FORO PARA LA PAZ EN EL MEDITERRÁNEO

Análisis de los resultados obtenidos en la lucha contra el estado islámico tras un año de actividad

F. Javier Blasco Robledo
Coronel en la Reserva
Agosto de 2015

Resumen

Tras varios miles de incursiones aéreas en misión de bombardeo durante algo más de un año atacando efectivos y posiciones del Estado Islámico, tanto en Irak como en Siria, en apoyo a las escasas unidades autóctonas o regionales desplegadas en tierra, los resultados de las operaciones conjuntas encaminadas a la limpieza y destrucción de los yihadistas siguen siendo difíciles de apreciar efectiva y positivamente.

Como es lógico, las partes los valoran de diferente manera, pero la terca realidad marca los claros y las sombras de estas misiones y sobre todo de la eficiencia de la estrategia global marcada por EEUU en septiembre de 2014 tras la Cumbre de OTAN de Gales[1]para batir al grupo yihadista. Estrategia, que ya pusimos en cuestión en su día.

Desarrollo

El ocho de agosto de 2014 se realizó el primer bombardeo de posiciones de artillería del Estado Islámico (EI) en Irak. Para esta ocasión se emplearon medios lanzados desde el portaaviones de la Armada norteamericana USS George H.W. Bush, que había sido desplegado en junio en la zona del Golfo Pérsico junto al crucero USS Philippine Sea. Igualmente, el 23 de septiembre de 2014 la coalición, fundamentalmente EEUU, lanzó los primeros bombardeos aéreos y misiles Tomahawk contra posiciones del EI en Siria, abriendo de esta forma un nuevo frente de combate contra dicha organización yihadista.

Desde entonces la coalición, liderada por los norteamericanos, ha realizado más de 6.000 salidas de bombardeo contra posiciones y fuerzas del EI en ambos países. Según declaraciones oficiales de representantes de dicha coalición realizadas en agosto del presente año, se estima que el EI no puede operar libremente en el 25% del territorio que anteriormente ocupaba (unos 5.300 Km2) y además se asegura que “Over the past year, we have removed several thousand ISIL fighters from the battlefield, as well as dozens of the organization’s senior leaders.” “Our airstrikes in Syria against ISIL continue to deny them safe haven and disrupt their ability to project combat power into Iraq which, in turn, has bought the Iraqi forces much needed time and space to regenerate combat power and go on the offensive.”[2]

Actualmente hay desplegados en Irak unos 1.200 efectivos procedentes de 17 naciones colaboradoras integradas en la coalición cuyos esfuerzos han propiciado un determinado entrenamiento a unos 11.000 combatientes del Ejército regular iraquí y a unos 1.100 civiles sunníes a integrarse en las operaciones terrestres llevadas a cabo principalmente por estos y los peshmergas kurdos. Como bien es sabido, en estas operaciones terrestres ocupa un papel importante un número sin determinar ni publicar de combatientes de fuerzas regulares y especiales iraníes (Quds).

Aparte del entrenamiento en funciones de inteligencia, planeamiento y combate también se les ha proporcionado un importante número de armas ligeras, munición, equipo de protección y vehículos de combate, además de apoyarles constantemente con asesores en inteligencia y mando y control de las operaciones reales.

En lo referente al frente sirio, la versión oficial de ayuda es mucho menos explícita y se anuncia de forma genérica que la coalición continúa apoyando los esfuerzos de las fuerzas anti-EI. Fuerzas, que no siendo pro Al Asad, incluyen combatientes kurdo-sirios, árabes y turcomanos quienes luchan conjuntamente para expulsar fuera de las regiones de la frontera norte Siria a los combatientes del EI.

Como compensación a los apoyos recibidos por la OTAN en defensa de la integridad territorial turca[3], el país se vio forzado en mayo de 2015 a aceptar en su territorio una misión en conjunción con los norteamericanos para el entrenamiento de los rebeldes sirios que combaten al EI y a cooperar en la evaluación de la situación desde sus posiciones fronterizas. Para ello, EEUU desplazó a Turquía unos 500 expertos e instructores. A día de hoy, las cifras del entrenamiento de estos contingentes son verdaderamente exiguas (tan solo unas 60 personas han conseguido finalizar la formación básica del combatiente).

