FORO PARA LA PAZ EN EL MEDITERRÁNEO

SIRIA, LA OCASIÓN PÉRDIDA PARA EUROPA Y SU POSIBLE SOLUCIÓN

 

F. Javier Blasco Robledo, Coronel en la Reserva
9 de septiembre de 2015

Resumen
En muy pocos días todos ha cambiado en Europa, los gobiernos y las opiniones públicas han virado totalmente para ahora volcarse en facilitar la acogida de miles de refugiados, quienes provenientes de Siria en su mayoría, buscan, desde hace tiempo, cobijo y asilo en nuestro Continente. El problema que se ha generado, es causa en gran parte por culpa de nuestra pasividad o falta de previsión ante las más que seguras consecuencias de una guerra despiadada a muy pocos kilómetros de nuestras fronteras.
Entre los cambios patentes de opinión, aparece no solo una mejora en la aceptación de un mayor número de refugiados, sino en que ya se empieza a hablar sin tapujos de la necesidad de una intervención militar con mayor implicación e intensidad que la realizada hasta la fecha.
Las cifras y desarrollo inicial del conflicto

La guerra civil en Siria comenzó hace cuatro años, creando un problema ya enquistado en el que han venido a participar diversas facciones con el apoyo de varios países con tendencias, creencias y pretensiones muy diferentes. A la grave situación interna se le vino a sumar la irrupción del Estado Islámico a mediados del 2014. Como resultado de ambos conflictos y de sus correspondientes atrocidades ya han perdido la vida unos 310.000 sirios aunque, algunos cifran dichas pérdidas en un total más cercano a los 500.000.

Los habitantes de cualquier país inmerso en un conflicto de alta intensidad tienden a evacuarse de las zonas más peligrosas, dando lugar inicialmente a lo que se conoce por Desplazados Internos, que son personas que se ven obligados por la guerra o cualquier tipo de represión o persecución a abandonar sus casas pero permanecen en los límites de su propio país acogidos por familiares, amigos u organizaciones de ayuda en espera de una mejora de la situación general y así poder retornar a sus hogares. Se mantienen en todo momento bajo la legislación de su país.

Otros, sin embargo, debido a un mayor grado de persecución, miedo a represiones personales, carecer de lugares o personas de acogida en su territorio o por disponer de mayores medios económicos, deciden cruzar las fronteras propias e instalarse en otro país (normalmente vecino al suyo), entonces se convierten en Refugiados y son protegidos por determinadas leyes internacionales amén de las propias del país donde se encuentran. Inicialmente, mantienen el deseo de regresar a sus casas cuando la situación se lo permita.

Muchos de estos movimientos, generalmente, se realizan de forma voluntaria sin imposición y, en algunos casos, bajo el amparo y apoyo de determinadas Organizaciones Internacionales como el propio Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) o la Cruz y Media Luna Roja.

Si el conflicto se dilata y complica en el tiempo; si la destrucción alcanzada en sus ciudades de origen es muy grande o porque los países iniciales de refugio, en función de sus propias capacidades, no les prestan la atención mínima; si los apoyos internacionales que estos reciben para atender a las necesidades de ayuda son escasos y muy lejanos a los requeridos y prometidos; si los refugiados tienen medios económicos propios, cuentan con familiares/amigos asentados previamente en países lejanos o porque las reacciones xenofóbicas donde se refugian van en aumento, deciden entonces continuar su peregrinaje hacia otros territorios donde pueden encontrar una mayor y mejor acogida, sea más fácil obtener un sustento o donde la posibilidad de integración sea mayor.

Las últimas estimaciones de población autóctona en Siria, realizadas en 2014, contabilizaban una población entorno a los 17 millones de habitantes. De ellos y según datos de este mismo año proporcionados por ACNUR, 12,2 millones se encuentran necesitados de algún tipo de asistencia humanitaria. Estas cifras se reparten en que unos 7,6 millones de sirios han sido víctimas de desplazamientos forzosos dentro del país y 4,08 millones se han visto inclinados a refugiarse en países cercanos como Turquía, Líbano, Jordania, Irak, Egipto y Libia. Sólo en Turquía hay casi dos millones. Al Líbano han llegado 1,1 millones, a Jordania 629.000, a Irak 250.408, a Egipto 123.375 y a diversos países del Norte de África 24.055. Las cifras iniciales se vieron incrementadas de manera exponencial tras la irrupción del Estado Islámico. Así, en 2012 el número de los refugiados registrados en el conjunto de ellos giraba en torno a los 95.000. Entre abril de 2011 y julio de 2015 han sido 348.540 las peticiones de asilo formuladas por sirios a diversos países europeos. Sólo en 2015 se han solicitado 126.315, cifra que es muy superior a la alcanzada durante todo 2014 que alcanzó los 138.016.

