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¿La caída del yuan forzará una nueva ronda de reformas en China?

La reciente decisión de China de permitir que el yuan se devalúe en cerca de un 3% respecto al dólar americano es un paso hacia unas tasas de cambio determinadas por el mercado, aunque la estabilidad continúe siendo dudosa. Desde un punto de vista más amplio, la devaluación llama la atención sobre el modelo de crecimiento de China y las prácticas insostenibles que el país necesita desaprender, dicen los especialistas.

Hace unas pocas semanas, el banco central chino —el Banco del Pueblo de China— permitió que el yuan cayera a su nivel más bajo respecto al dólar en cuatro años. El banco controla de forma sistemática los movimientos de la moneda permitiendo transacciones dentro de una franja específica de tasa de referencia que es determinada por él de forma diaria.

La devaluación de la moneda china provocó ventas enormes en los mercados bursátiles y en los mercados de commodities desencadenadas por los temores de que China planee lanzar una guerra de divisas para impulsar el descenso de sus exportaciones. Pero el banco central intervino elevando las tasas de referencia en un intento de evitar una espiral a la baja que pudiera generar pánico.

A continuación, los mercados volvieron a responder de forma negativa. El yuan, que había estado cayendo desde la devaluación inicial, se dejó un 0,2% más, una caída que se produjo tras la caída acentuada del 6,2% del Shanghai Composite Index. Los principales temores tienen que ver con la incertidumbre acerca de la desaceleración de la economía China. En vista de los descensos significativos del mercado bursátil, crecieron los temores de que la moneda pudiera hundirse aún más.

Si unimos a eso las razones detrás de la acción original del Gobierno, descubriremos una serie de razones detrás de lo ocurrido.

Interpretar la caída

“Si dejáramos de lado la retórica, veríamos que la devaluación es una respuesta a las cifras negativas del comercio en julio”, dijo Marshall W. Meyer, profesor emérito de Gestión de Wharton y especialista veterano en China. En julio de 2015, las exportaciones chinas cayeron un 8,3% respecto a hace un año —fue el peor resultado en cuatro meses—, lo que deprimió la demanda de Europa y de EEUU. Fue, por lo tanto, mucho peor que la caída del 1% prevista por los economistas. “El objetivo era dar un impulso al motor de las exportaciones. Nadie sabe si eso sucederá, dada la poca demanda global”, dijo Meyer.

“La devaluación de la moneda es una salida fácil, porque hace que las exportaciones sean competitivas de forma inmediata”, dice Mauro Guillen, profesor de Gestión internacional y director del Instituto Lauder [Lauder Institute]. China ha estado perdiendo terreno debido al aumento de los salarios y a la competencia de otros países asiáticos, dijo. “El país necesita depender menos de las exportaciones y más del consumo doméstico. Esa es el cambio estructural que necesita tener lugar”.

Según Minyuan Zhao, profesora de Gestión de Wharton, el riesgo de una espiral negativa del yuan es real. Con las tasas de interés más elevadas en China que en EEUU, muchas empresas chinas contrajeron préstamos cuantiosos en dólares americanos, y muchos inversores occidentales pusieron dinero en China a corto plazo, dijo Zhao. “En el momento en que perciban que habrá una depreciación, todo ese dinero saldrá del país”.

“Como consecuencia de eso, esa salida de dinero de China producirá una devaluación aún mayor que la pretendida por el Gobierno”, añadió Zhao. Fue precisamente debido al temor de que eso pudiera ocurrir por lo que el banco central intervino para estabilizar la moneda, dijo. “Todo el Gobierno chino habla ahora de forma positiva sobre la moneda porque existe la posibilidad de una espiral descendente inducida por el temor”.

¿La devaluación fortalece suficientemente la intención de China de hacer del yuan una moneda de reserva? “La versión optimista es que eso muestra la disposición de China de alejarse de una tasa casi fija, que es, naturalmente, un requisito para una moneda que quiera ser moneda de reserva en el sistema actual”, dijo Jacques deLisle, profesor de Derecho y de Ciencia política de la Facultad de Derecho de la Universidad de Pensilvania y director del Centro de Estudios del Este Asiático.