A pesar de todo lo afirmado anteriormente, la realidad es que la expansión del EI ha sido progresiva y en aumento llegando actualmente a actuar en 25 provincias reconocidas (“wilayat” en árabe) en Siria, Irak, Libia, Yemen, Argelia, Arabia Saudita, Egipto, Afganistán y Pakistán. Irak, donde el grupo tiene sus raíces, es el primer país en número de provincias, con diez. A continuación, estarían Siria y Libia, con siete y tres provincias respectivamente. A parte de estos países y de Egipto, las otras ‘wilayat’ son más exactamente grupos a los que el autoproclamado Emir del EI, Abu Bakr Al Bagdadi, ha aceptado su juramento de lealtad, siendo el último grupo en adherirse (agosto 2105), el movimiento islámico de Uzbekistan (IMU) aunque, de momento, se desconoce cuántas provincias aportaría al califato. Alrededor de ocho millones de personas viven en los territorios controlados por el EI en Irak y en Siria, según Pieter van Ostaeyen, especialista en Oriente Medio.

No es cierto, tal y como aseguran los portavoces de la coalición, que los territorios ocupados o dominados por el EI en Siria e Irak hayan disminuido en las cantidades que se menciona. Basta con darle un vistazo al siguiente link[4] del Institute for the Study of War (ISW) que viene manteniendo al día el estudio visualizado y pormenorizado de los territorios bajo su dominio o actividad.

A principios de este año (9 de febrero) publicaba un artículo en la revista Kosmos Polis en el que se recogían los eventos de trascendencia internacional a lo largo de 2014[5]. Al tratar el tema de la lucha contra el EI ya apuntaba que esta debería basarse, como mínimo, en ocho pilares fundamentales:

•No caer en islamofobia o en la tentación de llevar a cabo cualquier tipo de acciones políticas o sociales xenófobas tras las reiteradas provocaciones a las que los yihadistas puedan someter a Occidente;

•La adopción de medidas legales de forma individual o colectiva que identifiquen plenamente y castiguen con resolución este tipo de personas y los delitos que puedan cometer;

•Una acción policial internacional coordinada y eficaz sin límites en: el tiempo, medios y recursos económicos;

•Buscar la manera de impedir o reducir al máximo los medios y sistemas de financiación de estos grupos;

•Una férrea lucha conjunta y combinada en el campo de batalla allá donde se encuentren con todos los elementos que la misma precisa;

•Evitar al máximo hacerles propaganda de forma gratuita, resaltando en exceso en los medios de comunicación y tertulias políticas sus acciones y/o declaraciones;

•Manteniendo a libertad de expresión en Occidente, evitar nuevas provocaciones a los yihadistas que culminen en demostraciones masivas de seguidores dispuestos a morir por la causa (como ha pasado en Chechenia, Afganistán, Turquía, Irán, Gaza y Pakistán tras la nueva publicación de caricaturas de Mahoma a mediados de enero) y/o en nuevos actos de terrorismo, y por último

•Una mayor implicación de los líderes religiosos islamistas moderados para mejorar la educación y formación de sus fieles con el fin de contener, desmentir y en cierto modo, combatir públicamente las ideologías predicadas por los yihadistas dado que, lo que ellos defienden no es precisamente lo que se indica en el Corán, sino más bien una interpretación radical y violenta de la confesión islámica, que nada tiene que ver con lo que creen y practican la mayoría de los musulmanes.

Desde luego, estas medidas no son las únicas que puedan llevarnos al cumplimiento de la misión: erradicar al EI y acabar con su expansión, ocupación e ideología; puede haber muchas otras. Pero centrándonos en ellas, se puede afirmar que tras un año de lucha internacional contra el grupo yihadista, no todo lo anterior se ha realizado con plenitud o con la profundidad suficiente y fácilmente se puede llegar a la conclusión de que si las acciones complementarias al combate directo no se efectúan adecuadamente y que el apartado específico del combate con medios militares sigue basándose en la actuación de unos pocos países en coalición pero, limitado a incursiones aéreas y al entrenamiento de combatientes locales, el éxito de la batalla final tardará mucho en ver la luz, si es que algún día, se llega a realizar. Parece que esta afirmación pueda, a priori, ser arriesgada, pero analicemos los diversos puntos enumerados y alguno más que ha aparecido y veamos en que situación nos encontramos.

De momento, y puede que sea debido a que no se han incrementado o bien, paralizado a tiempo los atentados locales, en occidente se viene manteniendo una posición de mesura en lo referente al crecimiento de la islamofobia. Esto favorece la convivencia con la abultada comunidad de personas que profesan la religión musulmana en dichos países cortando así otro tipo de argumentos que pudieran alimentar nuevas tensiones y muchos más atentados terroristas en occidente y/o el incremento masivo de adeptos y seguidores que ayudarían a mejorar el sustento de la batalla con más combatientes o mayores medios económicos.

