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Francisco, un Papa con estilo propio

larazon.es. Roma.

Jorge Mario Bergoglio, el nuevo Papa, a su llegada a la iglesia de Santa María la Mayor, esta mañana en Roma. Reuters

Pese a que apenas lleva 24 horas al frente de la Iglesia Católica, ya hay quien empieza hablar del estilo propio de Jorge Mario Bergoglio: sin esclavina, usando la estola solo para el momento de la bendición e insistiendo en que es el Obispo de Roma. Se trata de un estilo diferente, más sencillo, más franciscano, en la línea del nombre adoptado, aunque él es jesuita.

Algunos observadores vaticanos le llaman ya el “bergoglio-style”, subrayando, sobre todo, la frescura de sus primeras palabras: “parece que los cardenales han tenido que ir casi al fin del mundo para buscar al Obispo de Roma, pero ya estoy aquí”. Esas palabras, aseguran, suponen un nuevo estilo de comunicar.

No fue lo único, hasta ahora estábamos acostumbrados a ver al papa recién elegido presentarse a los fieles con la esclavina roja.

Francisco salió al balcón de la logia central de la basílica de San Pedro sólo con la sotana blanca y la esclavina blanca y sin estola, que sólo se colocó para el momento de la bendición.

Comenzó con un “buenas tardes”, como suele hacer cualquier persona cuando llega a un lugar, y pidió a los fieles que antes de bendecirlos pidieran a Dios que le bendijera a él.

La imagen de un papa inclinado ante los fieles, desde el balcón principal del centro de la cristiandad, como es el Vaticano, pidiendo que Dios le bendiga fue otro “punto a favor”, ganándose a los romanos, que acostumbrados desde hace 35 años a no tener un papa italiano, no tuvieron en cuenta su pronunciación italiana, más al contrario, alabaron y corearon a su nuevo obispo. Pero no sólo eso, esa inclinación ha sido entendida como un gesto de “humildad, de total disponibilidad ante la Iglesia”. Y es que hasta ahora era un gesto insólito para un pontífice recién elegido.

Pero hay más cosas. El hecho de que en anteriores entrevistas haya denunciado que “la vanidad, el arribismo, es una actitud de la mundanidad espiritual que es el peor pecado de la Iglesia” o el llamado “carrerismo” o hacer carrera en el Curia romana, “la búsqueda de ventajas que entran plenamente en esta mundanidad espiritual”.

También son gestos diferentes el hecho de que en Buenos Aires fuera habitual verle en el transporte público o en el fútbol, deporte al que es aficionado, o que, una vez elegido Papa, haya acudido a la residencia donde se alojó en los días previos al cónclave, recogido su maleta con las cosas que trajo a Roma y pagado la cuenta, “para dar ejemplo”, contó hoy el portavoz, Federico Lombardi.

Lombardi habla de «un nuevo estilo de cercanía»

El jefe de la sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha precisado también que, por lo que se ha podido percibir en la actuación y forma de ser del Papa Francisco -que habla español, italiano, inglés, francés y alemán–, “ha llegado un nuevo estilo de cercanía”, algo que se ha visto, por ejemplo, en los medios de transporte que utiliza, ya que ha preferido no usar coche oficial.

Además, sobre cómo conciliar la seguridad pontificia con el estilo del nuevo Papa, ha explicado que “la seguridad está en función del estilo pastoral que adopta el Papa” de forma que “no es el Papa el que se encasilla en unas normas rígidas sino la seguridad al servicio del Papa”. En este sentido, ha recordado cómo Juan Pablo II se saltaba el protocolo de seguridad y se acercaba a la gente.

En cuanto al estilo que apuntan sus primeras palabras y gestos, Lombardi ha señalado que “todavía es muy pronto” y que hay que tener más elementos de juicio para hacer una valoración que no sea superficial. Sin embargo, ha recordado que este Papa tiene “una trayectoria muy de ejercicio pastoral directo al frente de una gran diócesis como la de Buenos Aires y de una relación muy directa con el pueblo, con los más humildes y sencillos”.

El nombre, también un cambio de estilo

La elección de su nombre también supone un cambio. Por primera vez en la historia de la Iglesia un papa, en este caso un jesuita, elige como nombre el del Santo de Asís, Francisco, el gran reformador de la Iglesia de su tiempo.

Jorge Mario Bergoglio tendrá que afrontar, sobre todo, la renovación de la curia vaticana, envuelta en enfrentamientos y con una maquinaria lenta que dificulta su funcionamiento.

Tras la renuncia de Benedicto XVI se daba por hecho que el nuevo papa tenía que ser joven, es decir entre 65 y 70 años (edades “juveniles” para la Iglesia) para poner en marcha esa reforma. Sin embargo, el elegido tiene 76, por lo que algunos observadores hablan ya de papado de transición.

Todas las miradas están puestas en la persona que elija como Secretario de Estado (primer ministro) para afrontar el escándalo Vatileaks (las intrigas, enfrentamientos y supuestos casos de corrupción en el pequeño estado) y la transparencia financiera en el banco vaticano IOR, con el objetivo -como pretendía Benedicto XVI- de entrar en la llamada “lista blanca” de Estados que respetan las normas para la lucha contra el lavado de dinero.

Una vez más la Iglesia ha sorprendido y la elección del primer papa suramericano puede propiciar la renovación tan necesaria que necesita para propagar de nuevo el Evangelio en un mundo cada vez más secularizado.

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