Según cifras de las propias NNUU, para el presente año, se había marcado un presupuesto de unos 2.900 millones de dólares americanos para ayudar a los mencionados países de acogida en sus labores de atención humanitaria. Debido a la poca concienciación internacional en proporcionar los fondos solicitados o al mal funcionamiento del Organismo, a finales de agosto, solo se había alcanzado recaudar algo más de 900 millones.

Muchos de los refugiados contaban con posibilidades económicas propias o adquiridas en forma de ayudas personales lo que ha propiciado que el goteo de refugiados hacia Europa se haya mantenido casi constante durante todo el conflicto. La mayoría empleaba para ello la tristemente denominada ruta de la muerte que consiste en atravesar el Mediterráneo desde las costas sirias o libias para alcanzar cuanto antes, países como Italia, Grecia y Francia, en menor medida. Una vez en territorio Schengen continuaban su camino, por diversos medios en dirección a la Europa Central y del Norte.

Otros empleaban la denominada ruta del Mediterráneo Oriental por la que cruzando la frontera común con Turquía proseguían camino por dicho país para llegar a su costa más cercana a determinadas islas griegas con lo que, tras una travesía de menor trecho y riesgo que en el caso anterior, ya se encontraban en Europa aunque de una forma más larga pero, sin duda, menos peligrosa. Una vez en Grecia cruzaban países como Macedonia y Serbia para alcanzar Hungría y desde allí entrar en Alemania, vía Austria.

De pronto, a mediados del presente verano, al cumplirse varios de los requisitos enunciados anteriormente, al iniciar Hungría la construcción de un muro en forma de valla para impedir la entrada en su país o por el efecto multiplicador de las redes sociales adecuadamente manejadas, los refugiados sirios han decidido, de forma masiva, abandonar los países donde inicialmente se encontraban como refugiados y lanzarse en una carrera frenética para alcanzar cuanto antes los países más ricos de Europa. A ellos, y aprovechando la confusión del momento, también se les ha unido un número no menor de refugiados y/o emigrantes procedentes de otros países en conflicto o con extrema pobreza, siendo en su mayoría africanos, iraquíes y afganos.

Lo que no se hizo, el cambio generalizado y radical de posición, la euforia inicial, y las medidas que se deberían adoptar.

Una regla básica manejada por cualquier analista de inteligencia indica que los fuertes cambios climáticos, la tenaz y rotunda escasez de agua, los conflictos bélicos y las persecuciones por razones étnicas, religiosas o políticas se transforman obligatoriamente en procesos migratorios masivos. El conflicto en Libia al haber sido cerrado en falso dio origen a un estado fallido y una propia guerra civil entre dos facciones bien diferenciadas. La guerra en Siria lleva cuatro años desarbolando el país y llenándolo de bajas y miseria. A ambos procesos se les ha unido la aparición en fuerza del Estado Islámico y sus atrocidades, persecuciones y represiones. Es a partir de este momento cuando no quedaba ninguna duda, ESTABA TOTALMENTE CLARO que las emigraciones se iban a producir y de hecho, tal y como se ha mencionado, ya había millones de sirios refugiados en países limítrofes.

Europa es el continente vecino a estos países, próspero democrático y muy próximo a otros conflictos del área (Iraq y Afganistán) sin mencionar aquellos más lejanos que siguen azotando a otros países de África y de Oriente Medio; los más previsores o capaces ya habían iniciado su camino hacia ella en busca de cobijo. Durante meses hemos podido comprobar millones de reportajes gráficos mostrándonos las penurias de estas pobres gentes en sus travesías y en muchos, demasiados casos, su muerte y desesperación en su empeño por alcanzar nuestras costas.