No se ha adelantado mucho en la unificación ni en la adopción de nuevas medidas legales nacionales o internacionales para la persecución por Ley de las personas que mantienen de forma directa o indirecta contactos o apoyos con los grupos yihadistas. Los movimientos de sus integrantes a través de las fronteras siguen siendo fáciles de realizar así como determinadas transferencias de capitales e ilícitas transacciones comerciales.

El número de combatientes y afiliados paramilitares del EI es muy difícil de determinar por el carácter encubierto de sus actuaciones. Las cifras, siempre en aumento, a pesar de las bajas de combate, deserciones o regresos voluntarios a sus países de origen varían según los expertos entre 80.000 y 60.000 de los que una gran parte (20-25%) proceden de países occidentales.

A pesar de los patentes e intensivos esfuerzos policiales, se desconoce el número aproximado de “lobos solitarios” durmientes en occidente al igual que ocurre con el número exacto y la localización de los combatientes retornados; quienes además tienen una gran capacidad de actuar en sus países de origen en atentados de mayor envergadura debido a su experiencia real en combate y en el manejo de explosivos. Los esfuerzos policiales al respecto tanto de forma individual como compartida no son lo suficientemente fiables y por ello se mantiene la constante intranquilidad ciudadana ante una más que probable amenaza y la incansable búsqueda de estos elementos. Es muy habitual despertase cada día con una nueva noticia del descubrimiento o la sospecha de determinados intentos de actuar contra todo tipo de países, entidades, autoridades o personas ilustres.

Con respecto a la financiación del EI debemos afirmar que los yihadistas están ganado dicha partida. Emplean todo tipo de procedimientos para obtener los recursos económicos que precisan tanto para alimentar la batalla como para cubrir los costos de financiación de los adeptos externos. Se sabe que se paga a: los combatientes, por las defunciones e incluso por la incorporación de mujeres y de niños; las primeras para satisfacción y cuidado de los combatientes y los niños para ser la base, una vez adoctrinados, de las generaciones de futuro.

Para ello, no solo recogen las llamadas limosnas de la yihad (guerra santa), sino que emplean otros modos mucho más efectivos y productivos como: la venta en el mercado negro de los productos petrolíferos obtenidos de los campos bajo su control; la venta de piezas de museo capturadas en sus expolios -no todo lo destruyen como aparentan, dado el creciente número de coleccionistas que están dispuestos a pagar grandes sumas por piezas únicas e inalcanzables hasta la fecha-; los robos y saqueos de personas y bancos; la explotación de propiedades capturadas; los raptos de personas locales con exigencias de rescate; alguna puesta en libertad de forma encubierta de personas foráneas aprehendidas y sobre todo el uso indiscriminado de todo tipo de argucias mafiosas de entre las que destaca el establecimiento de los sistemas de recogida y transporte de los perseguidos en los diversos países donde actúan. La mayoría de los asilados y refugiados se ven forzados a pagar grandes sumas para ser transportados hasta Europa a pesar de ser conscientes de que los medios empleados para ello, son de muy baja calidad y totalmente inseguros. Una vez en tierras europeas, muchos de los que no hayan podido pagar por adelantado se verán controlados por mafias en Europa que les exprimen mediante la ejecución de acciones derivadas del mundo de la droga, la prostitución o todo tipo de abusos y pornografía.

El capítulo dedicado a la lucha eficaz y coordinada contra el EI es otro de los que se pueden valorar negativamente; quizá el peor. Ya se ha mencionado la gran limitación y la poca efectividad de las labores de instrucción y adiestramiento de los futuros combatientes locales o regionales. Las fuerzas regulares iraquíes no han estado nunca en disposición moral, táctica y técnica para hacer frente a los yihadistas, su mejora llevará mucho tiempo porque a pesar de los modernos medios de combate americanos que les llegan, su moral e instrucción es muy baja y el factor miedo que los yihadistas infunden a los que pueden caer en sus manos, les atenaza e incapacita para el combate. Solo los Quds iraníes, gran parte de los peshmergas kurdos y algunas facciones sirias son capaces de resistirles en el terreno e incluso de hacerles retroceder de algunas de sus posiciones.

A pesar de que el IE no cuenta con un importante ni sofisticado armamento, el combate a base de incursiones aéreas selectivas es totalmente insuficiente aunque al carecer el IE de una defensa antiaérea eficiente, este se realiza en buenas condiciones de seguridad. La negativa norteamericana a poner “botas en el terreno” a la que se unen todas las fuerzas occidentales deja este apartado en manos inexpertas, mal instruidas y en todo caso insuficientes. La guerra contra un enemigo organizado, medianamente pertrechado y muy fanatizado no se puede ganar solo con la batalla aérea; la terrestre es mucho más importante; hay que conquistar y ocupar el terreno para evitar que el enemigo lo vuelva a reconquistar.

