El veterano reportero Diego Carcedo, presidente de la Asociación de Periodistas Europeos, ha protagonizado hoy un coloquio organizado por el Foro Alumni-UMA con una conferencia titulada ‘Porfirio Smerdou, un héroe casi anónimo’, en el que ha rememorado la labor solidaria desarrollada por el que fuera cónsul honorario de México en Málaga, lo que le llevó a calificarlo como el ‘Schindler de la Guerra Civil Española’ en un libro con el mismo título.

Carcedo ha pronunciado su charla en el Colegio de Abogados de Málaga, en un acto organizado por la Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad de Málaga, acompañado, entre otros, por el presidente de este foro, Carlos de las Heras, y por Francisco Javier Lara, decano del órgano colegial. Han asistido al coloquio distintos familiares de Porfirio Smerdou, como su sobrino Guillermo Jiménez Smerdou, periodista especializado en cine que fuera director de Radio Nacional de Málaga, su nieto y su sobrino-nieto.

Porfirio Smerdou Fleissner (Trieste, 12 de febrero de 1905-El Escorial, 11 de mayo de 2002), fue un ciudadano mejicano ahijado de Porfirio Díaz y cónsul honorario de México en Málaga al estallar la Guerra Civil Española.

Casado con Concha Altolaguirre, hermana del poeta de la Generación del 27, al empezar las matanzas de 1936 en la capital malagueña –todavía zona republicana rodeada de tropas nacionales-, Smerdou aprovechó sus contactos y amistades y consiguió brindar refugio en su domicilio particular, una casa de El Limonar llamada Villa Maya, a más de 500 personas, todas ellas represaliadas. En un principio acogió a familias de situación acomodada, perseguidas por los republicanos, pero también le dio asilo a republicanos cuando el alzamiento triunfó finalmente en Málaga.

Toda esta historia la plasmó Diego Carcedo en un libro escrito hace 11 años. El autor narró a la concurrencia la forma en que le llegó la labor de Smerdou, quien se puso en contacto con el periodista para felicitarlo por un libro anterior, ‘Un español frente al holocausto’, en el que contó las hazañas de Ángel Sanz Briz, que dieron origen a la película ‘El ángel de Budapest’.

Carcedo se reunió con Smerdou en su domicilio de El Escorial, donde conoció lo que ocurrió en la casa malagueña del cónsul entre 1936 y 1937. En el transcurso de sus conversaciones recibió documentos y escritos que avalaban la veracidad del relato y conoció en primera persona la terrible situación que vivió la población tras el estallido de la guerra fraticida.

Solidaridad

Porfirio Smerdou siempre defendió su actitud en aras de la humanidad y Diego Carcedo, con la distancia que da el tiempo, concluye su análisis sobre la vida y obra del cónsul con una máxima: “el valor de la solidaridad”.

Porque solo por solidaridad y humanidad se pueda dar cobijo, a la vez y en un residencia pequeña, a 50 personas perseguidas, con todos los problemas que ello trae consigo. La bandera de México que ondeaba en la casa de la calle República Argentina era un seguro de vida para los habitantes de Villa Maya. Smerdou se preocupaba de su manutención e incluso alguna vez facilitaba su salida a través del Puerto cercano.

Con “una memoria prodigiosa”, en palabras de Carcedo, Porfirio Smerdou, a sus casi 90 años, narró con todo lujo de detalles sus andanzas en aquellos días. Andanzas que le costaron el puesto cuando Carlos Arias Navarro acudió a Málaga para ocupar la plaza de fiscal general. Acusado de masón, tuvo que marcharse al extranjero. Tras la guerra pidió y obtuvo la nacionalidad española.

Los asistentes al coloquio organizado por el Foro Alumni asistieron emocionados a la charla de Carcedo. Entre el público estuvieron algunos de los descendientes de los acogidos en Villa Maya, que agradecieron al autor el recuerdo hacia el que fue el auténtico protector de las vidas de sus progenitores.