Un equipo formado por un profesor, profesionales y estudiantes de la ETS de Arquitectura de la Universidad de Málaga ha obtenido el segundo premio del concurso internacional ‘Rethinking Lanzarote’ con el proyecto “Almacén  de  Sombras”, de los autores Francisco  Javier  Castellano  Pulido (Arquitecto), Tomas García Piriz  (Arquitecto), Álvaro Castellano Pulido (Arquitecto Infógrafo) y los estudiantes de la Escuela Adrian Lobillo Berenguer, Manuel J. Palma Segovia, Manuel F. Villarubia  Rojan, y Salvador Salgado Alcaraz.

La plaza “El Almacén”, en Lanzarote, es un espacio urbano incompleto y difícil de definir, objeto de todo tipo de especulaciones, deseos y proyecciones, un espacio aparentemente residual pero, a la vez, repleto de posibilidades.

“Más allá de su utilización como aparcamiento no regulado, es quizás su uso como lugar para festejos y conciertos al aire libre aquello que le ha dotado de mayor sentido, convirtiéndolo en un prometedor escenario. A pesar de ser calificado como zona verde en el Plan Urbanístico, la libertad que ofrece para organizar todo tipo de actividades permite concebir este lugar como una sala descubierta o un patio abierto a la escenificación urbana”, comenta el equipo ganador.

La propuesta ‘Almacén de Sombras’ realiza una respuesta a este deseo a través de una suerte de infraestructura abierta, relacional y flexible. Se trata de una infraestructura urbana porque se ofrece como soporte de todo tipo de elementos productores de sombra y frescor. La vegetación se cuelga en cables o macetas, como sucede en muchos patios de Lanzarote, protegiendo las plantas durante el día y dejando que la luz artificial penetre entre las hojas durante la noche; los árboles existentes se trasplantan a la zona Oeste, sirviendo de antesala vegetal a la plaza; las plantas en los tiestos existentes se reutilizan, construyendo maceteros móviles que pueden desplazarse hacia los bordes durante los eventos, quedando almacenados.

La infraestructura elevada se rodea con elementos lineales, cuerdas o cabos, conformando una suerte de umbráculo o pérgola capaz de filtrar la luz, proteger las plantas del viento y atrapar la sombra para los ciudadanos. En su materialidad, se establece además una relación directa con el paisaje marítimo de Arrecife.

Finalmente, en la parte superior, dentro de la pérgola, se instala una galería de mantenimiento de luces y plantas colgadas, una suerte de camino en el interior de un jardín colgante que puede ser utilizado de forma temporal para actividades expositivas y culturales.