Los apoyos aéreos puntuales, malamente dirigidos o coordinados con las fuerzas en tierra no son capaces de producir grandes avances ni importantes resultados. El proceso de adiestramiento eficaz de fuerzas regionales es largo, difícil y bastante costoso por lo que la moral de estos combatientes se resiente al ver pasar el tiempo y que sus capacidades reales siguen siendo ínfimas.

Por otro lado y en lo que respecta a la batalla aérea, nos encontramos con que el porcentaje de participación internacional efectiva en la coalición en las incursiones aéreas es muy bajo, principalmente desde el pasado 24 de diciembre cuando sucedió el derribo de un cazabombardero jordano y la brutal suerte que sufrió su piloto a manos de sus asesinos.

Parece que se confía mucho en la estrategia consistente en identificar y marcar la posición de los líderes yihadistas por medios aéreos para proceder a su ataque y muerte. Procedimiento este, que si bien deja sin cabeza visible a la facción en cuestión, en realidad, no supone un gran problema por el preciso sistema piramidal de mando y control que tienen, por lo que su relevo en manos igualmente depravadas es casi inmediato. Son muchos los esfuerzos que este tipo de misiones supone en comparación con los beneficios reales que se obtienen y a pesar de ello, se sigue insistiendo en esta alternativa.

Otra de las herramientas que el EI emplea para alimentar y mantener su lucha por el califato es su capacidad de penetración y captación por la propaganda mediante el empleo de las redes sociales. A pesar de las múltiples acciones policiales llevadas a cabo en occidente, sus actuaciones no han dejado de aumentar; cosa similar sucede con sus capacidades para realizar ataques cibernéticos, siendo estos cada vez de mayor complejidad y efectividad. Las redes de captación también emplean el método del boca a boca por ello muestran que son capaces de mover a todo tipo de personas y sexos mediante el empleo de diversos señuelos, incluyendo la aventura, la satisfacción sexual y la compensación económica. Las sofisticadas medidas y redes de comunicación interna entre sus componentes activos o durmientes hacen muy difícil su localización y seguimiento eficaz.

Su creciente y muy extendida propaganda en todas las redes sociales y medios de comunicación se basa en videos de muy elevada calidad y producción. Esta tiene dos objetivos fundamentales: mostrar la crudeza con la que sus detractores son perseguidos y al mismo tiempo todo lo contrario, presentar la ley y el orden en los territorios que ellos dominan. No dudan en reproducir en vivo los más atroces métodos de exterminio de personas de todo tipo de sexo, edad o condición. Ello les proporciona un excelente reclamo para aquellos sedientos de aventuras y salvajismo, aplaca los ánimos de levantamiento en los territorios ocupados y sirve de disuasión (generando miedo) para todo aquel que ose enfrentarse a ellos en el campo de batalla. La comunidad internacional, no ha entendido que estos elementos propagandísticos, son muy favorables a los intereses de los yihadistas y siguen dando pábulo a todas y cada una de las, cada vez, más atroces reproducciones y escenificaciones.

La mayor lacra que se deriva de esta guerra que se extiende en el tiempo y no tienen visos de una solución a corto plazo, viene reflejada por las matanzas masivas de civiles, el saqueo y la represión. Esta guerra está produciendo millones de desplazados y refugiados que ateridos se ven forzados a huir en búsqueda de refugio y la mayoría de estos asilados tienen como punto final de destino Europa. Para ello, tras largas y duras rutas de evacuación y por diversos medios llegan al Mediterráneo donde se embarcan en inseguras pateras, balsas, barcazas y barcos de pesca con la intención de alcanzar las costas europeas aún a riesgo de sus vidas.

Europa se ve forzada a acoger a estas personas y luego se les ve pululando por los países en busca de un lugar donde asentarse o recibir asilo; solo en los primeros siete meses del presente año, según Frontex, 270.000 personas sin identificar han alcanzado Europa a lo que hay que sumar los cientos de refugiados diarios que son recogidos durante los meses de calma en el mar y unos cuantos cientos de miles que les han precedido desde el inicio del conflicto. En cualquier caso, este fenómeno no tiene visos de que se reduzca en breve; la misma fuente asegura que el número de arribados a Europa se ha triplicado en lo que va de año con respecto a los datos de los anteriores y ha superado el total de los arribados el año pasado.

