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El G-CrimTech fue creado en el año 2013 como un grupo de investigación interdisciplinar que desarrolla su actividad en el Instituto andaluz interuniversitario de Criminología (UMA).

El objetivo principal que este grupo interdisciplinar de estudios presenta es el análisis de la aplicación de las nuevas tecnologías en la comisión, detección, persecución, control y prevención de delitos, siendo éstas nuestras principales áreas de investigación.Respecto a la comisión de delitos, hay que destacar el rápido e imparable desarrollo del uso de Internet, de las tecnologías de la Información y la Comunicación, de las redes sociales, y especialmente  las nuevas relaciones virtuales que se están generando. Todo a ello ha supuesto una mejora indudable de nuestra calidad de vida, pero al mismo tiempo ha generado nuevas dinámicas y mecanismos de ejecución de delitos. Nos preguntamos si los modelos penales tradicionales son suficientes para castigar adecuadamente estas conductas delictivas o si por el contrario es necesario formular nuevas figuras penales que permitan afrontar estos comportamientos de una manera más adecuada y proporcional.

Además de los delitos contra la propiedad en red, es decir, las estafas informáticas, los timos laborales a través de Internet, la piratería doméstica, el pshising, sabotaje informático, daños o ataques a la integridad de los datos o del sistema, nos interesa especialmente el estudio de los delitos cibernéticos que afectan a la intimidad personal o a la indemnidad sexual, que en los últimos años parecen estar teniendo una importante proliferación en nuestra sociedad, especialmente en determinados colectivos como son los menores. Nos referimos a la pornografía infantil, al grooming, el sexting, el ciberbullying,  el ciberacoso…

En cuanto al control de delincuentes nos interesa conocer la eficacia de la monitorización electrónica, lo que se conoce como las pulseras electrónicas, que en España se está utilizando cada vez con más frecuencia y que se aplica a los internos que se encuentran en tercer grado o en libertad condicional. Y también en las órdenes de alejamiento, ya sea como medida cautelar o como condena en casos de violencia de género.

Por último, cada vez es más frecuente la utilización de las nuevas tecnologías para la prevención de delitos; las marcas de agua para evitar falsificaciones, las etiquetas BCID contra los hurtos en comercios, la protección de nuestras infraestructuras criticas… Nos interesa especialmente la proliferación en nuestras ciudades del uso de las cámaras de videovigilancia en las vías públicas bajo la excusa de que sirven para disminuir la delincuencia callejera.

Hemos llevado a cabo, en el Instituto de Criminología, un estudio pionero en nuestro país, sobre la eficacia de estas cámaras de videovigilancia para reducir la delincuencia. En marzo de 2007 se pusieron en funcionamiento 17 cámaras en algunas de las calles del centro histórico de Málaga. Y, a modo de conclusión, podemos decir que al igual que en otros países de nuestro entorno, las videocámaras aunque sirve para disuadir de la comisión de delitos, producen al mismo tiempo un claro efecto de desplazamiento de los delincuentes hacia otras zonas de la ciudad donde no hay cámaras.

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