DeLisle, sin embargo, no ve mucho mérito en ese punto de vista. “Esta es la más reciente de una serie de acciones que demuestran una estrategia de política de gestión en que se busca desencadenar rápidamente intervenciones en los mercados cuando las cosas no parecen estar yendo en la dirección deseada por los gestores de políticas”, dijo. “Esa no debe ser la mentalidad para moverse a una estrategia de mercado más receptiva a la valorización de la moneda”. DeLisle llamó la atención también sobre las recientes intervenciones de las autoridades chinas en un intento de contener la caída del mercado bursátil.

¿Futuras críticas a China?

La manipulación evidente de la moneda china será objeto de debate en las próximas elecciones presidenciales, tal y como explica Avery Goldstein, profesor de Política global y de Relaciones internacionales de la Universidad de Pensilvania. Él dijo que el Gobierno y el Congreso de EEUU ha estado insistiendo desde hace muchos años en que el yuan tenga su tasa determinada por el mercado. “En su opinión, probablemente equivocada en los últimos años, la moneda china estaría depreciada. Ahora, están descubriéndose que ella, probablemente, estaba sobrevalorada”, dijo. “Pero, a pesar de eso, la realidad política en EEUU es que China estaría manipulando su moneda, devaluándola para obtener ventajas”.

Goldstein esperaba “repercusiones políticas serias en EEUU”, aunque estén lejos de los fundamentos económicos. “Las personas se dedicarán a criticar la moneda china y las transacciones comerciales de China”. Por otro lado, si los efectos sobre la moneda china son modestos, “con el tiempo, los mercados se ajustarán y el electorado americano también se ajustará”.

Goldstein previó también “efectos colaterales” en lo tocante al apoyo a la Asociación Trans-Pacífico (acuerdo firmado entre los países de la cuenca del Pacífico), que deberá ser ratificado a finales de año. Cuando el presidente chino Xi Jinping visite EEUU en septiembre, Goldstein espera que el presidente Obama “deje claro la cuestión de la manipulación de la moneda en sus conversaciones con Xi”.

Mensajes contradictorios

Nadie sabe hasta qué punto China flexibilizará el control sobre el valor del yuan. Zhao dijo que es posible interpretar de dos maneras la depreciación del yuan. Aunque el Banco Central de China haya caracterizado el episodio como una decisión en el sentido de permitir al mercado determinar la tasa de cambio, otros lo ven como parte de un plan más amplio del banco central de devaluar la moneda. Sea como sea, el yuan ha estado presionado desde hace tiempo para devaluarse, mientras el banco central ha intentado sostenerlo, dijo Zhao. Ella observó que el yuan ha mostrado una tendencia a la baja en las transacciones diarias en los últimos seis meses, sin embargo el banco central intervino en cada ocasión para elevar artificialmente las tasas el día siguiente. Los mercados, sin embargo, vuelven a empujarlas hacia bajo.

Para Meyer, la oferta de dinero es el principal culpable de la erosión del valor del yuan. El crecimiento de la oferta de dinero en China ha girado en torno a un 13% y cerca de un 30% en los 15 años entre 1995 y 2010, según los datos del Banco Central. Después de alcanzar la marca del 28,4% en 2009, el valor de la moneda comenzó a caer de forma sistemática, llegando a modestos 13,6% en 2013 y 11% en 2014. “El punto de inflexión fue 2009, en que M2 [oferta de dinero] despegó como un cohete, creciendo mucho más deprisa que el PIB”, dice Meyer. “No es posible que una moneda continué apreciándose sin apoyos, cuando la oferta de dinero sobrepasa de forma significativa el PIB. El problema se agrava cuando el elemento que impulsa el PIB —la inversión— se vuelve cada vez más improductivo”.

¿China estaría siguiendo el camino acertado con la devaluación? “La tasa de cambio fija es como una botella de cerveza, y no un globo flotante en que se siente la presión interna”, dijo Zhao. “Después de ser una botella de cerveza por mucho tiempo, no se sabe cuál es la presión interna. Las personas hablan de presión a la baja, pero no se sabe cuál es la intensidad de la presión hasta que se permita que se vacíe. Si el mercado está fuera de control, él podrá seguir en una espiral descendente, el temor puede generar más temor, y no hay duda de que eso no es saludable para la economía”. Sea como sea, Zhao dijo que el banco central chino tiene munición suficiente para intervenir en el mercado y prevenir la espiral de caída del yuan.