El problema está tomando otra nueva dimensión al implicar gravemente a Grecia en la acogida de estos asilados y refugiados, dado que en lo que va de año, es este país el que más personas está recibiendo por la presión y vigilancia ejercida sobre las costas italianas y resultar algo más económico y menos peligrosa la ejecución de una ruta atravesando Turquía (1.500 Km) hasta alcanzar la costa que solo les separa unos pocos kilómetros de las primeras islas griegas (Kos y Lesbos). Los griegos son incapaces de hacer frente a este fenómeno por sus capacidades reales y por encontrarse inmersos en una tremenda crisis económica y a las puertas de un tercer rescate. A mediados de agosto se ha tenido que habilitar un crucero griego como centro de acogida flotante por haber superado las capacidades reales en las mencionadas islas.

Además de las conocidas alambradas en Ceuta y Melilla, ya se empiezan a construir otros muros o vayas en diversos países para contener los intentos de penetración en determinados puntos fronterizos muy empleados últimamente por los emigrantes y refugiados (Marruecos y Argelia, Túnez y Libia, Hungría y Serbia y últimamente entre Turquía y Siria).

La emigración forzosa es una razón de mucho peso para avalar la necesidad de acabar militarmente con el conflicto in situ y cuanto antes. Solo así se podrá evitar la continuidad e incremento de este flujo humano en busca de asilo. Flujo, que ya ha empezado a saturar las capacidades de acogida de toda Europa y está poniendo en disputa a los diversos países europeos entre sí. Las cantidades económicas que la UE pueda dedicar a este problema no serán suficientes para paliar definitivamente este gran problema que viene derivado directamente del propio conflicto.

En lo referente a las incitaciones y provocaciones occidentales parece que se va manteniendo un determinado tipo de contención. Los medios publicados, las manifestaciones masivas o las declaraciones individuales han venido decreciendo con el tiempo aunque, a ciencia cierta, no se sabe si esto se ha producido por el convencimiento de su eficacia o por el temor personal o colectivo a las fatales represalias que determinados actos o manifestaciones produjeron en su día contra sus protagonistas.

La participación activa de líderes religiosos musulmanes contrarios a este movimiento continúa siendo deficiente y, en muchos casos sirven para lo contrario al propiciar ciertos apoyos indirectos o encubrimientos que dificultan la labor de investigación de las fuerzas de orden público. Cosa, que es meridianamente cierta sobre todo en aquellos centros culturales o religiosos que, en cierto modo, comparten sus sentimientos o inclinaciones, aunque no lo hagan de forma clara o explícita.

Otro elemento que no se mencionaba, pero que conviene analizar es el referente a la aparición de nuevos actores no contemplados inicialmente en el conflicto, Irán, Turquía y Rusia. Estos han propiciado nuevas alternativas y, al mismo tiempo, determinados problemas a los existentes en la zona.

En lo referente a Irán se puede decir que este país siempre ha estado implicado en el conflicto por sus fuertes intereses políticos, religiosos y económicos con su vecino Irak y por sus incuestionables lazos con el régimen de Al Asad en Siria. En su lucha contra los sunitas para erradicarlos y evitar su expansión territorial Irán no ha dudado en apoyar oficial y directamente a Siria con todo tipo de medios, incluso antes de la aparición del EI.

Su participación Irak ha sido un tanto más encubierta, aunque desde la última retirada oficial de los norteamericanos del territorio siempre han ejercido presiones y apoyos a sus hermanos chiitas iraquíes con diversos tipos de pretensiones económicas, expansión religiosa, hegemonía y/o dominio territorial. La irrupción del EI en Irak y sus fulgurantes éxitos militares durante el inicio de la campaña les alertó del peligro que corrían tanto los iraquíes como el propio Irán, por lo que no dudaron en poner en práctica determinadas actuaciones de sus fuerzas especiales en el territorio vecino.

Los norteamericanos, conscientes de los beneficios de la presencia de combatientes iraníes sobre el terreno, no dudaron en mantenerlos e incluso, desde un primer momento llegaron a coordinar sus acciones; aunque debido a las tensiones “oficiales” entre ellos como consecuencia de las negociaciones en curso sobre el programa nuclear iraní, se cuidaron muy mucho de mantenerlo en la sombra y en no darle ningún tipo de publicidad. A lo largo del último año, poco a poco, dicho secretismo se ha ido desvaneciendo en función del avance de las mencionadas negociaciones nucleares. Muchos analistas sostienen que la consecución del acuerdo final alcanzado por Irán y el grupo negociador P5+1 (los cinco miembros del CSNU más Alemania) se han basado en mucho en el quid pro quo de la participación iraní en los combates contra el EI sobre el terreno ocupado por ellos. Estamos ante una consecuencia que puede traer graves repercusiones en un futuro próximo, porque en realidad, el acuerdo alcanzado se resume en aplazar (10-15 años), de forma oficial y consentida internacionalmente, la capacidad iraní de producir todo el material nuclear que quiera, una vez que transcurra dicho periodo.

