Alhambra Nievas, alumna de la Escuela Superior de Ingeniería de Telecomunicación en nuestra Universidad, acaba de protagonizar una página brillante en la historia del Rugby al convertirse en la primera mujer en ser elegida como mejor árbitro del mundo en la ceremonia de los World Rugby Awards, celebrada el pasado domingo, día 13, en Hilton London Metropole de la capital británica. Tras su vuelta de Londres conversamos con ella en el Complejo Deportivo Universitario de Teatinos, momentos antes de que partiera para San Sebastián donde este sábado será árbitra asistente en un “test match” masculino entre las selecciones de Tonga y Estados Unidos, un nuevo hito en su carrera ya que será la primera mujer que arbitre un encuentro masculino de este nivel. Un nuevo reto superado por esta deportista que se niega a aceptar los estereotipos y que piensa que su mayor virtud es que “cuando me han dado una oportunidad he estado preparada para afrontarla”.

Alhambra es natural de Beas de Granada, un pequeño pueblo situado entre la capital granadina y Sierra Nevada, y desde muy niña practicaba todo tipo de deportes, pero no conoció el Rugby hasta los 19 años cuando se desplazó a Málaga para cursar Ingeniería de Telecomunicación en nuestra Universidad. “Descubrí el Rugby en 2002 en estas mismas instalaciones y ese descubrimiento cambió mi vida. Durante años -explica- el pabellón de Deportes de la UMA fue como mi casa ya que además la Escuela de Teleco está aquí al lado y pasaba la mayor parte del tiempo del pabellón a la escuela y de la escuela al pabellón”. “Cuando digo que el Rugby cambió mi vida -continúa- lo digo con todas las de la ley. Los valores que se aprenden en este deporte -tanto cuando lo practicas como cuando lo disfrutas como espectador- como el trabajo en equipo, el respeto, la solidaridad y el disfrute de su práctica son, en parte, comunes a otros deportes, pero en el Rugby se manifiestan con mayor intensidad”.

Cuando llevaba cuatro años practicando Rugby, en 2006, comenzó una carrera paralela como colegiada; el mismo año en el que debutó como internacional con la selección española en un partido ante Inglaterra en el Torneo VI naciones femenino. Durante muchos años, Alhambra fue el alma del equipo femenino de Rugby de la UMA. Durante 6 años compatibilizó la práctica del Rugby con el arbitraje y, en su último año como jugadora, el equipo de la UMA se quedó en puertas de lograr el ascenso a la División de Honor, un hecho que le llevó a replantearse su futuro y a tomar la decisión de colgar las botas y dedicarse por entero al arbitraje. “Es curioso como ocurren a veces las cosas -rememora-. Cuando se frustró el ascenso me llevé un gran disgusto, pero si lo hubiéramos logrado habría seguido un año más y no estaría ahora disfrutando de todo lo que me ha ocurrido como árbitra”.

DIEZ AÑOS PARA RECORDAR

En estos diez años dedicados al arbitraje, Alhambra ha tenido una carrera en continua ascensión. Después de cinco años dirigiendo partidos de Rugby femenino a nivel regional y nacional, en 2012 comenzó a arbitrar partidos de la División de Honor masculina; al año siguiente se estrena en encuentros internacionales de Rugby-7 y en 2014 debutó en un encuentro de Rugby-15 entre Nueva Zelanda y Samoa, arbitró la final de la Copa del Rey masculina, convirtiéndose en la tercera mujer en lograrlo y dirigió dos partidos de la Copa Mundial Femenina de Rugby, un logro que previamente sólo había logrado un colegiado español, el madrileño José Juega. Las buenas actuaciones en todos estos compromisos reforzaron su prestigio y en 2015 le abrieron las puertas a dirigir tres partidos en el Torneo Seis Naciones; a asistir como árbitra suplente al Preolímpico masculino disputado en Mónaco, en el que llegó a pitar dos partidos por lesión de un compañero y a ser finalista en los World Rugby Awards de 2015, galardón que recayó finalmente en el galés Nigel Owens. “Para mi -explica- aquella experiencia ya fue un sueño y todo un honor compartir candidatura con Nigel, un árbitro al que admiro desde hace años”.