Éramos conscientes de que las ayudas de NNUU no llegaban en proporción y cantidad a los países de acogida inicial; que sus gobernantes estaban a punto de sobrepasar sus capacidades de sostén y ayuda; que los problemas en aspectos vitales de tipo higiénico-sanitario, alimentación deficitaria, falta de acomodo digno, educación y ocupación laboral y un largo etc. se venían agravando y, a pesar de ello, nosotros, no hacíamos nada, salvo aumentar en algo las capacidades de vigilancia y salvamento marítimo de los estrechos que nos separaban de la tierra en conflicto, aumentar las pequeñas ayudas económicas y dibujar escuálido un sistema de cupos para la repartición de estas personas (40.000) entre los países de la Unión.

Nadie estaba contento con las medidas anunciadas, que no implementadas en su totalidad. Todos y cada uno de los países afectados trataban de excusarse de dichas obligaciones alegando motivos sobre su población, paro, PIB, previos esfuerzos realizados en dicha materia o no estar integrados en la Zona Schengen y, por lo tanto, tras largas y penosos discusiones no se llegaba a ningún acuerdo firme. Algunos países, tradicionalmente muy amigos por convecinos se han llegado a enfrentarse entre ellos alegando escasez de vigilancia en el lado contrario para pararles el flujo constante de refugiados e inmigrantes que pasaban a ellos sin sufrir grandes problemas. Llegó el verano y cerramos cartera, los problemas y las conciencias, aún sabiendas que había signos que indicaban que el asunto en lugar de disminuir, se estaba agrandando. El establecimiento de patrullas fronterizas y el levantamiento de alambradas de espino de forma unilateral, pareció suficiente para proteger nuestros espacios o acallar dichas conciencias.

En su lugar, y para tratar de evitar el problema que se avecinaba y las consiguientes complicaciones, implicaciones y costos; mucho antes de que llegara el verano, Europa, el Banco Mundial, el FMI y la ONU deberían haber ayudado económicamente y con todo tipo de medios a los países vecinos de Siria e Iraq (Turquía, Jordania, El Líbano, etc.) para que se instalaran campos de refugiados en condiciones dignas, donde se les hubiera clasificado y atendido adecuadamente en sus peticiones de asilo, si fueran merecedores de ello. Diversas Unidades militares de emergencias de la OTAN podrían haber sido ofrecidas para la construcción de dichos campos. Las fuerzas policiales especiales podrían haber llevado a cabo su identificación en dichos centros antes de que hubieran iniciado su marcha desordenada.

Además, y en previsión de que la posible marcha masiva se produjera si la situación inicial se sobrecalentara, podrían haberse organizado grandes campos de acogida, reconocimiento médico y clasificación de refugiados en los países europeos con más posibilidades de llegada, Italia y Grecia. Haber establecido los suficientes campos intermedios en países centrales y habilitado los necesarios y adecuados medios de trasporte para evitar con ello la dispersión de los refugiados a su aíre con documentos falsos, artimañas y sobre todo, los maltratos, robos, vejaciones y sobrecostes a los que se han visto sometidos en esas marchas indignas, inseguras y desproporcionadamente costosas.

Europa tiene excedentes de productos básicos que se derraman durante todo el verano como protesta por sus bajos precios en las carreteras y frente a los Parlamentos; mejor hubieran acabado en sus manos antes que destruirlos de dicha manera.

La participación cicatera y casi testimonial de muchos países europeos en la Coalición Internacional que combate contra el Estado Islámico debía haberse planteado de forma colectiva de la Unión, desde el principio, pero exigiendo una estrategia muy diferente a la empleada e impulsada por EEUU. Ahora, la mayoría de los países son conscientes de la necesidad de otro modo de actuar; los bombardeos selectivos y evitando riesgos colaterales nunca serán suficientes para acabar con un conflicto bélico que está adquiriendo más que respetables dimensiones.