El tema de Turquía también tiene su complejidad. A pesar de los apoyos de la OTAN a dicho país en la defensa de sus espacios territoriales y de determinadas presiones norteamericanas para provocar una mayor implicación turca en el conflicto, durante este primer año de lucha contra el EI los turcos han jugado un doble papel: por un lado, tratando de no involucrase en las operaciones, dejando perderse muchas vidas en ciudades fronterizas con Siria y al alcance de sus medios de combate y, por el otro, manteniendo una tremenda permeabilidad de sus fronteras permitiendo el paso de simpatizantes yihadistas procedentes de occidente mientras se cerraba el paso a los kurdo-turcos que querían cruzarlas para socorrer a sus hermanos kurdo-sirios que sucumbían ante la supremacía del EI en Siria.

Durante este año han sido muchos los rumores, incluso dentro del propio país, que apuntaban a determinados apoyos directos e indirectos al EI como un medio indirecto de debilitar las capacidades de los kurdos en Siria, Irak y Turquía, quienes luchan y mantienen su idea de formar su ansiado Kurdistán unificado.

El principal problema turco es que para ellos no hay movimientos externos propios que supongan un bajo nivel de riesgo para el país. Mientras que Ankara oficialmente mantien un ejército grande y potente sobre el papel, este no está adiestrado en el combate fuera de área dado que su única implicación durante 30 años ha sido la contención de la insurgencia interna del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) en el sureste del país. Son conscientes del resultado desfavorable de las previas intervenciones de las fuerzas convencionales norteamericanas en la región y no quieren correr aún un mayor riesgo dada su escasa preparación efectiva. Además, existen ciertas consideraciones internas derivadas de que el país está dividido entre la facción dominada por los islamistas y los seculares. Los secularistas sospechan y mantienen abiertamente que los islamistas están alineados secretamente con el Islam radical y que vienen apoyando indirectamente al EI. El partido en el gobierno denominado Justicia y Desarrollo (AKP), que aunque está dominado por los sunitas también mantiene muchos seculares entre sus bases, sufrió un gran debilitamiento en las últimas elecciones y debe mantener ciertas precauciones en sus decisiones de gobierno.

Su capacidad para lanzar el único ataque externo que realmente ansían -un ataque para derrocar a su enemigo foráneo más importante, al Assad- podría ser interpretado como una guerra religiosa por los laicos y no sería bien percibido por estas bases dentro del partido y por gran parte de la oposición (mayoritariamente laica); sin lugar a dudas, se podrían producir ciertas grietas o movimientos internos y externos que podrían derribar definitivamente al AKP.

Internamente, tras unos años de cierta calma aparente, mantiene su conflicto con el PKK y como ya se ha mencionado, no ve con buenos ojos, que los kurdos aunque no sean turco-kurdos mejoren sus capacidades militares y su entrenamiento en el combate porque temen reacciones de adhesión internas a las pretensiones externas. Hay muchos rumores entre la oposición turca de que esta nueva ola de ataques a los kurdos del PKK por parte de las fuerzas del orden y del ejército turco tenga un propósito oculto, aumentar la escalada de tensión con los kurdos y crear disturbios para que Erdogan se asegure los votos de los nacionalistas con los que actualmente no cuenta.

Por otro lado, un ataque contra los sunitas, aunque estos sean considerados como radicales, complicaría las relaciones con las facciones rebeldes en el norte de Siria. Facciones, que Turquía viene patrocinando desde antes del conflicto. Por último y no menos importante, cualquier intervención exterior podría provocar una reacción de rechazo al revivirse los sentimientos contra turcos al poder recordar sus “hazañas” de hace tan sólo un siglo bajo la egida del Imperio Otomano.

Así con todo lo anterior, mezclado y jugando una baza estratégica, han tomado dos decisiones trascendentales: en primer lugar, han aceptado el empleo de la base aérea a disposición de la OTAN de Incirlik por los norteamericanos donde acaban de desplegar una media docena de aviones de combate F-16 y 400 de personal de apoyo en tierra. Esta cesión de soberanía mejora las capacidades de combate de la coalición contra el EI en Siria al acortar las distancias al enemigo en el terreno y, al mismo tiempo, y como resultado de ciertos enfrentamientos entre kurdos y yihadistas llevados a cabo el pasado 20 de junio en la ciudad de Surok, han puesto en marcha los que ellos mismos denominan “la guerra sincronizada contra el terror” por la que, con la excusa de batir al EI, nueve de cada diez de sus acciones bélicas están dirigidas exclusivamente contra posiciones y/o poblaciones kurdas en Siria. Como resultado, en tan solo dos semanas, se han contabilizado unos 400 muertos entre los kurdos. Las revueltas internas del PKK no se han dejado esperar y ya son casi 900 los integrantes del PKK que han sido detenidos en Turquía.

