Un estudio experimental realizado en la Universidad de Berkeley (California), en colaboración con dos investigadores de la Universidad de Málaga, demuestra como las alas de los insectos y los colibríes están diseñadas para autorrotar, logrando una eficiencia aerodinámica similar a la que poseen las semillas de ciertos árboles, que comparten esta particularidad natural como estrategia para decelerar.

Al igual que las semillas de los arces y de otros árboles giran en su caída alrededor de su centro de masa, creando fuerzas aerodinámicas verticales que disminuyen notablemente su velocidad de caída, en este trabajo se demuestra experimentalmente que las alas de 10 especies de insectos muy diferentes y las de los colibríes también están diseñadas para autorrotar, con una eficiencia aerodinámica parecida a la de dichas semillas.

El estudio proporciona además una ley que resume y modela el comportamiento aerodinámico, tanto de las semillas, como en el caso de las alas autorrotantes, y que en el futuro puede servir para explorar el diseño aerodinámico de estas últimas, que podría utilizarse, por ejemplo, para la sustentación de microvehículos aéreos.

El trabajo titulado On the autorotation of animal wings ha sido publicado en la prestigiosa revista científica ‘Journal of the Royal Society Interface’, cuya portada de enero se dedica en exclusiva a esta investigación.

Los experimentos se realizaron en el túnel de viento vertical del Animal flight laboratory de la Universidad de Berkeley (California), dirigido por el investigador de la Universidad de Berkeley, Robert Dudley. La colaboración entre los investigadores de Berkeley, Victor Ortega Jiménez y Robert Dudley, y los investigadores de la Universidad de Málaga, Antonio Martín Alcántara y Ramón Fernández Feria, ha sido posible gracias a ayudas de movilidad del campus de excelencia internacional Andalucía Tech y a un proyecto del Plan Nacional de I+D+i.

En la foto que acompaña a esta información, realizada por el Dr. Víctor Ortega Jiménez de la Universidad de Berkeley, se muestra, utilizando humo, el torbellino que desprende un ala de colibrí autorrotando en un túnel de viento, creando un vórtice que es esencial para entender el fenómeno estudiado.