Durante todo el verano, la ruta del Mediterráneo Oriental presentó una actividad y empleo inusitado. Es altamente probable que las causas más importantes para ello fueran: la noticia de que Hungría podría cerrar en breve sus fronteras para cortar el fácil flujo de personas y un amplio uso de las redes sociales. Estos hechos obligaron a muchos de los refugiados en Iraq, Jordania, Grecia, El Líbano y Turquía a moverse a toda velocidad. Había que salir urgentemente con lo puesto, una pequeña mochila, los niños de la mano y solo alguna persona mayor (se estiman en un 4%). Las mafias locales –muchas manejadas por los propios yihadistas- y europeas multiplicaron hasta por diez el precio de sus “billetes” hacia Europa en sus diferentes trayectos.

A pesar de los miles de reportajes brutales durante todo el conflicto que visualizamos con horror pero de forma casi impasible, el manejo adecuado y me atrevo a decir que interesado de un video y varias fotos de dos niños y su madre muertos en las costas turcas al reventar la balsa en la que viajaban, hicieron que Europa, de repente, haya dado un giro de 180º en su postura.

Nadie estaba dispuesto a nada, todo eran excusas y siete días después de dicho triste hecho, todos nos apresuramos a recibir con flores, chocolates, mantas y caldo caliente a los que llegan. Las fronteras se les han abierto de par en par, la policía de algunos países, en lugar de perseguir y apalear como hasta entonces a los refugiados que entraban clandestinamente, ahora les acompañan y les reparten agua. Hasta las protestas de los xenófobos y nazis, parece que han quedado muy acalladas.

Hoy en día, las ciudades abren sus puertas, se cuelgan carteles de bienvenida en edificios emblemáticos y hasta los partidos políticos pugnan por ver quién llega a una cifra más generosa de recogida buscando sacar determinados réditos políticos. Viena, Berlín y Múnich se han llenado de miles y miles de refugiados y una vez más, hemos vuelto a actuar, con el corazón y no con la razón. Las reacciones políticas han sido variopintas; los famosos cupos, en dos días, se han multiplicado por siete y hasta por diez en algunos casos y ya nadie protesta. La gente ofrece hasta sus casas, da la sensación que estamos de fiesta y hemos abierto nuestros hogares a unos primos lejanos que vienen a nuestro pueblo a pasar las fiestas patronales.

Pero, tras la euforia inicial, todo apunta a que la realidad se va haciendo patente para algunos dirigentes y, ya se empieza a hablar de cupos concretos, plazos máximos de admisión, presupuestos necesarios y de determinar y definir las condiciones y reglas generales para cada país, aunque lo que importa es que estas sean reflejo de las que se adopten para toda la Unión y de forma forzosa.

Se es consciente de varios hechos preocupantes como son las noticias claras de la policía y los servicios de inteligencia de la constancia de que varios miles de yihadistas hayan podio entrar ya en Europa camuflados entre los refugiados y se conoce que durante el año, varios miles de pasaportes sirios en blanco han sido robados de las comisarías donde estaban depositados.

No todos los llegados provienen de Siria, los hay de diversos países y no todos ellos, incluso bastantes sirios, tienen derecho de asilo; muchos son simples emigrantes ilegales. Hay que reunir e identificar a estos refugiados (la mayoría viajan sin identificación alguna) antes de que comiencen una diáspora y se difuminen por Europa en busca de cobijo entre familiares, allegados o las propias mafias. No creo que esto se pueda realizar con la prontitud y eficiencia requerida y también llegaremos tarde a cumplimentar este requisito básico. No a mucho tardar, gran parte de los arribados tendrán que ser extraditados por la fuerza a sus países de origen.

Se empieza a poner blanco sobre negro, que esto no es más que una tremenda hemorragia que no dejará de sangrar si no se sutura la herida; es decir, el problema viene de las guerras en Siria e Iraq y hay que ponerles coto y fecha de caducidad. Tema este, que nadie quería ni siquiera mencionar desde el principio de la guerra; la mayoría de los políticos y muchos medios de comunicación vetaban dicha posibilidad a toda costa. Muchos pensaban que la vida de uno de nuestros soldados valía mucho más que poner fin a este conflicto.

