Al estudiantado de la EII:

Soy Natalia Ríos, antigua alumna de la Escuela.

Mi llegada a la Escuela fue un poco fortuita: quería ser arquitecta, pero en el último momento cambié de opinión y decidí cursar Ingeniería Industrial.

En mi primer año no me pareció tan dura como lo pintaban. ¡Aprobé 8 asignaturas! El golpe de realidad vino en segundo, cuando estudiando tanto como el año anterior llegué apenas a aprobar la mitad de las asignaturas. Pero las dudas serias y el arrepentimiento por el camino elegido fue en tercero.

Veía que mis compañeros avanzaban y yo, a pesar de intentarlo, seguía sin aprobar. Valoré el cambiarme de carrera, pero ninguna de las alternativas que en su momento me atraían ahora lo hacían: Matemáticas, ahora me parecía demasiado poco práctica, y arquitectura demasiado creativa... y es que la Escuela ya había moldeado y perfilado mi mente.

Decidí darme un año más, y lucharlo con todo lo que tenía, y ahora me alegro enormemente de ello. Terminé el Grado y hasta me quedaron ganas para cursar el Máster de Ingeniería Industrial, eligiendo la rama de hidráulica, que siempre ha sido lo que más me ha atraído de todo lo que aprendí en la Escuela.

En 2018 salí al mundo laboral y, después de trabajar en varias empresas y relacionarme con diferentes personas, confirmé una verdad: los ingenieros estamos hechos de una pasta diferente. Tenemos otra forma de enfrentarnos a los problemas, y es gracias a la formación que recibimos durante la carrera: el pelearnos con problemas imposibles y no desistir hasta entenderlo, el deseo de avanzar y hasta el pelear por las décimas, creo que forja personas tenaces que no se amedrentan ante los desafíos. Y eso, para mí, es lo más importante que nos enseña la Escuela.

Una última cosa: ¡he utilizado los apuntes de la carrera! Trabajo diseñando redes enterradas de drenaje, saneamiento y abastecimiento y las primeras pérdidas de cargas las estimé con los apuntes de Fluídos. No subestiméis nada de los aprendido, todo sirve.

Solo me queda desearos mucho ánimo, estéis en el punto que estéis. Luchad por lo que queréis, la recompensa finalmente llega.

Un abrazo,

Natalia