Moneda de reserva cuestionada

Zhao dijo que el Gobierno chino ha estado transmitiendo confianza en la moneda en un “cálculo de estabilidad versus valorización de mercado”. Eso, explicó ella, con la vista puesta en la reunión del Fondo Monetario Internacional en octubre próximo, que determinará si el yuan puede ser incluido como moneda de reserva internacional.

¿La devaluación mejorará las oportunidades de China en la reunión? Según Guillén, la devaluación “debilita las intenciones de China porque muestra que el RMB no se intercambia libremente, sino manipulado por el Gobierno”. Meyer tampoco cree que la devaluación fortalezca la posición deseada por China con el FMI. La salida de dinero del país ha sido un gran problema. En este sentido, Meyer dijo que China tendría que apretar los controles sobre las salidas de capital para que los bancos chinos continuaran teniendo liquidez. Él señaló los recientes aumentos de las tasas interbancarias de préstamos como indicación de la restricción de liquidez.

Pero China está ante un dilema en lo que concierne a los criterios del FMI para la inclusión del yuan como moneda de reserva, dijo Zhao. “Para unirse a ese club, hay dos criterios. Uno de ellos es que la moneda sea estable y fuerte; el segundo, es que esté determinada por el mercado, dos cosas que en la China actual no caminan juntas, ya que la moneda del país fue artificialmente mantenida para parecer fuerte. “Si China permite que el mercado determine la tasa del yuan, la moneda continuará en caída, dijo Zhao. Al mismo tiempo, si el Gobierno quisiera que su moneda fuera estable, el banco central necesita intervenir, añadió. “Será interesante observar de qué manera el banco central chino jugará con esas dos cartas”.

Repercusión en Asia

En 1994, cuando China devaluó su moneda tras la crisis del peso mexicano en el inicio de aquel año, la decisión golpeó con fuerza las economías y se cree que ha contribuido a la crisis financiera asiática de 1997-1998. Ahora, la Reserva Federal de EEUU deberá aumentar las tasas de interés en septiembre, lo que podría hacer que la devaluación del yuan perjudique nuevamente a las economías asiáticas, según analistas del mercado.

Guillén también cree que la devaluación afecta a los competidores de China en Asia. “Dificulta también el plan de la Fed de elevar las tasas porque eso fortalecería aún más el dólar”, dijo. Pero los grandes perdedores son los exportadores de commodities de América Latina y de África, ya que los precios caerán (en relación al dólar).

Meyer no esperaba ver una repetición de la crisis financiera asiática de 1997-1998. La magnitud de la actual devaluación, de momento, es mucho menor, un 5% frente a un 30% en 1994. “No creo que las personas se apresurarán a invertir en China en vista de la percepción de fragilidad de la economía del país y de la saturación de su capacidad de fabricación”, dijo. “Pero los vecinos de China no estarán felices”.

Contener la volatilidad

Según Guillén, la volatilidad del valor del yuan persistirá. “Las guerras de divisas no terminan de la noche a la mañana. Toda acción crea una reacción…” Goldstein, sin embargo, no espera una ‘devaluación drástica’ del yuan con el paso del tiempo, “porque el Gobierno promete evitar que eso suceda”. Para él, la depreciación del yuan no beneficia a los exportadores. “Los primeros días de devaluación no se mostraron lo bastante fuertes para que tenga ese efecto”, dijo.

Zhao dijo que no entendió por qué, en los últimos dos o tres años, las personas creyeron que la moneda china estaba devaluada. “Esas personas no supieron interpretar las señales del mercado”, dijo ella. “Había mucha presión. El flujo externo de capital es preocupante”. Las salidas netas de capitales de China en los últimos cuatro trimestres sumaron US$ 450.000 millones, según un informe de Bloomberg.

Zhao añadió que China podría evitar otra ronda de devaluación. “Pero la ironía consiste en permitir que el mercado determine la tasa de cambio, ya que el principal agente del mercado es el banco central”, dijo. El banco central ha estado aumentando sus reservas en monedas extranjeras para respaldar la moneda, dijo Zhao. “Por lo tanto, el sentimiento del mercado estará determinado por lo que el Gobierno dice porque, en última instancia, él es el mayor agente del mercado”.

El reciente colapso del mercado bursátil hizo que el Gobierno chino aprendiera algunas cosas, dijo Zhao. “El Gobierno se quemó con la quiebra del mercado bursátil. Vio cómo puede ser preocupante el pánico de mercado y aprendió una lección. Ha intentado evitar que eso suceda en el mercado de tasa de cambio”.