Determinados gobiernos como los de Francia, Reino Unido, Alemania e incluso España ya empiezan a hablas claro sobre el tema.[1] «Con DAESH no cabe negociación ni diálogo, es necesaria una solución militar», sostuvo el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación español, Manuel García Margallo en unas declaraciones el martes 8 de septiembre; pero añadió que ésta tiene que estar en el marco de la legalidad internacional. De hecho, recalcó que España sólo actuará si hay una cobertura internacional y que la mejor sería una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, pero eso no parece posible porque Rusia vetará cualquier intervención que no tenga el apoyo del gobierno sirio de Bachar el Assad. «Queremos respetar la legalidad internacional al milímetro, experiencias contrarias las hemos tenido con el resultado que todos conocen», dijo el ministro. También aseguró que se está «buscando desesperadamente una cobertura internacional» para intervenir militarmente en Siria, y añadió que si no fuese posible una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU bastaría una decisión de la UE o de la OTAN.

Si el problema en su país de origen no se soluciona, su destrucción está totalmente asegurada. Si se les facilita el camino hacia tierras lejanas, las ganas de volver a sus casas desaparecerán y entonces los problemas de integración serán mucho mayores, porque ellos no solo no querrán volver, sino que, pretenderán traerse a aquellos que por edad, menores capacidades físicas o por falta de medios económicos han debido quedarse atrapados en un grave conflicto y con pocas posibilidades de subsistencia. La mayoría pretende quedarse en Europa para siempre y traerse a los suyos dado que un 70% de los que llegan son jóvenes varones entre los 25 y 30 años de edad.

La posterior reconstrucción política y económica del país es un tema que tampoco debe quedar fuera de los planes de la Unión y no dejarlo aparcado en un cajón. Si esto no se lleva a cabo, con plenas garantías y visos de realidad, se fomentará su resistencia al repliegue y dicha región quedará vacía de las generaciones necesarias para la supervivencia de un país y una cultura fundamental para toda la humanidad.

Primeras consecuencias y elementos a tener en consideración.

Se ha logrado poner en marcha a cientos de miles a la vez con lo que se ha llegado a desbordar las fronteras de la Unión. Poner en aprieto a casi todos los gobiernos de los países de llegada o de paso al provocar diversas reacciones y respuestas totalmente dispares; así como, el caos y el descontrol de las respectivas fuerzas del orden.

La UE ha quedado manifiestamente en evidencia por su incapacidad para el manejo de situaciones de crisis por su falta de previsión y sobre todo, por lo negativo de las medidas adoptadas por la misma desde el inicio de la crisis y por las dudas que puedan generar las posibles soluciones adoptadas.

Se ha logrado agitar los movimientos nacionalistas, a los xenófobos y a las oposiciones contra los respectivos gobiernos en Europa, lo que sin duda se trasforma en un problema, no nimio para una Europa que aún en crisis, precisa de una importante y determinada estabilidad y unidad de acción tanto a nivel nacional, como global.

La Unión ha atravesado y atravesará grandes momentos de desunión y las diferencias entre países se subrayarán aún más en las próximas semanas. Baste con ver que ante la grave crisis planteada, la primera reunión del Consejo de realizará el 14 de septiembre. Mientras tanto, cada uno campa a sus anchas, muchos adoptan medidas unilaterales, otros callan o esperan mucho más de los demás de lo que ellos quieren aportar. Los movimientos y decisiones que se tomen en un futuro inmediato pueden poner en peligro la continuidad de los derechos y libertades alcanzadas con el Acuerdo de Schengen.

La fijación de cuotas o cupos siempre supondrá un problema añadido; por mucho que estas hayan aumentado, nunca llegarán a cubrir el número real de demandantes. ¿Qué se va a hacer cuando se alcancen los máximos fijados, 120.000, si ya han arribado muchos más a tierras europeas? ¿Se les va a permitir a los aceptados a que incorporen a sus familiares con posterioridad?

En cualquier caso, la medida adoptada en lo referente a los máximos de aceptación es a todas luces discriminatoria e injusta, porque la mayoría de los arribados son los jóvenes, con mejor formación, los que han tenido el dinero suficiente para costearse el viaje o los de mejores condiciones físicas. Atrás quedarán los parias o los más desgraciados en razón de su edad, salud, condición social o económica; en definitiva, los más necesitados.

Por otro lado, la fácil aceptación de cuotas sin exigencia de muchos requisitos, supondrá un efecto llamada sobre aquellos millones de personas que aún esperan en campos vecinos o dispersos por Siria que tratarán de buscarse los medios económicos o diferentes subterfugios para reunirse con sus familiares o allegados una vez estos se hayan establecido en Europa.

