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BBAA Historia de la Facultad

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En el año 2000, tras años de proyectos y rechazos de la idea por parte de la Administración, el Consejo Andaluz de Universidades dio luz verde a una antigua reivindicación de la sociedad malagueña, la creación de una Facultad de Bellas Artes en la Universidad de Málaga.

Por diferentes circunstancias este plazo se apuró finalmente al máximo, pues esta titulación no comenzó a funcionar hasta el curso académico 2005-2006, siguiendo una trayectoria paralela a la Escuela Superior de Arquitectura.

Distintos sectores de la ciudad y de la Universidad habían reclamado históricamente para Málaga un Centro de estudios artísticos superiores, hecho que se había visto frenado por la existencia en Andalucía de dos facultades más, la de Sevilla y la de Granada. Cuando Antonio Díez de los Ríos asumió el cargo de Rector de la Universidad de Málaga en 1994, manifestó su interés por crear una nueva Facultad de Bellas Artes, ya con la idea de una especialización en Diseño y Nuevas Tecnologías. Sin embargo la mayor presión la ejerció el Consejo Social de la Universidad de Málaga, en la etapa que estuvo presidido por Cabra de Luna, para conseguir que la Junta de Andalucía aprobase la creación de la nueva Facultad.

Diversas circunstancias hacían ineludible la creación de esta Facultad de Bellas Artes en Málaga. En primer lugar el peso específico de la población que aglutina la provincia. Por otro lado, la gran tradición artística de la ciudad, cuestión que ya era palpable en el ingente número de alumnos de Educación Secundaria que cursan el Bachillerato de Artes y que llenaban luego las aulas de las facultades de Granada y Sevilla. Por último, el dinamismo artístico y cultural que diferentes instituciones de nueva creación han otorgado a la ciudad, como el Centro de Arte Contemporáneo y el Museo Picasso.

En 2005, La Rectora de la Universidad de Málaga, Adelaida de la Calle, encargó a Carmen Osuna, entonces profesora titular de escultura de la Universidad de Granada, que asumiese las funciones de decana comisaria y pusiese en marcha la Facultad. La Facultad de Bellas Artes de Málaga comenzó su docencia con dos grupos de 1º (mañana y tarde) en el curso académico 2005-2006, ubicándose de manera provisional en un espacio diáfano sito en el semisótano del aulario Severo Ochoa. En este espacio único se impartían todas las materias y servía, además de cómo espacio de trabajo, como lugar de reunión e intercambio de experiencias para profesores y alumnos. Una de las primeras actividades de la facultad consistió en un curso de autoconstrucción dirigido por el arquitecto y artista Santiago Cirugeda, que tuvo como consecuencia la erección de dos espacios de autogestión para los alumnos, construidos por ellos mismos, en la azotea del citado aulario, y que pasaron a ser conocidos como Las trincheras, pues los materiales efímeros con los que se había construido, a base de sacos rellenos, hacían que se viniera a la mente la imagen de unas trincheras. Estos espacios, visibles desde el exterior, pasaron a ser uno de los primeros símbolos de la facultad, presentes incluso en el primer logotipo de la misma. Las inclemencias meteorológicas, sin embargo, y la naturaleza de los materiales utilizados, han impedido la perdurabilidad de estos espacios.

A medida que se fueron incorporando los siguientes cursos, la facultad de Bellas Artes se fue extendiendo verticalmente en el aulario Severo Ochoa, ocupando paulatinamente más aulas del mismo. El curso 2008-2009 se completó la implementación de los cuatro cursos que componían el plan de estudios original, y este año fue necesario expandir la facultad a una nueva sede, un nuevo aulario recién construido en la zona del aparcamiento de la escuela de ingeniería informática, entonces llamado aulario 5. Esta aventura duraría poco, pues al año siguiente la facultad al completo se trasladó al Campus de El Ejido, para ocupar parte de lo que hasta entonces había sido la Escuela Politécnica que, aunque también con carácter provisional, es la sede que se mantiene en la actualidad. De los cuatro edificios existentes en el complejo, la Facultad de Bellas Artes dispone de uno de ellos a título propio, y dos más compartidos con arquitectura y/o con otras dependencias de la UMA. Estos espacios, pendientes de algunas importantes intervenciones y mejoras, han posibilitado el completo despliegue de aulas y talleres específicos necesarios para la impartición de nuestro, de momento, único título: Graduado en Bellas Artes, tras la extinción del título de Licenciado en Bellas Artes.

