"La discriminación de las mujeres es incompatible con la democracia"
Shirin Ebadi defiende que los procesos democráticos deben de ser una conquista de la sociedad civil
Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz en 2003, considera que “aunque estamos en el tercer milenio y aunque la sociedad haya dado pasos increíbles en el ámbito de la ciencia y la tecnología, la civilización humana aún no ha avanzado lo suficiente para asegurar la igualdad entre hombres y mujeres”. Esta constatación marcó el inicio de la charla que ha pronunciado en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. La conferecia, organizada por el Vicerrectorado de Igualdad, ha estado presidida por el decano del centro, Juan Antonio García Galindo, y por la vicerrectora de Igualdad, Teresa Prieto.
La conferencia, en la que la primera ciudadana iraquí y la primera mujer musulmana en recibir el Premio Nobel abordó los problemas derivados de “Ser mujer en Irán y en los países islámicos”, fue seguida por un público muy atento que al término de la charla participó en un debate muy interesante sobre las interacciones de las religiones con los procesos democráticos y sobre los últimos procesos de levantamientos populares que se están sucediendo por países árabes con regímenes no democráticos.
La lucha por la democracia y por la igualdad de la mujer son dos de los asuntos que han llenado la vida de esta licenciada en Derecho por la Universidad de Teherán, que en su momento se convirtió en la primera Juez de su país, donde llegó a tener cargo de responsabilidad dentro de la judicatura iraní y que perdió buena parte de su carrera profesional con el triunfo de la revolución islámica. A pesar de los problemas que ha tenido que afrontar por interpretaciones rigurosas del Islam, ella tiene tan claro que el papel de subordinación de la mujer es más un problema cultural que religioso como que sólo se puede hablar de democracia cuando las mujeres no son discriminadas por la ley.
“No es el Islam el que condena a la mujer a situaciones de inferioridad, de hecho la realidad de las mujeres es muy distinta en Arabia Saudí, Indonesia, Pakistán o Marruecos. El problema es más cultural, derivado de una sociedad patriarcal, el que lleva a hacer esas lecturas misóginas de unos textos que para nada tienen la carga contra las mujeres que nos quieren hacer creer”. “Este problema cultural –incidió- no radica sólo en los hombres y, de hecho, el propio modelo patriarcal deja a las mujeres el papel de transmisoras de los valores de esa sociedad… todo hombre déspota y maltratador de mujeres ha sido criado por una mujer”.
Para superar esta situación es preciso que los hombres tomen conciencia de la situación, “en muchos casos, al menos en mi país, comparten planteamientos feministas sin problemas” y sobre todo “es preciso que las mujeres tomen conciencia de que el modelo patriarcal no es un buen modelo ni para sus hijas ni para la propia sociedad que necesita cuotas de libertad e igualdad que le permitan desarrollarse equilibradamente”.
Esta unión íntima entre la situación de la mujer y la vida en libertad y en democracia es otro de los pilares del discurso de Shirin Ebadi. “Podemos –afirma con contundencia- conocer el grado de desarrollo democrático que tiene un país simplemente conociendo la situación legal que tienen las mujeres en ese país”. “La existencia de leyes igualitarias no supone la superación de todas las trabas culturales que el patriarcado ha sembrado a lo largo de la historia, pero es una condición básica para que en un país se pueda dar una verdadera democracia”.
Shirin Ebadi se mostró muy esperanzada con los movimientos ciudadanos que se han generado en muchos países musulmanes gobernados por tiranos. “Es imposible saber hasta dónde van a llegar, ni siquiera si todos los países van a alcanzar los mismo objetivos, pero me parece un buen camino. La democracia no se puede imponer ni regalar a un país, no puede llegar protegida por bombas de racimo. La democracia en si misma debe de ser un proceso con sus etapas en las que el protagonista máximo debe ser el pueblo, la sociedad civil y concretamente las mujeres que deben luchar porque se remuevan todas las trabas que les impiden participar en igualdad de condiciones con los hombres”.
La profesora Ebadi concluyó su intervención haciendo referencia a la tecnología y a sus avances. Al comienzo de la charla constataba que los avances tecnológicos no habían llevado aparejados avances similares en lo social, pero al finalizar se mostró muy confiada en el papel que esos avances tecnológicos han tenido en las revueltas de Túnez, Egipto, Yemen y otros países islámicos. “Los flujos de información de forma libre –concluyó- han desbordado las posibilidades de respuesta de los tiranos y se han revelado como unos elementos de contagio de los valores democráticos y de participación mucho más efectivos que las invasiones y las guerras”.