El ciclo “Reinventando la vida en común”, organizado por la Fundación General de la Universidad de Málaga (FGUMA) y La Térmica, Centro de Cultura Contemporánea de la Diputación, ha vuelto con la celebración de la primera de sus charlas en formato online a través de una videoconferencia en directo. El protagonista ha sido Daniel Raventós, presidente de la Red Renta Básica, que pertenece a la Basic Income Earth Network, doctor en Ciencias Económicas y profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona. El diálogo con Sebastián Escámez, profesor de Ciencia Política de la UMA y coordinador de este proyecto, se ha centrado en la viabilidad de una renta de ciudadanía, un tema de plena actualidad ya que desde algunos sectores se reivindica como un instrumento para hacer frente a la emergencia social causada por la COVID-19.

Durante esta charla se han analizado preguntas como si sería financiable algo así en la España tras la pandemia o si es la mejor manera de combatir la pobreza y la desigualdad. La presentación del evento ha corrido a cargo de Luisa María del Águila, coordinadora académica de Cultura de la FGUMA.

Raventós, uno de los mayores expertos de Europa en renta básica, ha aclarado que, aunque desde el ámbito de la política, los medios de comunicación y la ciudadanía se habla de la renta básica como una solución de urgencia, debido a que hay miles de personas que han perdido sus empleos, existe confusión con algunos términos. Así, ha explicado que la renta básica es una asignación pública monetaria incondicional y universal. “Es diferente a una renta para pobres, que es la medida a la que se refiere el Gobierno español, y que no sería universal sino para aquellos que cumplan unas características, como no llegar a un determinado nivel de renta”, ha argumentado. “El ingreso mínimo vital, que es un subsidio para pobres, es insuficiente, porque es una cantidad condicionada a ciertos requisitos que dejaría fuera al 80 por ciento de la población pobre en España”, ha afirmado.

El ponente ha añadido que este tipo de ayudas condicionadas y no universales acarrean problemas como la estigmatización o lo que denomina “trampa a la pobreza”, que es aquella situación que se produce cuando a una persona que recibe un subsidio condicionado le ofrecen un trabajo con pésimas condiciones y si lo acepta tiene que renunciar a esta ayuda. “Esto no ocurre con la renta básica porque es compatible con otra fuente de renta”, ha añadido.

A la pregunta de si es justa una renta básica, Raventós, miembro fundador de la revista política internacional “Sin Permiso”, ha comentado que distintas teorías la han justificado. “Un pobre no es, ni puede ser, libre si no tiene la existencia material garantizada dadas las condiciones económicas de cada sociedad”, ha manifestado. En cuanto a la cantidad, Raventós defiende una al menos igual al umbral de la pobreza, “si un Estado la pone en marcha está demostrado que la pobreza desaparece”. Ha enunciado que en 2019, según datos oficiales, en España había más de 11 millones de pobres y que los subsidios que existen en las diferentes comunidades autónomas no logran acabar con estas desigualdades.

En cuanto a las críticas, como la de que la gente con esta ayuda no querría trabajar, Raventós considera que son opiniones propias del sector económico más conservador que históricamente critica o desconfía de todo tipo de medida que beneficie a los que no son ricos.

Por último, ha querido aclarar que al poner en marcha una renta básica universal no se suprimiría ni un céntimo en Educación Sanidad.