No se tiene cuantificado ni controlado el número de personas que han ingresado en Europa en un constante goteo durante todo el conflicto haciendo valer que eran simples turistas o mediante el empleo de documentación y visados falsos; estos serán los elementos donde pivoten la mayor parte de las actividades dedicadas al apoyo encubierto y la dispersión de los que están por llegar.

Se ha llegado a crear el enfado y la discordia entre los refugiados contra algunos de los países de tránsito y provocar grandes diferencias entre los potenciales países de acogida. Aunque muchos de los refugiados son cristianos, ya se empiezan a conocer algunas reacciones de rechazo ante paquetes de ayuda humanitaria, simplemente por llevar la cruz roja en su envoltorio; dejando clara su determinación a la no integración.

Hemos desperdiciado las lecciones aprendidas del conflicto de Kosovo: la no construcción previa de campos de refugiados en los países vecinos, no apoyar con fuerzas militares su construcción anticipada y cometer el error de aliviar la presión de los mismos con el traslado urgente e incontrolado de refugiados sin identificar adecuadamente; la mayoría de ellos nunca más volvieron a Kosovo y muchos se integraron en las diversas mafias kosovar-albanesas que se establecieron en amplias zonas de algunos países, España entre ellos y que tantos quebraderos de cabeza han ocasionado.

La cada vez más activa e importante participación de Irán en el conflicto con unidades en tierra, puede ser contraproducente para el mundo suní porque como bien es sabido, los yihadistas son suníes radicales, pero, principalmente suníes; y que estos sean masacrados mayoritariamente por los chiitas, no será fácilmente comprendido[fb1] por sus hermanos de religión.

Rusia debe ser consultada en el seno de la ONU o de forma bilateral; sus lazos con El Assad y sus políticas de distorsión y presión sobre Europa son elementos a tener en consideración. Es muy posible que sea necesario llevar el problema a la Asamblea General de dicho Organismo, pues será difícil obtener una Resolución del CSNU por su derecho de veto. Una misión ONU de imposición de la paz o una firme resolución de la misma aprobando la confrontación, es más que necesaria. Europa o la OTAN pueden tomar esta decisión por su cuenta, pero podría ser origen de posteriores conflictos de mayor calado con Rusia y no estamos en el mejor momento de las relaciones bilaterales.

El Assad es una figura que hay que tener en consideración, tanto por el papel que debe jugar en la resolución definitiva de conflicto originado por él mismo, como en la determinación de cuál debe ser su futuro personal y de su sistema de gobierno. La posibilidad de un pacto con él se aumentaría con el apoyo de Irán y Rusia, países fundamentales en este punto. Las experiencias sufridas por los dictadores vecinos y sus familias durante la llamada Primavera Árabe, no son suficientemente alentadoras para que sea creíble cualquier tipo de garantía que se le ofrezca en estos momentos.

El hecho de que EEUU no se haya mostrado muy activo ni preocupado en su apoyo para el manejo de esta crisis europea, al menos de forma aparente, puede que sea un problema añadido en la solución final de carácter militar, si se decide a ello. Puede que sobrepase más no romper el fino hilo conductor con Rusia o esté expectante a que, una vez más, sea Europa la que les pide ayuda. Está claro que Europa, sin su apoyo es incapaz de llevar a cabo una acción militar de profundo calado.

Algo parecido ocurre con los países o estados árabes, quienes: abrazando la misma religión que muchos de los sufridores, estando muy cercanos a la zona, siendo muy ricos y contando con ejércitos muy bien equipados no han ofrecido su apoyo, ni siquiera en la recogida de refugiados. Este hecho hace pensar que antes de aplicar cualquier decisión del carácter que sea, la diplomacia debe jugar un papel importante en este campo escurridizo.

Turquía atraviesa una situación interna muy problemática, la pérdida de la mayoría en las pasadas elecciones, ha llevado a Erdogan a tratar de buscar ciertos apoyos de los nacionalistas y para ello no ha dudado en disminuir las capacidades de los kurdos operantes en Siria como parte de su objetivo de minorar el poder del PKK. Hay que convencer a Turquía dentro de la OTAN para que cese en estos actos porque, a falta de otras fuerzas cualificadas, la actuación de los peshmergas y su mejora en capacidades son fundamentales para la lucha por tierra.

