“Pérdida colectiva de derechos económicos, sociales y políticos, precariedad laboral y vital, leyes mordazas, auge del racismo, la xenofobia y el machismo, ascenso de la ultraderecha, violencia y destrucción medioambiental” han sido los ejes temáticos del encuentro “Islas Encendidas”, celebrado en la Universidad de Málaga del 19 al 21 de octubre.

Con el objetivo de “construir y visibilizar alternativas” se han reunido en el Campus de El Ejido más de 300 personas de un centenar de organizaciones y colectivos sociales de distintos ámbitos: ecologistas, feministas, a favor de los derechos de las personas migrantes y refugiadas, oenegés de desarrollo y medios de comunicación, entre otros.

La Delegada de Igualdad y Acción Social de la Universidad de Málaga, Isabel Jiménez, coorganizadora del encuentro junto a Quorum Global, dio la bienvenida en pleno a los participantes, que posteriormente se organizaron en grupos de trabajo y laboratorios sociales en el Paraninfo universitario y en las facultades de Ciencias Económicas y Empresariales, Arquitectura y Bellas Artes.

El encuentro inició con una entrevista colectiva, moderada por Magda Bandera, directora de La Marea, en la que participaron Lucrecia Sáenz Hernández, integrante del colectivo de trabajadoras del hogar Territorio Doméstico; Gilbert Jassey, vicepresidente de La Bolina, asociación granadina de personas refugiadas, migrantes y locales centrada en el desarrollo rural; Sonia Ros Muriel, miembro de la plataforma ciudadana Stop Mare Mortum; y Paula Guerra Cáceres, presidenta de SOS Racismo-Madrid.

Yayo Herrero, integrante del think tank Foro Transiciones, cerró las jornadas con una intervención resumen del sentir general de las personas participantes: “Sería insensato decir que no tenemos propuestas. Tenemos propuestas, lo que no tenemos es poder. Necesitamos construir poder colectivo”. En el campo de las conclusiones, en un marco para la “acción conjunta” de organizaciones y colectivos sociales, se ha abogado por “aprender del movimiento feminista, un modelo económico que gire en torno al bienestar de las personas y el planeta, recuperar la democracia y defender el derecho a la participación ciudadana, reconquistar el Derecho como herramienta de protección de las personas; prevenir y erradicar las múltiples violencias que sufrimos y recuperar la potencialidad transformadora de lo local y cotidiano”.