implicado en la campaña a nivel regional, donde se han alcanzado las 1.500 toneladas.


Pero para Peña no es más que el principio. Detrás de su aspecto tranquilo, en su mente no hace más que idear fórmulas y proyectos para aprovechar mejor la comida que tantas veces tiramos. El éxito de la campaña ha provocado que este jubilado de Telefónica esté solicitado en todos los foros. Ahora hace un alto en su apretada agenda para repasar con SUR la Gran Recogida y los retos de futuro de Bancosol.


-Las primeras estimaciones apuntan a 225 toneladas cuando el objetivo de la Gran recogida era de 150. ¿Esperaban estos resultados?-Nosotros siempre somos optimistas en nuestras expectativas, pero la realidad ha superado la imaginación. Pusimos una meta de 150 toneladas tirando por lo alto y sin saber si la cumpliríamos y ahora creemos que podríamos alcanzar el doble con los alimentos que aún nos queda por recoger de las empresas que han participado pidiendo comida entre sus empleados. La Gran Recogida ha marcado un antes y un después.


-¿En qué sentido?-Marca una gran diferencia para la ciudadanía malagueña, que se ha movilizado y ha demostrado que es capaz de responder. La población ha podido comprobar que con la ayuda de todos podemos hacer grandes cosas. Y también supone un cambio para el funcionamiento de Bancosol, porque ahora sabemos que podemos ser más ambiciosos. Tenemos la capacidad para convocar a la sociedad y pedirle más. Y también ha servido para que la gente conozca mejor nuestra labor.


-También ayudó el premio Príncipe de Asturias de la Concordia...-El premio Príncipe de Asturias a los Bancos de Alimentos ya supuso un logro, pero esto ha significado consolidar nuestro papel a pie de calle.


-¿Cuál cree que ha sido la clave del éxito de la Gran Recogida?-Han confluido varios factores. Por un lado, la difícil situación económica. Por otro, hemos conseguido un apoyo muy importante de los medios que ha logrado que lleguemos a muchos hogares. Y sobre todo, la implicación y la participación de la gente, que ha ido propagando la iniciativa a través del boca a boca. Lo que tenemos claro es que no podríamos haberlo hecho solos. Se han sumado voluntarios, ciudadanos anónimos, personalidades como Estrella Morente -que ha puesto la imagen a la campaña-, empresas, cadenas de alimentación, administraciones públicas...


-¿Los malagueños son ahora más sensibles a este tipo de causas?-La situación que estamos viviendo ha hecho que la población sea ahora más receptiva y consciente de la realidad. Para que la Gran Recogida haya sido un éxito, han tenido que participar varios miles de personas. Y lo han hecho desde los ciudadanos con más posibilidades a los que contaban con menos recursos.


-¿Es suficiente la cantidad recogida para hacer frente al incremento de la demanda de las ONG?-Hemos dado un paso, pero la Gran Recogida nace con vocación de continuidad. Mientras que dure la crisis, vamos a intentar hacerla todos los años porque tiene mayor impacto que las pequeñas campañas que hacíamos habitualmente a lo largo del año y con las que como mucho lográbamos 15.000 kilos.


-¿Cuántas personas van a beneficiarse de lo que se ha recopilado?-Actualmente atendemos a 55.000 personas diarias a través de las ONG, y desgraciadamente va en aumento. La Gran Recogida soluciona la situación a corto plazo. Aún nos queda algo de la comida que nos llega desde los fondos de la Unión Europea, que este año ha enviado dos partidas de 200.000 y 460.000 kilos. Pero ese apoyo desde Europa no es para siempre. Está previsto que se acabe en poco tiempo. Así que tenemos que buscar nuevas vías porque ahora es cuando más hace falta.


-¿Qué alternativas quedan a la ayuda europea?-Nosotros trabajamos desde hace años en el aprovechamiento de los excedentes de alimentación. Tenemos que fomentar la recogida de los productos del campo que se quedan fuera del mercado porque no dan la talla o no tienen el aspecto que se requiere para su comercialización. Las envasadoras de patatas nos han donado toneladas de producto que es demasiado pequeño o demasiado grande para los supermercados. Pero hay mucho más, como la opción de crear redes para recoger lo que los agricultores no quieren de los campos. Otro reto es que creemos mecanismos para transformar ese sobrante en productos elaborados, como conservas de frutas o alimentos en lata. También hay un trabajo pendiente con lo que sobra en la restauración. Ahora estamos negociando la firma de un acuerdo con los hoteleros para que lo que sobra en sus buffets se congele y pueda ir a las familias sin recursos.


-¿Se ha derrochado mucha comida?-Muchísima. El alimento no se valora lo suficiente. Deberíamos concienciarnos para aprovechar todos los alimentos que consumimos en los hogares como ya lo hacemos con el agua.


-¿Cuál va a ser el próximo paso de Bancosol?-Ahora tenemos la campaña de Navidad en los colegios. Y el día 15 la Orquesta Sinfónica Provincial celebra un concierto benéfico en la Diputación para Bancosol.


-¿Qué le diría a la gente que critica la recogida de alimentos porque puede ser un signo de que volvemos a la beneficencia?-A mí me gusta más dar la caña que el pez. Y por eso preferimos ayudar a asociaciones que tienen un programa completo para sacar a las familias del agujero económico. Pero si en estos momentos no hay nada que pescar, tenemos que dar la caña y el pez al mismo tiempo.