El día en que se conmemoraba mundialmente la lucha contra el cáncer, el 4 de febrero, el Rectorado de la Universidad de Málaga reunió a un grupo de oncólogos que abordaron las técnicas más frecuentes en la preservación de la fertilidad en los hombres y en las mujeres, y cómo se compatibiliza actualmente el cáncer hereditario -que sufre entre un 5 y un 10% de la población- con la posibilidad de hijos libres de enfermedades.

El encuentro fue presentado por la rectora de la UMA, Adelaida de la Calle, quien resaltó la labor investigadora desarrollada en este campo y la necesidad de seguir apoyándola. Junto a ella, presidieron la mesa, la directora científica del Instituto de Biomedicina de Málaga (IBIMA), Maribel Lucena; el presidente de la nueva junta provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), Francisco Aguilar; el subdirector gerente de Carlos Haya y el Clínico, Javier Terol, y el presidente del comité técnico de la AECC, Emilio Alba.

Para este renombrado especialista, cáncer y fertilidad es la «historia de un éxito», impensable hace tan solo diez años. «Cuando se hablaba de cáncer, lo primero que se le venía a uno a la cabeza era cómo alargar la supervivencia y mantener una buena calidad de vida». Alba adelantó que los avances han sido muy importantes para curar la enfermedad, pero también para conservar la fertilidad y «ese proyecto vital tan importante para la población como es tener descendencia».

Por su parte, Alfonso Sánchez, especialista en el tratamiento de tumores germinales de testículo, que son los más frecuentes en varones fértiles entre 15 y 30 años, explicó que la fertilidad es uno de los aspectos que más preocupa al paciente cuando ha logrado superar la enfermedad. «Entre un 15 y un 30% de los afectados ya no recuperarán la fertilidad y dependerá de la edad, del tipo de cáncer o de los fármacos que se utilicen», señaló. En el caso de los varones, la criopreservación del semen es una de las técnicas más exitosas entre quienes ha sobrevivido a la enfermedad.

En lo que se refiere al sexo femenino, el índice de mortalidad en pacientes con cáncer de mama es cada vez más bajo y muchas de ellas, aún jóvenes, van a convivir con la enfermedad. El 42% de las pacientes que han recibido quimioterapia desarrollan una menopausia precoz y disminuye su capacidad de tener hijos; de ahí la necesidad de preservar esa fertilidad. Para ello, Martínez detalló algunas técnicas, como la congelación del tejido ovárico, aún experimental, pero que puede dar lugar a un embarazo natural; el transplante heterotópico (poner un trozo de ovario donde permanezca vivo para su posterior implantación); la congelación de embriones, pero por lo controvertido se tiende a utilizar la misma técnica pero en ovocitos, de forma que se congela el óvulo, pero sin fecundar.

Por último, la experta Antonia Márquez, explicó que los tumores se heredan cuando las alteraciones genéticas se desarrollan en las células germinales y la probabilidad de transmitirlo a los hijos es del 50%».