Troya semblanza
JOSÉ MARÍA TROYA LINERO
Difícil reto el de resumir en unas líneas la figura de José María Troya Linero, Catedrático de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Málaga. Difícil, no solo por la relevancia del académico en una institución como la Universidad de Málaga y especialmente en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, sino también por la influencia de la persona en todos los que tuvimos la suerte de compartir su andadura desde que se incorporó a nuestra Universidad en 1988.
Fue uno de los catedráticos procedentes de otras universidades españolas que se incorporaron a Málaga con la misión de organizar los estudios de Informática que en ese momento se estaban implantando. Además, le correspondió hacerlo en el ámbito del área de Lenguajes y Sistemas Informáticos, que es la que más crecimiento ha experimentado en el transcurso de estos casi 30 años. Como Director del Departamento de Lenguajes y Ciencias de la Computación desde su creación hasta 1999, lideró la irrupción de la Informática de Málaga en el panorama nacional e internacional de investigación. Convencido de la importancia que la actividad investigadora tiene para garantizar una docencia universitaria de calidad, defendió en todos los ámbitos de responsabilidad que le tocaba ejercer la necesidad de que el docente universitario desarrollase tanto su perfil docente como el investigador. Y predicaba con el ejemplo. Además de otros muchos premios y reconocimientos, en 2012 se le concedió el premio Aritmel, otorgado por la Sociedad Científica Informática de España (SCIE), por sus aportaciones científicas en el área de la Ingeniería Informática.
Con la capacidad que le caracterizaba para simultanear su actividad docente e investigadora con la de gestión, tras su paso por el Vicerrectorado de Infraestructuras, asumió la Dirección de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática y, de nuevo, le tocó liderar otro cambio sustancial; en esta ocasión, la incorporación al Espacio Europeo de Educación Superior, con la definición e implantación de los actuales planes de estudio. Y, siempre inquieto, desde hace cuatro años estaba empeñado en la creación de un Instituto de Investigación en Tecnologías e Ingeniería del Software, del que era su Director.
Enemigo de las imposiciones y siempre buscando el consenso, era capaz de defender con convicción sus opiniones al tiempo que sabía escuchar y aceptar las de otros. Muestra de ello es que, en una institución aficionada a la atomización y división como es la Universidad, supo mantener unido un departamento que hoy es el más grande de la Universidad de Málaga (con alrededor de 100 profesores) y un grupo de investigación de más de 50 miembros.
Pero, a pesar de los éxitos en su carrera profesional la faceta que más me gustaría resaltar es la personal. Los que hemos estado cerca de José María en diferentes contextos, sabemos de su compromiso con la familia y los amigos. De hecho, muchos de los que hemos recorrido la carrera universitaria bajo su supervisión, lo tenemos como un jefe generoso, un gran maestro, pero sobre todo un excelente amigo.
La Universidad de Málaga pierde un excelente académico, pero hemos de quedarnos con lo mejor de su legado, las personas a las que ha contribuido a formar y que están llamadas ahora a continuar su labor y los proyectos que dejó abiertos.
Ernesto Pimentel Sánchez
Director de la E.T.S. Ingeniería Informática