La normalización institucional llegó a finales del curso 2010-2011, cuando se celebraron por primera vez elecciones a Junta de Centro y, posteriormente, a decano/a, resultando elegido Salvador Haro, profesor titular de pintura de este Centro. Esto ha motivado la plena integración en los órganos de la UMA y la constitución del resto de órganos colegiados y de representación del Centro.

El hecho diferencial que marca la filosofía de esta nueva Facultad, y mediante el cual pretende distinguirse de las Facultades vecinas de las Universidades de Sevilla y Granada, reside en una fuerte vinculación entre el arte y las nuevas tecnologías, aprovechando y desarrollando el potencial que ofrece la ciudad. El concepto de Facultad en el que venimos trabajando parte del convencimiento de una necesaria interdisciplinariedad y del trabajo artístico en grupo, pues en nuestros estudios convergen varias disciplinas que fomentan y amplían las miras de los futuros profesionales del arte, enfocadas siempre hacia el exterior, hacia una sociedad cambiante. El espíritu que nos mueve se fundamenta en la innovación en la docencia, el uso de las TIC, la colaboración entre profesores de distintas asignaturas, el fomento de las actividades extracurriculares que complementen las que se realizan en el aula, el desarrollo de la investigación por parte del profesorado, el estudio y reciclaje continuo, etc., pues nuestro objetivo básico es la formación de profesionales cualificados, objetivo en el que colabora la cualificación y especificidad de nuestro profesorado, un modelo que está aportando extraordinarios resultados en los modelos de enseñanza-aprendizaje. 

El número de alumnos que accede cada año a la facultad es actualmente de 85, una limitación que ha posibilitado un modelo de enseñanza directa, que permite una gran proximidad entre alumnos y profesores. Ha permitido, también, que en determinados grupos el alumno pueda contar con su propio espacio “privado” dentro del espacio público del aula. El aula es abierta, pero el alumno posee su sitio, con mesa, silla, caballete, y taquilla para dejar sus materiales. Existen también talleres y áreas comunes, como el taller de escultura, o la sala multimedia, el plató, el aula gráfica, el taller de grabado, etc.

Ha sido también importante la proyección que la facultad ha tenido hacia la ciudad, habiéndose realizado un gran número de exposiciones en diferentes espacios expositivos, algunas de ellos de carácter anual, como las realizadas en las Salas del Centro Cultural Provincial de Diputación o en el Rectorado de la Universidad, pero también talleres y otras actividades en colaboración con Museos de la localidad, acudiendo a convocatorias, o desarrollando acciones en la ciudad; y ha participando institucionalmente en diferentes eventos externos, en nombre de nuestra Universidad, tales como las ferias nacionales de Facultades de Bellas Artes IkasArt, becas, certámenes, etc.

Mirando hacia el futuro, esta joven facultad tiene importantes retos por delante, que van desde la consolidación de la plantilla de profesores, hasta la mejora de las instalaciones y adecuación de las mismas, pasando por la oferta de nuevos títulos. Si bien todas estas actuaciones tienen un carácter urgente, entendemos que la prioridad de un centro de enseñanza debe ser la de disponer de una oferta académica completa para su alumnado, por lo que los esfuerzos más inmediatos están dirigidos a la implementación de títulos de posgrado y programas de doctorado.

 

 

 

 

 

 

 

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