Rusia, a pesar de sus constantes y conocidos apoyos directos e indirectos a Siria[6], desde la aparición del EI no se había pronunciado sobre el conflicto en ningún foro importante. Recientemente (mediados de agosto) su Ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov durante una visita a Arabia Saudí declaró “Coincidimos en la necesidad de consolidar los esfuerzos en la lucha contra la amenaza común proveniente del EI y otros grupos terroristas. Es una amenaza real tanto para Rusia como para Arabia Saudí y otros países”, aunque Lavrov también recordó en este contexto la idea del presidente ruso Vladímir Putin la de “crear una amplia coalición internacional contra el EI, lo que no supone que esté en sus planes integrarse en la actual coalición liderada por EEUU”.

En anteriores declaraciones (principios de agosto) del propio Lavrov habló del tema pero lo centró en la defensa de Siria para tratar de evitar que el régimen sirio fuera incluido entre los grupos terrorista al mismo nivel que el EI con la siguiente declaración “Para la eliminación de armas químicas Al Asad era un socio legítimo y para la lucha contra el terrorismo, resulta que no lo es”.

Declaraciones ambas que dejan claro el punto de vista ruso de su clara y manifiesta disconformidad de los procedimientos empleados hasta la fecha por la presente coalición y de que se deben refrenar los impulsos externos sin aludir directamente a Turquía o a EEUU de atacar de frente a su aliado, Al asad.

Conclusiones

A la vista de lo expuesto y por más de una razón, podemos afirmar que la lucha contra los yihadistas, de momento, no es muy ventajosa para la coalición internacional. Sin contar con grandes masas bien estructuradas, adiestradas y equipadas, los combatientes del EI son capaces de poner en jaque a una coalición internacional que pretendía, según sus primeros cálculos, acabar en pocos meses con dicha lacra.

La guerra se está prolongando, sin solución a la vista y, cada vez son más las facciones de Al Qaeda que se suman a la causa, aportando nuevos territorios y combatientes dispuestos a combatir o desplazarse donde sea preciso. Igualmente ocurre con la adhesión voluntaria de occidentales. Somos incapaces de parar este flujo.

Las recuperaciones de terreno dominado por ellos son exiguas y muy costosas en tiempo, material y hombres. El sistema de adiestramiento de combatientes locales es imperfecto y muy poco eficaz. Ello, pone de manifiesto la dudosa validez de la estrategia trazada desde el principio por EEUU para combatirles. Es necesario una reconsideración de la misma.

Esta lucha no es convencional ni asimétrica; el enemigo basa sus posibilidades en el miedo que infiere en los que pretenden combatirles o resistirse. No hay prisioneros de guerra ni leyes internacionales que cubran los derechos de los mismos; hay que reconocer que este es un factor muy influyente y que por ello, son precisos importantes medios en el terreno que aplasten todo tipo de resistencias o contraataques de los yihadistas; con pequeños contingentes escasamente apoyados por aíre, no se logrará la victoria final.

Las acciones policiales exitosas públicamente conocidas son escasas y de poca entidad en comparación con las capacidades y actividades de su red de contactos y propaganda, lo que hace suponer que también en esta parcela, estamos lejos de alcanzar posiciones verdaderamente resolutivas.

La propaganda del EI mejora con el tiempo, va en aumento y parece que está surtiendo sus efectos deseados; tanto los anteriormente expuestos, como el hecho de que, por su proliferación y descripción de la barbarie que encierran sus represiones, destrucciones y asesinatos, están logrando el hastío entre los occidentales y ya cada vez, causan menos impacto o repulsa entre nosotros. Nos estamos acostumbrando por su extendida difusión en todos los medios de comunicación.

Las derivadas del conflicto no son pequeñas ni banales dado que la aparición de nuevos actores como Turquía e Irán puede ocasionar a corto y medio plazo el desarrollo o recuperación de otros conflictos de distinta entidad, orígenes e implicaciones. Ya casi nadie duda de que los términos favorables -menos exigentes- del acuerdo finalmente alcanzado con Irán por su programa nuclear tienen cierta base en su participación en este conflicto y muchos sospechan que Turquía quiere lograr diferentes objetivos internos y externos bajo el paraguas de “combatir” al EI.