Mientras, según Goldstein, el Gobierno chino, a través del Banco del Pueblo Chino, tomará medidas para suavizar el golpe causado por la devaluación de la moneda. Detrás de eso está el deseo del Partido Comunista chino de demostrar estabilidad, explicó. “Esa será su principal prioridad. La presión del Congreso americano no sacudirá la determinación del liderazgo chino de adoptar políticas que, en su opinión, preservará la estabilidad deseada, al mismo tiempo en que buscan las reformas que necesitan”, dijo.

Reformas estructurales

Para que China equilibre su economía en sintonía con la cambiante realidad del crecimiento más lento, el país tendrá que lidiar con muchos impedimentos estructurales, según deLisle. Aquí, él hace referencia a los objetivos económicos del Partido Comunista de China expuestos en su reunión plenaria de noviembre de 2013. Las reformas jurídicas en varias áreas incluyeron la igualdad de oportunidades entre diferentes empresas, gestión y gobernación empresarial, transición hacia un volumen mayor de propiedad mixta de empresas y mecanismos de mercado para la adjudicación de capital, dijo deLisle.

Meyer citó algunos obstáculos estructurales con los cuales China tendrá que lidiar para que las nuevas reformas tengan resultados significativos. Él destacó que desde 2009 el crecimiento del PIB chino ha sido impulsado por los inversiones. “Su crecimiento se debe a las inversiones en activos fijos, y no en personas”. Como consecuencia, China tiene un exceso de capacidad de fabricación, lo que ha llevado al declive de la rentabilidad, principalmente de sus empresas estatales, así como al declive en los índices de compras de los gerentes que reflejan la confianza en el negocio, añadió.

Meyer identificó las principales cuestiones que China necesita resolver si quiere consolidar su programa de reformas: “Será preciso un liderazgo determinado y paciencia por parte de la población china para deshacer esas distorsiones. La gran cuestión es si China podrá soportar los tiempos difíciles para hacer lo que tiene que hacer, una economía basada en servicios y no en fabricación, así como una economía que de prioridad al consumidor y no a las exportaciones”.

Cambiar la forma de hacer negocios

Según Zhao, la cuestión actual es sólo un aspecto de “una discusión más amplia sobre el nuevo modelo de negocios que China tendrá que adoptar”. Ha estado creciendo la presión para que se cambie la forma de hacer negocios en China, dijo. Zaho se refirió a la explosión, el jueves pasado, en la ciudad de Tianjin, en el norte del país, que dejó 112 fallecidos, según el último recuento. “Fue un único accidente, pero muestra la existencia de un problema más profundo en la forma de hacer negocios”, dijo Zhao. Ella identificó el problema como “una insistencia sobre la velocidad y la escala en detrimento de la seguridad y la protección”.

Goldstein recordó la llamada del Partido Comunista chino, en su reunión plenaria de noviembre de 2013, para que el enfoque pasara del volumen de crecimiento a la calidad del crecimiento. Con la desaceleración resultante, el pueblo chino tuvo que reconocer que “tasas rápidas de crecimiento, aumentos rápidos del patrón de vida, tal vez sean cosas del pasado”, dijo. El cambio de foco tiene que tener como resultado una mayor seguridad del producto dirigido al consumidor y menos accidentes industriales, añadió.

Goldstein resaltó que China necesita cambiar su estructura de incentivos para los empleados de provincias y otros por debajo de ellos. “Es preciso dejar de evaluar los cuadros de funcionarios en los niveles más bajos según el crecimiento”, dijo. Él observó que el Gobierno habló realmente de cambiar esas normas de evaluación. “Ahora, eso necesita tener lugar en la práctica”, dijo él. “Es difícil. Lo que se está pidiendo a las personas es que cambien la manera de hacer negocios en China, tanto en el plano político como económico”.

Respecto al futuro, Meyer espera que la volatilidad del yuan sea un fenómeno de corto plazo. “Pero si China alcanza una reputación de comportamiento imprevisible, todas las apuestas quedarán en nada. Pediría al liderazgo chino que pensara en lo que es bueno para el pueblo chino, y no para el PIB. China tal vez necesite la ayuda del mundo para tener éxito.

¿La caída del yuan favorecerá el cambio en China?

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