Cuatro alumnos de postgrado y del último curso de grado en Historia del Arte, coordinados por el profesor Antonio Cruces Rodríguez, han puesto en marcha un proyecto de documentación, concienciación y defensa del patrimonio de la provincia de Málaga. La iniciativa, muy novedosa en el ámbito nacional, surgió el curso pasado  por iniciativa de cuatro alumnos que se beneficiaban de una beca de colaboración en el Departamento de Historia del Arte. El Departamento y el Vicerrectorado de Extensión Universitaria han prestado toda su colaboración a este proyecto para dar respaldo a una propuesta que persigue aumentar la implicación de la ciudadanía en la defensa de un patrimonio común, uno de los objetivos estratégicos de la institución universitaria.

 

El grupo que coordina el profesor Antonio Cruces Rodríguez está integrado por Cristian Campano Fernández; Rocío Gómez Mena, Mari Carmen Gómez Torres y Pablo Serrato Díaz, unidos temporalmente por una beca de colaboración y, de forma permanente, por una inequívoca pasión por las manifestaciones artísticas: “La Historia del Arte –explican en la presentación de la web que han habilitado para publicar las “heridas detectadas”- es nuestra vida, la razón de nuestros desvelos  académicos, y nuestro futuro profesional, y estamos dispuestos a defender el derecho de todos a disfrutar del patrimonio artístico-cultural que en herencia hemos recibido.”

 

La infraestructura tecnológica forma parte del conjunto de herramientas desarrollas por el Grupo de Investigación iArtHIS.Lab, del propio Departamento de Historia del Arte de la UMA. La metodología está basada en recopilación de datos sobre el estado de conservación de los bienes en riesgo de deterioro mediante su observación directa, elaboración de un estudio histórico, y publicación de las fichas en la web http://historiadelartemalaga.es/heridas_del_patrimonio. De momento, ya hay expuestas 20 heridas que abarcan edificios religiosos y civiles; fundamentalmente de la capital, pero  también hay dos monumentos  amenazados en Ronda.

 

Las lesiones más comunes que aquejan a los monumentos analizados hasta la fecha son de tres tipos: las primeras, derivadas de las condiciones ambientales, se concretan en problemas de humedad y deterioro de los materiales utilizados; las segundas, son atribuibles a casos de vandalismo, como pintadas o sustracciones de elementos; y las terceras, son consecuencia de una actitud de relajo por parte de las administraciones que no controlan el cumplimiento de sus propias normativas, como es el tendido de cables eléctricos por las fachadas.

 

En estos meses de funcionamiento del proyecto (la web se puso en marcha a finales de abril), cada uno de los integrantes del grupo ha realizado el análisis y la denuncia de algunas heridas sangrantes. Carmen Gómez ha centrado su trabajo en las iglesias del Sagrario y de San Juan, el Hospital de Santo Tomás y los Baños del Carmen y de las Delicias; Cristian Campano, por su parte, ha analizado la situación del Palacio del Marqués de la Sonora, la Iglesia de San Julián, el Colegio de San Agustín y dos edificios de viviendas, las de C/ San Juan 25 y la de Atarazanas, 11; Pablo Serrato ha estudiado la situación del Santuario de la Victoria, las pinturas murales de C/ San Felipe Neri, el Cementerio Inglés, la antigua Escuela San Telmo y el edificio de viviendas de C/ Victoria, 38; finalmente, Rocío Gómez ha realizado su trabajo en tres inmuebles de la capital, el Hotel Miramar, la Casa Hogar San José (sede de la fundación de la Generación del 27) y la Casa de Socorro de la Trinidad y dos de Ronda, la ermita de San Miguel o de la Santa Cruz y el Arco de Felipe V.

 

Veinte casos que nos dan una idea bastante aproximada de la gravedad de las heridas que aquejan al patrimonio cultural de la provincia. Pero aún queda mucho trabajo por hacer, muchos edificios pendientes de documentar para que tengamos una idea fiel de la enfermedad que aqueja a nuestro patrimonio monumental y para que podamos buscar las soluciones más adecuadas para sanar estas heridas. Una tarea que desborda las posibilidades del equipo que coordina Antonio Cruces, máxime cuando el proyecto no cuenta con financiación para su desarrollo. “Estaría bien –comenta el coordinador- que alguna fundación o alguna entidad apoyara financieramente este proyecto para poder avanzar más rápido, pero, mientras llega o no llega esa financiación, nosotros seguiremos haciendo un trabajo al que nos vemos obligados para concienciar sobre la necesidad de salvaguardar un bien común y muy valioso”.

 

Para seguir adelante con esta tarea de forma voluntaria, los promotores del proyecto reclaman la implicación de todos los ciudadanos interesados y, más concretamente, de los departamentos de Historia de los institutos de la provincia. “En la web –explica Antonio Cruces- se puede descargar el modelo de fichas que hay que rellenar y consultar las indicaciones sobre los datos que hay que observar y denunciar. El equipo de Departamento de Historia del Arte está dispuesto para realizar la comprobación del rigor con el que se ha descrito la herida detectada antes de subirla a la web”. “Este modelo –concluye- tiene la ventaja de que implica en la defensa y conservación del patrimonio a los propios vecinos y, en concreto, a los más jóvenes.  Un paso importante para lograr  la concienciación de la ciudadanía, uno de los objetivos básicos del proyecto”.

 

16-12-2013