El facilitar que Turquía lleve a cabo impunemente acciones de exterminio sobre los kurdos o que se lance a la conquista de Siria bajo la excusa de batir a Al Asad con el beneplácito de los norteamericanos puede traer graves consecuencias en la zona y la implicación de otras potencias como Rusia.

Diversos países en Oriente Medio están incrementando sus arsenales y capacidades militares para hacer frente a las consecuencias que se pudieran derivar directamente de este conflicto o por la posible aparición de segundas derivadas como consecuencia de las ansias de protagonismo y/o por las “ocultas” intenciones de los mencionados nuevos actores en el mismo.

Estamos siendo testigos del mayor genocidio y crisis humanitaria desde la II Guerra Mundial y movemos muy pocos músculos, fuerzas o conciencias ante ello. Las masacres masivas de personas, su lanzamiento a las diferentes rutas de emigración -en las que muchos mueren de forma horrorosa- como desplazados o refugiados puede ocasionar un vacío irreparable de determinadas razas, etnias o tendencias religiosas asentadas en la zona durante siglos. La destrucción definitiva del extenso patrimonio artístico, histórico y cultural de la zona nunca se podrá recomponer ni valorar en su justa medida.

Europa, que en general, aporta pocos medios o implicaciones mínimas a la solución del conflicto, deberá hacer frente a los millones de personas que penosamente llegarán a sus fronteras en busca de asilo, lo que sin lugar a dudas, supondrá a corto y medio plazo un hándicap de graves consecuencias para la recuperación económica del Continente especialmente durante la crisis que atraviesa. La llegada masiva de asilados a Grecia puede poner aún más en peligro su recuperación e incluso podría llegar a ser empleada como un arma de doble filo por los griegos (al justificar la solicitud de mayores ayudas a la UE o futuros impagos de su deuda).

Rusia y China están encantados con el devenir de los acontecimientos y de observar que somos incapaces de resolver un problema que nos mantiene entretenidos en una constante discusión interna y que al mismo tiempo, nos crea problemas: sociales, humanitarios y económicos; mientras que ellos, campan por otros derroteros y ejecutan movimientos expansivos peligrosos, no se apuntan al esfuerzo conjunto y solo ponen trabas a la acción realizada manteniendo la vista en la defensa de su protegido, Siria.

Es la hora de que las NNUU tomen un mayor protagonismo en la solución de este conflicto, se dicten resoluciones eficaces y se fuerce a las grandes Alianzas como la OTAN a tomar carta en el asunto de forma efectiva, resolutiva y a la mayor brevedad posible. Para ello, al menos, los europeos y los norteamericanos debemos tomar conciencia de que este problema no es local, no se resuelve con los métodos y medios hasta ahora empleados y de que, de seguir así, muchas de las cuestiones enunciadas tardarán en resolverse o, nunca lo harán.

[1] Revista Ejército, nº 886, Enero 2015; página 26; http://publicaciones.defensa.gob.es/inicio/revistas/numero/5ejercito-ra-español/886?rev=0b98a36b-fb63-65ab-9bdd-ff0000451707&R=5393896b-fb63-65ab-9bdd-ff0000451707
[2] Traducción libre del autor: “A lo largo del pasado año, hemos eliminado varios miles combatientes del EI del campo de batalla, así como decenas de dirigentes de la organización.” “Nuestros ataques aéreos en Siria contra el EI continúan para seguir negándoles refugio y alterar su capacidad de proyección de combate en Irak lo que, a su vez, ha facilitado a las fuerzas iraquíes el necesario tiempo y espacio para regenerar su potencia de combate y pasar a la ofensiva”. Fuente: http://www.globalsecurity.org/military/library/news/2015/08/mil-150807-afps02.htm
[3] La OTAN tiene desplegadas en Turquía dos Baterías PATRIOT (una de ellas española) para la defensa de su espacio aéreo contra ataques procedentes desde Siria.
[4] http://www.understandingwar.org/sites/default/files/ISW-%20Tracking%20ISIS%20Since%20(Before)%20the%20Islamic%20State.pdf
[5] https://sites.google.com/site/articulosfjavierblasco/analisis-de-los-asuntos-y-conflictos-de-transcendencia-internacional-en-2014
[6] Venta de armamentos y misiles, defensa de posturas y mediación posterior en los temas de empleo y supresión de las Armas Químicas sirias y diversos tipos de apoyos en inteligencia.

F. Javier Blasco Robledo. agosto 2015

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