El año pasado no pudo ser, pero el nivel mostrado por Alhambra le abrió las puertas para dirigir partidos del torneo Olímpico de Rugby-7 femenino en Río de Janeiro. Su buena actuación en la fase de grupos le valió para ser elegida para arbitrar la final y su magnífica labor en el encuentro entre Australia y Nueva Zelanda le llevó nuevamente a ser candidata a los premios mundiales de Rugby. “Fue una final complicada -recuerda- en la que me vi obligada a expulsar a una jugadora neozelandesa, Portia Woodman, una de las puntales del equipo”. “La reacción de Portia, tanto en aquel momento como en la gala del pasado domingo, es de las que me hacen amar este deporte. En el partido reconoció con un gesto la justicia de mi decisión y en la gala se aproximó para felicitarme por el premio y eso que su expulsión pudo ser crucial para que su equipo no ganara la final olímpica”.

Y este año, finalmente, Alhambra logró la nominación como mejor colegiada del mundo, premio que compartió con el árbitro sudafricano Rasta Rasivhenge. “Ha sido una semana increíble -comenta-, algo que no me podía ni imaginar que pudiera llegar a alcanzar” y es que para completar la semana, el pasado miércoles recibió, de manos de Jorge Garbajosa, la medalla de bronce al mérito deportivo que concede el Consejo Superior de Deportes. Entre premios y felicitaciones apenas ha tenido tiempo para nada. “No se ya cuantas llamadas he recibido, aunque quizás la que más ilusión me hizo fue la de mi abuelo que, totalmente emocionado, me transmitió que en el pueblo estaba todo el mundo revolucionado”.

AGRADECIMIENTO A LA UMA

En estos momentos dulces, Alhambra no se olvida de la Universidad de Málaga, ni de mostrar su respaldo a causas de apoyo con los más desfavorecidos. Se acercó al pabellón de deportes con su medalla y su trofeo y quiso aportar su granito de arena a dos causas solidarias que se promueven desde la UMA, posando ante los displays de las campañas “Queremos iluminar el mundo”, de Manos Unidas y “He for She”, promovida por la ONU para luchar contra la discriminación por sexo y contra la violencia de género.

“No puedo entender la desigualdad, ni la discriminación entre personas. Yo creo que en el futuro se dejará de hablar de hombres y mujeres, pero mientras se logra es preciso colaborar en estas iniciativas y no aceptar los estereotipos”. “Para mi, siempre ha sido un reto superar esas diferencias. Recuerdo que cuando era una jovencita me apunté en un torneo de dominó en mi pueblo sólo porque nunca habían participado mujeres. No lo gané, pero si que conseguí ganar algunas partidas y ver la cara de incredulidad de los hombres que habían sido derrotados por una jovenzuela ya fue suficiente recompensa”.

Ese afán de superar retos y romper moldes pudo tener su peso a la hora de decidir cursar una de las carreras con menor tasa femenina en las aulas y optar por un deporte como el Rugby, “a pesar de los temores iniciales de mi madre que no llevaba nada bien eso de verme llegar magullada después de un partido, aunque pronto, en cuanto se dio cuenta de lo feliz que me hacía, cambió el chip y me apoyó de todo corazón”. Lo cierto es que ha superado con nota los dos retos y en la actualidad, con sólo 33 años, es parte de la historia del Rugby mundial y ha terminado sus estudios de Ingeniería de Telecomunicación, aunque aún le falta presentar el proyecto de fin de carrera. “Me he decidido por realizar un trabajo sobre Tecnología de la Información y la Comunicación (ITC) aplicada al Complejo Deportivo de la UMA. No se me ocurrió nada mejor que poder devolver a la Universidad de Málaga y a este pabellón, que ha sido mi casa durante tantos años, algo de lo que me han dado durante tantos años”.

17-11-2016