¿Cuál es la mejora de la práctica docente?
El proyecto ha producido un impacto significativo en el aprendizaje del alumnado al mejorar sus competencias digitales, dotándolos de herramientas para manejar la tecnología en entornos educativos. Los estudiantes han desarrollado habilidades más robustas en la resolución de problemas, lo que ha fortalecido su capacidad para adaptarse a contextos de aprendizaje digitales. Además, han ganado confianza al utilizar las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) en su proceso formativo, preparándolos mejor para su futura labor docente.
La planificación inicial de las asignaturas se enriqueció al integrar un enfoque más práctico y digital. Los contenidos se estructuraron para incluir el uso de herramientas digitales que permitieran una aplicación más directa del conocimiento. Se incorporaron módulos que abarcan competencias tecnológicas, lo que favoreció una mayor integración entre teoría y práctica, brindando a los alumnos no solo conocimientos abstractos, sino también habilidades concretas aplicables en el aula.
En cuanto a la acción docente, el proyecto impulsó la adopción de metodologías activas, como el aprendizaje colaborativo y basado en proyectos, con el uso intensivo de plataformas digitales como Moodle. Los docentes adaptaron sus clases para integrar más dinámicas interactivas y centradas en el alumno, mejorando la participación en el aula. Se redujo la dependencia de métodos tradicionales de enseñanza, promoviendo una mayor flexibilidad y adaptabilidad en las estrategias pedagógicas.
La evaluación del alumnado se volvió más dinámica y continua. Gracias al desarrollo de nuevas herramientas de evaluación, los docentes pudieron medir de manera más precisa y en tiempo real el progreso en las competencias digitales. Se implementaron tanto evaluaciones formativas como sumativas, permitiendo un seguimiento más personalizado del proceso de aprendizaje. Esto facilitó la retroalimentación constante, mejorando así la calidad de los resultados de los estudiantes.
Otras mejoras significativas incluyeron la creación de un repositorio de recursos co-creados entre estudiantes y profesores, lo que promovió un modelo de enseñanza colaborativa. Además, la inclusión digital no solo mejoró la competencia tecnológica del alumnado, sino también la de los docentes, quienes participaron activamente en los módulos de formación. Esto ha generado un ecosistema de aprendizaje más cohesionado y preparado para los desafíos tecnológicos presentes y futuros.