No hay que olvidar los orígenes y las ramificaciones de Estado Islámico, su expansión trasversal es muy importante no solo territorial sino ideológicamente. De conseguir extirparlos de Siria e Iraq, el movimiento no morirá con ello; puede resurgir con igual o superior violencia en cualquier zona del mundo.

La solución militar no es tan complicada.

Si ello fuera posible, una vez solventados los interrogantes y los elementos de consideración mencionados en el apartado anterior y, si se decide a llevar a cabo una lucha eficaz contra los yihadistas, cabe decir que la solución militar, aunque no es sencilla, dista mucho de lo que muchos agoreros y algunos estrategas pregonan.

El estado Islámico no dispone de unas fuerzas armadas potentes ni bien equipadas; les falta o escasea la mayoría de los medios fundamentales para poder cualificarles como un ejército potente: artillería antiaérea, aviación, medios de transporte agiles como helicópteros, grandes unidades de medios mecanizados o acorazados y unidades de zapadores altamente cualificados. Por otro lado, las condiciones del terreno no son tan graves como podría darse el caso de Afganistán y una buena parte de los que les combaten se lo conocen a la perfección. Su espacio aéreo está totalmente bajo el dominio de la Coalición lo que facilita la observación aérea cercana amén de la proporcionada vía satélite.

En consecuencia, aunque el número de combatientes es elevado y su bravura y tenacidad es muy superior a la media, no se precisan de Grandes Unidades militares para hacerles frente; aunque tampoco se puede acabar con ellos a base de bombardeos selectivos contra unidades en movimiento o personas aisladas. Existen varias posibles Líneas de Acción que podrían inclinar la balanza de los resultados, solo quisiera destacar seis de ellas:

Al pretender ser un Estado tienden a mantener un despliegue territorial sobre determinadas ciudades para ejercer su control y gobierno; la campaña de bombardeo americana trata de dirigirse hacia las unidades desplegadas en tierra y evitar los llamados daños colaterales. Por el contrario, hay que bombardear las unidades militares y centros neurálgicos de control y gobierno que se esconden en las ciudades sobre las que ejerce su dominio. Ello disminuirá la moral de sus seguidores al comprobar que estas no les pueden proteger y que, sin embargo, es la cercanía de sus combatientes y dirigentes lo que posibilita la destrucción de sus propias casas y vidas. Esta guerra no se puede llevar a cabo, sin aprobar determinados daños colaterales.
La intervención de Unidades occidentales, al menos de importantes contingentes de Fuerzas Especiales, en conjunción con los combatientes locales aumentará a eficacia del combate al emplear medios mejores, mayormente entrenados y dotados para el combate contra este tipo de fuerzas. Lo que además, proporcionará una mayor capacidad parar dirigir desde tierra los apoyos aéreos. Todo ello, aderezado con el suficiente y conveniente apoyo por el fuego y el transporte de unidades de helicópteros que les faciliten los movimientos rápidos y por ende, su capacidad de reacción. Los apoyos con misiles de medio alcance siempre infunden el pánico entre los adversarios.
Ampliar las capacidades propias en guerra electrónica y ciberataques para anular las posibilidades de mando y control de los yihadistas.
Mejorar y expandir en gran medida los apoyos a los combatientes locales en armamento, instrucción, mando y control, superando las trabas y desconfianzas de los gobiernos de Iraq y Turquía en este concepto. La conformidad de Turquía y el papel de la OTAN y fundamentarte de EEUU son vitales en este punto.
Identificar los puntos de entrada de equipos, repuestos y munición, para proceder a la destrucción de sus abastecimientos por vía aérea o marítima, en su caso antes de que lleguen a sus manos en el campo de combate,
Tomar medidas represivas mucho más duras contra los combatientes occidentales pro Estado Islámico cuando sean localizados en sus despliegues; generalmente se mantienen unidos entre sí por razones de cultura e idioma, lo que facilita su identificación.

[1] http://www.abc.es/espana/20150908/abci-margallo-intervencion-siria-201509080920.html

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