Los pliegos se equivocan. En Los Asperones no están ajenos a deseos de mejoras, a anhelos de una calidad de vida que no tienen y que, muchos de ellos, ni siquiera han conocido. Sueñan despiertos, como casi todos, y piden respeto, menos violencia, más limpieza, un campo de fútbol de césped, una parada de metro o un futuro alentador para sus hijos. Seguir leyendo